SEAN EXPERTOS DE CAMBIO: PALABRAS DEL PAPA A LA COORDINACIÓN DE ASOCIACIONES PARA LA COMUNICACIÓN (COPERCOM) (31/10/2022)

El Papa Francisco recibió la mañana de este 31 de octubre, en la Sala del Consistorio del Palacio Vaticano, a los participantes en el Encuentro promovido por la Coordinación de Asociaciones para la Comunicación (COPERCOM), con motivo del 25º aniversario de su fundación. “Cambiar no significa secundar las modas del momento, sino convertir la propia forma de ser y de pensar, partiendo de la actitud de estupor ante lo que no cambia y siempre es nuevo” afirmó el Papa, reflexionando sobre cuatro objetivos para seguir mejorando el trabajo de coordinación. Compartimos a continuación, el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Les doy la bienvenida y agradezco al Presidente de la Coordinación de Asociaciones para la Comunicación por sus corteses palabras. Me alegra compartir este momento de fiesta – pospuesto por dos años debido a la pandemia – por el 25º aniversario de fundación de la Coordinación, junto con todas las asociaciones que actualmente forman parte de ella. Es un acontecimiento que invita a dar gracias por la feliz intuición de constituir, con el apoyo de la Secretaría General de la Conferencia Episcopal Italiana, una organización que colocará en una red a las distintas asociaciones nacionales que trabajan en el campo de la comunicación. Al mismo tiempo, es una buena oportunidad para reflexionar sobre la misión que se requiere hoy a un organismo como el suyo: en efecto, los procesos de comunicación cambian continuamente y velozmente, y ello requiere un “extra” en las proyecciones y la visión. Por ello, aprovecho esta ocasión para reflexionar con ustedes sobre algunos objetivos.

El primero es, por así decirlo, institucional: la coordinación. Es un objetivo noble el de reunir a mayores realidades para lograr un fin muy preciso. Coordinar es un verbo que les es familiar. ¿Pero para quién? ¿Para qué? Son las interrogantes que ayudan a definir mejor el compromiso cotidiano por una buena comunicación. Coordinar no es una actividad sencilla, requiere paciencia, visión, unidad de intenciones y, sobre todo, la valoración de las distintas identidades asociativas, que se ponen a servicio del conjunto. Es necesario hacer fructificar los talentos y las competencias a beneficio de todos, al servicio de la Iglesia en Italia. Los animo a comenzar de nuevo desde aquí y a mirar hacia el futuro con confianza, listos también a emprender caminos distintos e innovadores. El camino realizado en estos veinticinco años les ofrece ya un buen equipaje de experiencia para poder mejorar aún más el trabajo de coordinación.

Un segundo objetivo es el cambio. Muchas veces observamos que «lo que estamos viviendo no es sencillamente una época de cambios, sino un cambio de época. Estamos, entonces, en uno de esos momentos en los que los cambios ya no son lineales, sino de época; constituyen opciones que transforman velozmente la forma de vivir, de relacionarse, de comunicar y elaborar el pensamiento, de relacionarse entre las generaciones humanas y de comprender y vivir la fe y la ciencia» (Discurso a la Curia Romana, 21 de diciembre 2019). Por tanto, no hay que temer dejarse interpelar por los desafíos y las oportunidades que el tiempo actual propone. En eso deberían ser expertos: ¡expertos de cambio! De hecho, ocupándose de la comunicación, saben muy bien cómo las innovaciones tecnológicas están acelerando los procesos y los pasos generacionales. El cambio, para ser enfrentado y manejado de manera fructífera, requiere una buena capacidad educativa y formativa. Los invito a mirar, de manera particular, a las nuevas generaciones y a identificar los caminos más adecuados no para secundar las modas del momento, sino para convertir el propio modo de ser y de pensar, a partir de la actitud de asombro ante lo que no cambia y sin embargo es siempre nuevo. Asombro que es el antídoto contra la costumbre repetitiva y la auto referencialidad. El asombro te lleva adelante, te hace cambiar, te hace caminar. La costumbre es repetitiva, y la auto referencialidad te hace mirarte a ti mismo, así, al espejo, para mirarte a ti.

El tercer objetivo es un tríptico: encuentro, escucha y palabra. Es una especie de “a-b-c” del buen comunicador, porque es la dinámica que está en la base de toda buena comunicación. Ante todo, el encuentro con el otro: significa abrir el propio corazón, sin fingir, a quien se tiene enfrente. El encuentro es el presupuesto del conocimiento. Si no hay un encuentro, no hay comunicación. Pero para que haya encuentro se necesita sinceridad. Fingir encontrarse es no encontrarse y eso es terrible. Después viene la escucha. Muy a menudo nos acercamos a los demás con nuestras convicciones, hechas de ideas preconcebidas y nos arriesgamos a permanecer impermeables a la realidad que tenemos enfrente. En cambio, se trata de aprender a hacer silencio, ante todo dentro de sí, y respetar al otro: respetarlo no formalmente, sino efectivamente, escuchándolo, porque cada persona es un misterio. La escucha es el ingrediente indispensable para que haya un diálogo verdadero. Sólo después de la escucha, llega la palabra. Escribe San Juan: «Lo que hemos visto y oído, nosotros se lo anunciamos también a ustedes, para que también ustedes estén en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo, Jesucristo» (1 Jn 1, 3). La palabra, surgida del silencio y la escucha, puede convertirse en anuncio y entonces la comunicación abre a la comunión. Encontrar, escuchar y después hablar. Que es su trabajo esté siempre guiado por estas acciones, poniendo siempre la atención en los sustantivos, es decir en las personas, más que en los adjetivos que distraen. Somos una cultura que ha caído en el adjetivismo, todo se adjetiva y cuando se adjetiva se pierde la sustancialidad de las cosas. Esta misma dinámica puede imprimir también un cambio para los distintos conflictos que parecen querer engullir este tiempo.

Y finalmente un último elemento: el camino sinodal, del que todos ustedes han escuchado hablar. La Iglesia, también en Italia, está realizando un camino, un proceso inserto en el que inició el año pasado a nivel universal y que continuará hasta 2024. Más allá de la distribución temporal, caminar de manera sinodal significa vivir en pleno la eclesialidad. Precisamente como enseñó el Concilio Vaticano II, que hace sesenta años estaba comenzando sus primeros pasos. Los exhorto, por tanto, a aportar su contribución específica a este camino de la Iglesia en Italia. Como asociaciones nacionales son lugares en los que cada día conceptos y teorías se miden con la fatiga y la esperanza de las mujeres y los hombres. Esta fraternidad de vida puede abrir una ventana importante en un tiempo de grandes conflictos. Que puedan ser, en su compromiso cotidiano, testigos y tejedores de comunión.

Los encomiendo a San Francisco de Sales, patrono de los periodistas y los comunicadores y al Beato Carlo Acutis, que nos muestra lo importante que es ser creativos, ser geniales en el mundo de la comunicación digital, no repetitivos. Los bendigo y hago oración por ustedes. Y ustedes, por favor, oren por mí. Gracias.

Comentarios