LA PANDEMIA HA AGRAVADO EL SUFRIMIENTO DE LAS PERSONAS CON DESÓRDENES MENTALES: MENSAJE DEL CARD. TURKSON PARA EL DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL (10/10/2021)

La pandemia del COVID 19 ha agravado aún más los sufrimientos ya grandes de las personas con desórdenes mentales, se requiere una movilización política, social y humana para ir al encuentro de estas fragilidades. Es este, en síntesis, el llamado lanzado por el Card. Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio y el Desarrollo Humano Integral, en el mensaje con ocasión del Día Mundial de la Salud Mental que se celebra este 10 de octubre con el tema: “Salud mental en un mundo desigual”. Transcribimos a continuación el texto completo del Mensaje, traducido del italiano:

Introducción

El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la salud mental que este año tiene como tema: “Salud mental en un mundo desigual”, y tiene como intención poner la atención sobre las disparidades que subsisten en el ámbito del tratamiento y de la asistencia a los enfermos psíquicos.

En los países con ingreso bajo o medio, entre el 75% y el 95% de las personas con enfermedades mentales no tiene acceso a los servicios de salud mental y en los países con altos ingresos la situación no es mejor [1].

En el amplio universo de la salud, una de las dimensiones más olvidadas es precisamente la de la salud mental, a menudo acompañada por estereotipos, por el poco conocimiento de las problemáticas más específicas y por una mala información. En todo el mundo son muchas las violaciones de los derechos humanos cometidas contra personas con enfermedades mentales: hombres y mujeres de todas las edades que sufren por el estigma y la discriminación de la que son hechos objeto, y que causan aislamiento y marginación. En alrededor de la mitad de los casos, las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años, tanto que el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes entre los 15 y los 29 años.

Situación actual

Se estima que antes de la pandemia de COVID-19 casi 1,000 millones de personas en el mundo sufría de enfermedades mentales. Con el surgimiento de la emergencia sanitaria, las restricciones sociales impuestas por la primera fase de la emergencia determinaron un aumento del abuso de alcohol y de otras sustancias sicotrópicas, así como el agudizamiento de diversas formas de dependencia, entre las que se encuentran los juegos de azar. Justamente las medidas adoptadas para combatir el virus del COVID-19 han sido posteriormente la causa de soledad para las personas con problemas mentales: la imposibilidad de desarrollar las actividades consuetudinarias y de cultivar las relaciones habituales agravó la ya penosa condición de marginación, sobre todo para las personas que están hospitalizadas en instituciones de asistencia social y hospitales siquiátricos [2].

En realidad, el surgimiento de la pandemia, con profundas consecuencias para toda la población mundial, es sólo el factor precipitante de una crisis de mayores dimensiones que tiene raíces en lo inadecuado de las políticas sociales, de salud y económicas. Políticas que a menudo han generado nuevas pobrezas y marginaciones, que continúan creando condiciones de injusticia e iniquidad en la distribución de los recursos, causando daño a millones de personas. Una crisis alimentada por el debilitamiento difundido de los valores espirituales, del sentido de responsabilidad y del valor de la solidaridad. La separación entre ricos y pobres ha aumentado. Con la emergencia sanitaria han emergido nuevas pobrezas que se agregan a la ya notable fragilidad social, sobre todo a causa de la falta de trabajo [3]. En particular, en los países más vulnerables cada vez más personas pierden el trabajo entrando en una condición de pobreza; son sobre todo las mujeres las que padecen más las consecuencias de la pandemia y de las desigualdades sociales [4].

Las evidencias demuestran que la pobreza y las desigualdades inciden sobre el desarrollo psíquico de la persona y sobre su salud mental. La desventaja social – que comienza ya desde antes del nacimiento y se acrecienta en el curso de la vida – impacta de manera significativa, como factor crítico, sobre las condiciones de salud mental del individuo: el ambiente físico y social en que se vive, como también el acceso a los servicios sanitarios y a la educación, son todos determinantes sociales que inciden profundamente en la salud mental.

Para reducir la incidencia de los problemas mentales asociados a las desigualdades sociales es entonces necesario adoptar políticas que tiendan a mejorar el ambiente, físico y social, que acogerá al recién nacido, como también las condiciones de vida durante la primera infancia, la edad escolar, en el periodo que ve la realización de proyectos familiares y ambiciones profesionales, y en la edad más madura. En particular, se ha observado que asegurar a los niños condiciones de vida óptimas, desde el principio, ofrece mayores probabilidades de bienestar, incluso mental, en la edad adulta, con beneficios directos también sobre la comunidad a la que pertenece [5].

Notamos de hecho que, en todas las culturas, cuando falta la salud mental se produce una triple fragilidad; la fragilidad de cualquier enfermedad que nos pone ante un límite personal; la fragilidad que nace de una disolución de la propia identidad, que deja a las personas “sin rostro”; la fragilidad social que es fruto de la ausencia de integración en la propia comunidad y del rechazo de quien se asusta ante la enfermedad mental y no sabe cómo integrarla, acogerla, tratarla. El estigma y la discriminación pueden impactar de una manera más amplia y profunda que las heridas del cuerpo y de la mente coma e involucran más allá de la persona con el problema también a su familia. Lanzó entonces un llamado para que se trabaje para poner fin a este estigma, personal y familiar, interviniendo sobre las causas que conducen a la condición de rechazo y aislamiento.

El papel de la comunidad de cuidados

Ante esto, todos nosotros estamos llamados a hacernos cercanos hacia nuestros hermanos y nuestras hermanas con problemas mentales, para luchar contra toda forma de discriminación y estigma en su tratamiento.

Como recuerda el Papa Francisco, “sólo una sociedad humana y fraterna es capaz de trabajar para asegurar de forma eficiente y estable que todos sean acompañados en el transcurso de su vida, no sólo para proveer de las necesidades primarias, sino para que puedan dar lo mejor de sí mismos, incluso si su rendimiento no es el mejor, incluso si irán lentamente, incluso si su eficiencia será poco relevante” [6]. De hecho “hasta que nuestro sistema, económico y social, no produzca una sola víctima y no haya una sola persona descartada, no podrá haber una fiesta de la fraternidad universal” [7]. Las palabras del Santo Padre nos dicen que la lógica del descarte y del rechazo es una lógica que subvierte la justicia social en el mundo.

Cuánto hemos dicho remarca que es necesario abandonar el actual paradigma de desarrollo para adoptar un modelo cultural que vuelva a poner en el centro la dignidad del hombre y promueva el bien para cada individuo y para la humanidad entera. Es tiempo de volver a cuidar la fragilidad de cada hombre y mujer, de cada niño y cada anciano, con la actitud atenta y solidaria del buen samaritano [8].

Una comunidad de cuidados es comunidad de buenos samaritanos

El pensamiento va, después, a tantos “samaritanos ocultos”, los profesionistas, los voluntarios, los trabajadores a todo nivel, que cuidan con profesionalismo y competencia a cuantos sufren por un problema mental, y que trabajan a menudo en condiciones difíciles debido a la ausencia o la falta de estructuras adecuadas para el tratamiento de estas patologías y para la asistencia a la persona enferma y a su familia. Se desea entonces que se potencie el sistema sanitario para el cuidado de la salud mental, también mediante el apoyo a las realidades comprometidas en la investigación científica sobre las enfermedades mentales y la promoción de modelos de inclusión social. Es importante involucrar a la comunidad en la cual está inserta la persona con problemas mentales, para que se le asegure presencia y afecto [9].

Es en esta dirección que se mueve el compromiso del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y de la Comisión Vaticana COVID-19, que el Santo Padre quiso instituir el 20 de marzo de 2021, justamente en el seno del Dicasterio, para expresar la cercanía y el amor de la Iglesia por toda la familia humana ante la pandemia. Basándose en una riqueza de competencias de comunidades locales, plataformas globales y expertos académicos, la Comisión busca cambios amplios y valientes: dignidad en el trabajo, nuevas estructuras para el bien común, solidaridad en el centro del Gobierno y naturaleza en armonía con los sistemas sociales. El objetivo no es solamente el de aliviar el sufrimiento inmediato, sino también el de iniciar la transformación de los corazones, de las mentes y de las estructuras hacia un nuevo modelo de desarrollo que prepare un futuro mejor para todos

Card. Peter Kodwo Appiah Turkson
Prefecto


[1] Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH, por sus siglas en inglés), Campaña Global para crear conciencia sobre la Salud Mental Mundial 2021, en wfmh.global/2021-world-mental-health-global-awareness-campaign-world-mental-health-day-theme/

[2] Organización Mundial de la Salud (OMS), 148va. Sesión del Executive Board, Reporte del Director General “Mental health preparedness and response for the COVID-19 pandemic” in https:/Iapps.who.int/gb/ebwha/pdf files/EB148/B148 20- en.pdf.

[3] Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, “Acompañar a las personas en sufrimiento psicológico en el contexto de la pandemia del COVID-19”, Noviembre 2020, in https://www.humandevelopment.va/it/news/2021/accompagnare-le-persone-in-sofferenza-psicoiogica-nel-contesto­d.html

[4] Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, “Acompañar a las personas en sufrimiento psicológico en el contexto de la pandemia del COVID-19”, Noviembre 2020, in https://www.humandevelopment.va/it/news/2021/accompagnare-le-persone-in-sofferenza-psicoiogica-nel-contesto­d.html

[5] Organización Mundial de la Salud (OMS), Reporte sobre “Determinantes sociales de la salud mental” (2014) “La desventaja inicia antes del nacimiento y se acumula a lo largo de la vida” en https://apps.who.int/iris/handle/10665/112828

[6] Francisco, Carta. Enc. Fratelli Tutti, n. 110.

[7] Francisco, Mensaje para el evento “Economía de Francisco” (1° mayo 2019): L’Osservatore Romano, 12 mayo 2019, p. 8.

[8] Francisco, Carta. Enc. Fratelli Tutti,, n. 79.

[9] Francisco, Mensaje a los participantes en la Conferencia Nacional de Salud Mental, 14 junio 2021.

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