LA FRAGILIDAD FÍSICA NECESITA MÁS SOLIDARIDAD Y MENOS LÁSTIMA: PALABRAS DEL PAPA A INVIDENTES Y DÉBILES VISUALES (12/12/2022)

Los ojos fueron realmente el centro del pensamiento del Papa Francisco para los dirigentes de la Unión Italiana de Ciegos y Discapacitados Visuales, recibidos este 12 de diciembre en audiencia, en la Sala Clementina, la víspera de la fiesta de Santa Lucía, patrona de la vista. Un gesto apreciado por el Santo Padre – que recuerda que el 13 de diciembre es también el aniversario de su ordenación sacerdotal – y más aún porque se trata de una “asociación laica y no confesional”. Una asociación que el Papa considera “una fuerza constructiva en la sociedad, en particular en la italiana, que atraviesa un momento difícil”. Transcribimos a continuación el mensaje del Papa, traducido del italiano:

Queridos amigos, buenos días y bienvenidos:

Estoy agradecido con todos ustedes, que forman el Consejo Nacional de la Unión Italiana de Ciegos y Débiles Visuales, por haber venido a compartir las preocupaciones y proyectos de esta fase de su compromiso.

Han querido hacerlo en ocasión de la celebración litúrgica de Santa Lucía – que es mañana, y mañana es también el aniversario de mi ordenación sacerdotal: fui ordenado el día de Santa Lucía –, que es patrona de las personas afectadas por discapacidades o enfermedades de la vista. Aprecié esta elección, porque expresa un sentido religioso tradicional que pertenece al pueblo italiano y que no se opone al hecho de que la suya es una asociación laica y no confesional.

Lucía, mártir de Siracusa, nos recuerda con su ejemplo que la más alta dignidad de la persona humana consiste en dar testimonio de la verdad, siguiendo la propia conciencia cueste lo que cueste, sin doble cara y sin concesiones. Esto significa estar del lado de la luz, servir a la luz, como evoca el nombre mismo de “Lucía”. Ser personas limpias, transparentes, sinceras; comunicarse con los demás de manera abierta, clara, respetuosa. Así se contribuye a difundir luz en los ambientes en los que se vive, a hacerlos más humanos, más vivibles.

A partir de este punto que extraemos de la figura de Santa Lucía, quisiera confiarles de qué manera los miro a ustedes, a su Asociación: los veo como una fuerza constructiva en la sociedad, en particular en la sociedad italiana, que está atravesando un momento no fácil. Puede parecer extraña esta perspectiva, porque a menudo se asocia a la discapacidad la idea de la necesidad, de la asistencia y, a veces – gracias a Dios cada vez menos –, de un cierto pietismo. No, el Papa no los mira así; la Iglesia no los mira así. El punto de vista de los cristianos sobre la discapacidad ya no es y ya no debe ser el pietismo y el mero asistencialismo, sino la conciencia de que la fragilidad, asumida con responsabilidad y solidaridad, es un recurso para todo el cuerpo social y para la comunidad eclesial.

Las personas invidentes y los débiles visuales, bien formados en los principios éticos y la conciencia cívica, están en primera línea para construir comunidades incluyentes, donde cada uno pueda participar sin avergonzarse de sus propias limitaciones y fragilidades, cooperando con los demás para completarse y apoyarse mutuamente. Y todos necesitamos uno del otro, no solo las personas con problemas de fragilidades físicas, sino también todos nosotros necesitamos de la ayuda de los demás para avanzar en la vida, porque todos somos débiles en el corazón, todos. La suya es una asociación que hace poco superó los cien años; es una realidad que pertenece ya a la historia nacional: cuidando los derechos de las personas con discapacidad visual han cooperado al crecimiento civil del país. Los animo a seguir adelante con un estilo cada vez más constructivo, propositivo, como una fuerza que transmite confianza y esperanza.

La sociedad italiana necesita esperanza y esta viene sobre todo del testimonio de personas que, en su propia condición de fragilidad, no se encierran, no se auto compadecen, sino que se comprometen junto a los demás para mejorar las cosas.

Santa Lucía, de hecho, es descrita precisamente así: como una mujer joven e indefensa que sin embargo no cede a las amenazas y las lisonjas, es más, responde con valentía y se enfrenta al juez que la interroga. ¡Con la protección y el ejemplo de Lucía, sigan adelante!

De corazón los bendigo junto a todos los miembros de su Asociación. ¡Deseo una feliz Navidad a ustedes y a sus seres queridos! Y por favor, no se olviden de orar por mí. Gracias.

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