LA IGLESIA NECESITA PERSONAS “CONTAGIOSAS EN LA SANTIDAD”: PALABRAS DEL PAPA A LA ASOCIACIÓN “FACCHINI DI SANTA ROSA” (11/01/2024)

La mañana de este 11 de enero el Papa Francisco recibió, en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, a una delegación de los “Facchini di Santa Rosa”. El Santo Padre les dirigió un breve saludo y entregó un discurso preparado en el que recordó la experiencia mística de la joven Rosa, que “hizo una elección de absoluta pobreza y dedicación a la caridad y fue una verdadera propulsora, involucrando a muchos otros con su amor a Jesús”. Compartimos a continuación el texto entregado por el Papa, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Estoy contento de darle la bienvenida a todos ustedes y les agradezco por haber venido en tan grande número. [Saludo al Obispo y a las autoridades civiles].

El suyo es un Sodalicio de fundación relativamente reciente, pero recoge una herencia muy antigua, que se remonta a la traslación de los restos de Santa Rosa, ocurrida en Viterbo en 1258 por disposición del papá Alejandro IV, de la iglesia de Santa María en Poggio a la de Santa María de las Rosas, hoy Santuario de Santa Rosa. Desde entonces, la celebración de la fiesta ha asumido la forma solemne que después, siguiendo su desarrollo en el tiempo, ha llegado hasta nosotros.

Las raíces de su historia nos llevan a los días en que la Santa vivió en Viterbo, donde tuvo una experiencia mística que la hizo promotora de devociones y de vitalidad cristiana para toda la ciudad. Muy joven, hizo una elección de pobreza absoluta y de dedicación a la caridad, Y fue una verdadera propulsora, involucrando con su amor por Jesús a muchos otros, hasta el punto de convertirse en una presencia incómoda para las autoridades, que la exiliaron junto con su familia. Una “santa agitada”, podríamos decir, pero por el Espíritu Santo, de manera que su experiencia interior no pudo permanecer oculta, sino que se propagó como la luz de una lámpara que ilumina toda la casa (cf. Mt 5, 14-16). Necesitamos santos así, también hoy: personas que no están en pantuflas en el sillón, sino que, ardientes por el deseo incontenible de vivir y anunciar el Evangelio, con pasión se vuelven contagiosos en la santidad (cf. Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 129; 138).

Y ustedes continúan transmitiendo esta memoria con su servicio y su compromiso de vida cristiana. Durante las celebraciones de la fiesta, transportan una “máquina” de cerca de 30 metros de alto y con un peso promedio de más de cincuenta quintales, en cuya parte superior está colocada la estatua de la Santa. Se trata de un signo espectacular, que cataliza a su alrededor a toda la ciudad y que atrae desde todo el mundo a multitudes de peregrinos y visitantes, hasta el punto de que desde 2013 la máquina de Santa Rosa recibió de la UNESCO el reconocimiento de “Patrimonio Inmaterial de la humanidad”. Recuerden, sin embargo, que lo que hacen es más importante que esto, porque ustedes, mostrando a todos con el “Transporte” qué grande es el ejemplo de Santa Rosa, a través de ella hacen conocer el Evangelio de Jesús. Eso es lo más importante: hacer conocer el Evangelio a través de Santa Rosa; y hacerlo juntos, unidos y solidarios, viviendo sus valores con “fe, fuerza y voluntad”, “respeto y humildad”, porque, en procesión y en la vida, una tarea tan grande nadie puede realizarla solo, precisamente como dicen sus estatutos y como recuerda uno de los lemas que repiten juntos durante el camino: «Semo tutti den sentimento».

Gracias por lo que hacen y por las muchas actividades asistenciales, culturales y Morales con las que sé que hacen activo y concreto en la vida de las personas, especialmente las más necesitadas, lo que representan en ocasión de la Fiesta. Los animo a mantener viva esta tradición y de corazón los bendigo. Y les pido, no se olviden de orar por mí.

Comentarios