SIGAN POR EL CAMINO DE LA UNIDAD: MENSAJE DEL PAPA A LOS CATÓLICOS RUSOS (10/10/2021)

Toda la comunidad católica de la Federación Rusa se convertirá en “una semilla evangélica que, con alegría y humildad, ofrece una límpida transparencia del Reino de Dios”. Esta es la esperanza que el Papa Francisco confió en un mensaje, publicado este 10 de octubre y fechado el pasado 16 de septiembre, con motivo del 30º aniversario de la creación de las Administraciones Apostólicas para los católicos de rito latino en Rusia, en el que deseó a toda la comunidad que esté “en una búsqueda vocacional orientados a la comunión con todos”, porque ser testigos “es muy grato a Dios y contribuye al bien común de toda la sociedad”. Reproducimos a continuación, el texto completo del Mensaje, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas:

En la celebración del 30 aniversario de la institución de las administraciones apostólicas para los católicos de rito latino en aquella amada tierra, con alegría estoy espiritualmente presente entre ustedes a través de mi representante, S.E. Mons. Giovanni d’Aniello, en el deseo de corroborar la comunión eclesial que nos une en Cristo expresó a todos ustedes mi cercanía en la oración, reconociendo su testimonio de fe y de caridad.

Lo que celebran no representa solamente el recuerdo de actos jurídicos y de realidades formales. Es ante todo el momento para hacer memoria, con humildad y gratitud, del bien recibido del Señor  de tantos hermanos y hermanas que, como verdaderos y propios “santos de la puerta de al lado”, les han sostenido en el camino. Es también la ocasión propicia para proponerse, con la ayuda de la gracia, a crecer según el Evangelio, aspirando a convertirse en comunidades cada vez más dóciles a la Palabra de Dios, animadas por la esperanza y sostenidas por la fortaleza consoladora del espíritu; abiertas, en obediencia al supremo mandamiento del amorm al encuentro y al compartir solidario con todos, de manera especial con los hermanos y las hermanas de la Iglesia Ortodoxa.

La autoconciencia eclesial tiene constantemente necesidad de momentos fuertes, como el que están viviendo, para renovarse y purificarse, en particular para remover, con la ayuda de Dios, toda tentación de auto-referencialidad y de auto-celebración, para adherirse mejor a los mismos sentimientos que estuvieron en Cristo (cf. Fil 2, 5). En Él, que haciéndose siervo por nosotros, nos amó hasta el fin (cf. Jn 13, 1), Se regeneran nuestros comportamientos personales y comunitarios; con Él podemos convertirnos, como deseaba el Apóstol Pablo, en «alegres en la esperanza, fuertes en la tribulación, perseverantes en la oración, solícitos para las necesidades de los hermanos, atentos en la hospitalidad» (Rom 12, 13-13).

Mi deseo es que esta conmemoración estimule a toda la comunidad católica en la Federación rusa hacer una semilla evangélica que coma con alegría y humildad, ofrezca una clara transparencia del Reino de Dios. Les deseo que sean una comunidad de hombres y mujeres, niños y adultos, jóvenes y ancianos, sacerdotes y laicos, consagrados y personas en búsqueda vocacional orientados a la comunión con todos, para dar testimonio con sencillez y generosidad, en la vida familiar y en todo ámbito del vivir cotidiano, del don de gracia recibido. Esto es muy grato a Dios y contribuye al bien común de toda la sociedad. En particular, el testimonio cristiano sobresale al hacerse cargo de los demás, especialmente de los más necesitados y olvidados

Muy queridos hijos, «todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo» (1 Cor 12, 13): En el ámbito de la tradición cristiana oriental en que viven, es importante seguir caminando juntos a todos los hermanos y hermanas cristianas, sin cansarse de pedir la ayuda del Señor para profundizar el conocimiento recíproco y avanzar, paso a paso, por el camino de la unidad. Orando por todos y sirviendo a aquellos con los que compartimos la misma humanidad, que Jesús unió así de modo inseparable, nos descubriremos hermanos y hermanas en una peregrinación común hacia la meta de la comunión, que Dios nos señala en cada celebración eucarística.

Permanezcamos Unidos en Cristo: que el Espíritu Santo, derramado en nuestros corazones, nos haga sentir hijos del Padre, hermanos y hermanas entre nosotros y con todos. Que la Santísima Trinidad, fuente incesante de amor coma haga crecer la cohesión y el deseo de promoverla en todos los ámbitos. Por la intercesión de la Santa Madre de Dios y de San José, envió a cada uno, con un pensamiento especial para los enfermos, mi bendición, pidiéndoles el favor de orar por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 16 de septiembre de 2021, Memoria de los Santos Cornelio y Cipriano

Francisco

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