NUNCA OLVIDEN SU RAÍZ, EL BAUTISMO: PALABRAS DEL PAPA A LAS PARTICIPANTES EN EL CAPÍTULO GENERAL DE LAS HERMANAS DE LA CARIDAD (11/10/2021)

La mañana de este 11 de octubre, el Papa Francisco recibió en el Vaticano a las participantes en el 21º Capítulo General de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret y a la recién elegida Superiora General a quien deseó “un servicio sereno y fructífero”. “Me gusta pensar que ustedes, mujeres consagradas, son una prolongación de la presencia femenina que caminó con Jesús y con los Doce, compartiendo la misión y aportando su particular contribución”, les dijo el Papa. Transcribimos a continuación, el texto completo de su mensaje, traducido del italiano:

Queridas hermanas:

Les doy la bienvenida con motivo de su 21º Capítulo General, que finalmente han logrado celebrar. Agradezco a la recién electa Superiora General por su saludo: a ella y al nuevo Consejo les deseo un servicio sereno y fructífero y me uno a su reconocimiento para la Superiora y las Consejeras salientes

Precisamente Sor Nuncia, cuando escribió para pedir la audiencia, hacía notar la coincidencia de su Capítulo con la apertura del Sínodo. Escribía así: «Estaremos en comunión con toda la Iglesia y con usted». Quiero detenerme un momento en esto. Ante todo les agradezco por su oración, con la cual acompañan el inicio del camino sinodal. Pero quiero también aprovechar esta coincidencia para hacer evidente que el compromiso que asumimos como Iglesia de crecer en la sinodalidad es un estímulo fuerte también para los Institutos de Vida Consagrada. En particular, ustedes consagradas son una presencia insustituible en la gran comunidad en camino que es la Iglesia. Viene a la mente la imagen de Jesús que recorre los caminos de Galilea, de Samaria y de Judea: con Él están sus discípulos, y entre ellos muchas mujeres; de algunas conocemos incluso el nombre (cf. Lc 8, 1-3). Me gustó lo que dijo la anterior Superiora General: “De vuelta a la calle”: es hermoso, con la gente. Me gusta pensar que ustedes consagradas son una prolongación de esa presencia femenina que caminaba con Jesús y con los Doce, compartiendo la misión y dando su propia peculiar aportación.

Y ustedes, Hermanas de la Caridad, ¿de qué manera específicamente participan en este camino? ¿Cuál es su contribución original? Les dejo estas preguntas, que naturalmente no tienen respuesta ya preparada, pre-confeccionada. Y las respuestas que no son pre-confeccionadas son las mejores. Pero me parece ver que en el tema de su Capítulo está contenida una respuesta. El tema de hecho es: Comenzar de nuevo desde Betania, con la preocupación de Martha y la escucha de María.

Mientras tanto aquí está de nuevo la presencia de dos mujeres, Martha y María, con sus nombres y sus rostros. Dos discípulas que tuvieron un lugar muy importante en la vida de Jesús y de los Doce, cómo se ve bien en los Evangelios. Esto confirma que ante todo en cuanto mujeres y bautizadas, es decir discípulas de Jesús, usted son presencia viva en la Iglesia, participando en la comunión y en la mision. No debemos nunca olvidar esto que está en la base: el Bautismo. Porque aquí está la raíz de todo. A partir de esta raíz Dios ha hecho crecer en ustedes la planta de la vida consagrada, según el carisma de Santa Juana Antida.

Pero el tema de su Capítulo dice más, con esas dos palabras: “preocupación” y “escucha”. Estoy seguro que si logran verdaderamente vivir la preocupación y la escucha, a ejemplo de las Santas hermanas Martha y María de Betania, continuarán dando su contribución preciosa al camino de toda la Iglesia. En particular, preocupación por los pobres y escucha de los pobres. Aquí ustedes son maestras. Son maestras no con las palabras, sino con los hechos, con la historia de tantas hermanas suyas que han dado la vida por esto, en la preocupación y en la escucha cerca de las personas ancianas, enfermas, marginadas; cerca de los pequeños, de los últimos con la ternura y la compasión de Dios. Esto edifica a la Iglesia, la hace caminar en el camino de Cristo que es el camino de la caridad. He dicho que el suyo es un testimonio de estar cerca a los últimos, con ternura y compasión. El estilo de Dios es este: cercanía, ternura y compasión. Siempre Dios actúa así. En la medida en que nosotros hagamos lo mismo, seremos más semejantes a ser pastores como Dios. No olviden esto: siempre cercanía, siempre compasión y siempre ternura.

Por eso, queridas hermanas, les agradezco de corazón a nombre de toda la Iglesia. Que la Virgen Madre y Santa Juana Antida las protejan siempre. Las bendigo a ustedes y a todas sus hermanas en el mundo. Y ustedes, por favor, sigan orando por mí, que lo necesito. Gracias.

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