QUE LOS SACERDOTES SIRVAN A LOS POBRES SIN AUTO REFERENCIALIDAD: PALABRAS DEL PAPA A SACERDOTES MISIONEROS DE LA REALEZA DE CRISTO (11/01/2024)

La mañana de este 11 de enero, en la Sala del Consistorio, el Instituto Secular de Sacerdotes Misioneros de la Realeza de Cristo, fundado hace 70 años por el Padre Gemelli fue recibido en audiencia por el Papa Francisco. Entregaron al Pontífice el plano del centro de formación en construcción en Burundi que llevará el nombre de Monseñor Michael Courtney, Nuncio Apostólico que dedicó muchos esfuerzos a la pacificación nacional y murió en un atentado en 2003. Reproducimos a continuación el discurso entregado por el Santo Padre, traducido del italiano:

Queridos hermanos, buenos días y bienvenidos:

Les doy mi bienvenida a ustedes que son una nutrida representación del Instituto Secular de los Sacerdotes Misioneros de la Realeza de Cristo, fundado por el padre Agostino Gemelli en 1953, hace poco más de 70 años. Entre ustedes hoy está un hermano africano, porque en los últimos tiempos los nuevos miembros son sobre todo sacerdotes de Guinea, de Burundi, de Ruanda y de otros países africanos. Y en Burundi están realizando un centro de formación dedicado a Mons. Courtney, Nuncio Apostólico asesinado en aquel país. Además, tienen algunas sociedades en Alemania y Polonia.

Les agradezco porque este encuentro me ofrece la ocasión de subrayar el valor de la secularidad en la vida y el ministerio de los sacerdotes. En efecto, secularidad no es sinónimo de laicidad. La secularidad es una dimensión de la Iglesia, llamada a servir y dar testimonio del Reino de Dios en este mundo. Y la consagración radicaliza esta dimensión, que claramente no es la única, pero es complementaria a la escatológica. La iglesia, todo bautizado, está en el mundo, es para el mundo, pero no es del mundo.

Si entonces la secularidad es una dimensión de la Iglesia, tanto los laicos como los clérigos están llamados a vivirla y a expresarla, aunque de manera distinta. Cada uno la realiza según su propia condición en la línea del misterio de la Encarnación. En estas décadas, ustedes los sacerdotes han hecho su camino, experimentando “en campo” esta identidad suya, enriquecido también por el encuentro con las hermanas Misioneras y los hermanos Misioneros de la Realeza de Cristo.

Son sacerdotes diocesanos y quieren ser plenamente partícipes en el presbiterio, en comunión con el Obispo y los hermanos. El Instituto los ayuda en eso. Lo hace según el carisma francisca no, que es el de la minoridad: así los forma para el servicio humilde, disponible, fraterno. Y lo hace según el modelo de la realeza de Cristo, que consiste en servir, en entregarse con generosidad, en pagar en persona, en la solidaridad con los pobres y los excluidos. Realeza y minoridad: en Cristo son una sola cosa y San Francisco da testimonio de ello.

Me agrada una expresión de su oración al Sagrado Corazón de Jesús, ahí donde dice: «Haz que seamos solidarios y amigos de la gente, apóstoles de simpatía y de verdad, para que el Evangelio se vuelva corazón del mundo». “Apóstoles de simpatía y de verdad”. Hermosa expresión, que ustedes repiten cada día para confirmar su voto de apostolado, convencidos de que, unidos a Cristo en el Espíritu Santo, se es apóstol ante todo con la propia humanidad, con esas virtudes humanas que el Concilio Vaticano II describe: la sinceridad, el respeto a la justicia, la fidelidad a la palabra dada, la gentileza, la discreción, la firmeza de ánimo, la ponderación, la rectitud (cf. Decr. Optatam totius, 11).

Queridos hermanos, que la fidelidad a esta su vocación los proteja de dos tendencias hoy difundidas, también entre los sacerdotes: la auto referencialidad y la mundanidad. Ninguno de nosotros es totalmente inmune a ellas. Es necesario reconocerlo y reaccionar con la gracia del Señor. Que les ayuden desde el cielo y los acompañen la Virgen y San Francisco de Asís. Los bendigo a todos de corazón. Y les pido por favor orar por mí. Gracias.

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