ENERGÍA LIMPIA, LUCHA CONTRA EL HAMBRE Y SUSTENTABILIDAD: PALABRAS DEL PAPA A PARTICIPANTES EN EL ENCUENTRO INTERPARLAMENTARIO PREVIO A LA COP26 (09/10/2021)

Al mediodía de este 9 de octubre, el Santo Padre Francisco se reunió con los participantes del Encuentro Interparlamentario hacia la COP26, en el Aula Pablo IV del Vaticano, luego de su encuentro el pasado 4 de octubre con varios líderes religiosos y científicos en el que firmó un llamado conjunto con vistas a la COP26. Hoy, el Papa recordó tal llamado a los políticos del mundo y a cuantos están llamados a ocupar puestos de gran responsabilidad en las distintas esferas de la sociedad. “Les pido que promuevan una acción hacia una conversión ecológica y educativa con solidaridad y responsabilidad y para ello necesitamos leyes urgentes, sabias y justas”, dijo el Sumo Pontífice. Transcribimos el texto de su discurso, traducido del italiano:

Honorables señoras y señores:

Les doy la bienvenida y agradezco a la señora Casellati y al señor Fico por sus corteses palabras.

Hace pocos días, el 4 de octubre, tuve el placer de reunirme con varios líderes religiosos y científicos para firmar un llamado conjunto en vista a la proxima COP26. Nos impulsó a ese encuentro, preparado desde meses antes por un intenso diálogo, la «conciencia –cito el llamado– de los desafíos sin precedentes que nos amenazan a nosotros mismos y a la vida en nuestra magnífica casa común, [… y] de la necesidad de una cada vez más profunda solidaridad ante la pandemia global y las crecientes preocupaciones» por ella (Fe y Ciencia: Hacia la COP26 – Llamado conjunto, 4 octubre 2021).

En tal ocasión, animados por un espíritu de fraternidad, pudimos advertir una fuerte convergencia de todas las distintas voces al expresar dos aspectos. Por una parte, el dolor por los graves daños causados a la familia humana y a su casa común; por la otra, la urgente necesidad de iniciar un cambio de ruta capaz de pasar con decisión y convicción de la cultura del descarte, prevaleciente en nuestra sociedad, a una cultura del cuidado.

Es un desafío comprometedor y complejo, pero la humanidad tiene los medios para enfrentar esta transformación, que requiere una verdadera y propia conversión y la firme voluntad de emprenderla. Lo pide, en particular, a cuantos están llamados a encargos de gran responsabilidad en los distintos ámbitos de la sociedad.

En el llamado conjunto que hemos suscrito, y que idealmente les confío entregándolo a los presidentes de las dos cámaras del Parlamento italiano, aparecen numerosos compromisos que pretendemos asumir en el campo de la acción y del ejemplo, como también en el de la educación. Estamos, de hecho, ante un importante desafío educativo, porque «todo cambio necesita un camino educativo para hacer madurar una nueva solidaridad universal y una sociedad más acogedora» (Mensaje para el Lanzamiento del Pacto Educativo, 12 de septiembre 2019). Un desafío a favor de una educación para la ecología integral para el cual nosotros, representantes de las religiones, nos estamos comprometiendo fuertemente.

Al mismo tiempo, se hace un llamado a los gobiernos, para que adopten rápidamente un itinerario que limite el aumento de la temperatura media global y den impulso a acciones valientes, reforzando también la cooperación internacional. En lo específico, se les llama también para que promuevan la transición hacia la energía limpia; adopten prácticas de uso sustentable de la tierra preservando los bosques y la biodiversidad; favorezcan sistemas alimentarios respetuosos del ambiente y de las culturas locales; lleven adelante la lucha contra el hambre y desnutrición; apoyen estilos de vida, de consumo y de producción sustentables.

Se trata de la transición hacia un modelo de desarrollo más integral e integrador, fundado en la solidaridad y en la responsabilidad; una transición durante la cual serán considerados atentamente también los efectos que ésta tendrá en el mundo del trabajo.

En este desafío, cada uno tiene su propio papel, y el de los parlamentarios es particularmente significativo, diría yo decisivo. Un cambio de ruta tan comprometedor como el que tenemos ante nosotros requiere de gran sabiduría, amplitud de miras y sentido del bien común, virtudes fundamentales de la buena política. Ustedes parlamentarios, como principales actores de la actividad legislativa, tienen la tarea de orientar los comportamientos a través de los distintos instrumentos que ofrece el derecho, «que establece las reglas para las conductas permitidas a la luz del bien común» (Carta enc. Laudato si’, 177) Y sobre la base de otros principios guía, como la dignidad de la persona humana, la solidaridad y la subsidiariedad (cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 166ss).

El cuidado de nuestra casa común entra de manera natural en el cauce de estos principios. Obviamente, no se trata sólo de desanimar y sancionar las malas prácticas, sino también y sobre todo, de incentivar y estimular nuevos caminos más adecuados al objetivo que se quiere alcanzar. Son aspectos esenciales para conseguir los objetivos previstos por el Acuerdo de París y contribuir al éxito positivo de la COP26.

Deseo, por tanto, que este su trabajo comprometido, en vista de la COP26 y también después de ella, sea iluminado por dos importantes “faros”: el faro de la responsabilidad y el faro de la solidaridad. Se lo debemos a los jóvenes, a las generaciones futuras que merecen todo nuestro compromiso para poder vivir y esperar. Por esto se necesitan leyes urgentes, sabias y justas, que venzan las estrechas vallas de tantos ambientes políticos y puedan alcanzar lo más rápido posible un consenso adecuado y valerse de medios confiables y transparentes.

Gracias nuevamente por su visita. Que Dios los bendiga a ustedes, a sus familias y a su trabajo.

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