CATEQUESIS DEL PAPA: SÓLO DIOS SABE LO QUE ES BUENO PARA NOSOTROS (07/12/2022)

El Santo Padre Francisco prosiguió, la mañana de este 7 de diciembre en el Aula Pablo VI, su ciclo de catequesis sobre el tema del discernimiento indicando en esta ocasión los criterios que pueden ayudarnos a comprender la bondad de una elección realizada. El Papa afirmó que es importante permanecer atentos incluso después de haber tomado una decisión para “captar los signos que la confirman”. Al subrayar que la libertad es una característica de la criatura humana que no actúa por miedo al Señor, sino para responder a su amor, el Papa dijo que uno de estos criterios es la presencia de un sentimiento interior de “paz duradera” que traiga armonía a la propia vida. Compartimos a continuación el texto completo de su catequesis, traducido del italiano:

La confirmación de la buena decisión

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el proceso del discernimiento, es importante permanecer atentos también a la fase que sigue inmediatamente a la decisión tomada, para captar los signos que la confirman o los que la desmienten. Yo debo tomar una decisión, hago el discernimiento, a favor o en contra, sentimientos, hago oración… después termina este proceso y tomo la decisión y después viene esa parte en la que debemos estar atentos, ver. Porque en la vida hay decisiones que no son buenas y hay signos que la desmienten, en cambio las buenas la confirman.

Hemos visto de hecho cómo el tiempo es un criterio fundamental para reconocer la voz de Dios en medio de otras muchas voces. Solo Él es Señor del tiempo: esto es una marca de garantía de su originalidad, que lo diferencia de las imitaciones que hablan en su nombre sin lograrlo. Uno de los signos distintivos del espíritu bueno es el hecho de que éste comunica una paz que dura en el tiempo. Si tú haces una profundización, después tomas la decisión y esto te da una paz que dura en el tiempo, esto es una buena señal e indica que el camino ha sido bueno. Una paz que trae armonía, unidad, fervor, celo. Tú sales del proceso de profundización mejor de cómo entraste.

Por ejemplo, si tomo la decisión de dedicar media hora más a la oración, y después me doy cuenta de que vivo mejor los otros momentos del día, estoy más sereno, menos ansioso, realizo con más cuidado y gusto el trabajo, incluso las relaciones con algunas personas difíciles se vuelven más fáciles…: todos estos son signos importantes que van a favor de la bondad de la decisión tomada. La vida espiritual es circular: la bondad de una decisión es beneficiosa para todos los ámbitos de nuestra vida. Porque es participación en la creatividad de Dios.

Podemos reconocer algunos aspectos importantes que ayudan a leer el tiempo siguiente a la decisión como posible confirmación de su bondad, porque el tiempo siguiente confirma la bondad de la decisión. Estos aspectos importantes los hemos encontrado ya, de alguna manera, a lo largo de estas catequesis, pero ahora encuentran una aplicación adicional.

Un primer aspecto es si la decisión es considerada como un posible signo de respuesta al amor y a la generosidad que el Señor tiene hacia mí. No nace del miedo, no nace de un chantaje afectivo o de una obligación, sino que nace de la gratitud por el bien recibido, que mueve el corazón a vivir con liberalidad la relación con el Señor.

Otro elemento importante es la conciencia de sentirse en el propio lugar en la vida – esa tranquilidad: “Estoy en mi lugar” – y sentirse parte de un designio más grande, al que se desea ofrecer la propia contribución. En la Plaza de San Pedro hay dos puntos precisos – los focos de la elipse – desde donde se ven las columnas de Bernini perfectamente alineadas. De forma análoga, el hombre puede reconocer que ha encontrado lo que está buscando cuando su jornada se vuelve más ordenada, advierte una creciente integración entre sus múltiples intereses, establece una correcta jerarquía de importancia y logra vivir todo con facilidad, afrontando con renovada energía y fuerza de ánimo las dificultades que se presentan. Estas son señales de que has tomado una buena decisión.

Otro buen signo, por ejemplo, de confirmación es el hecho de permanecer libres respecto a lo decidido, dispuestos a volver a ponerlo en discusión, también a renunciar frente a posibles desmentidos, tratando de encontrar en ellos una posible enseñanza del Señor. Esto no porque Él quiera privarnos de lo que más queremos, sino para vivirlo con libertad, sin apego. Solo Dios sabe qué es verdaderamente bueno para nosotros. La posesividad es enemiga del bien y mata el afecto, tengan cuidado con esto, la posesividad es enemiga del bien, mata el afecto: los muchos casos de violencia en el ámbito doméstico, de los que lamentablemente tenemos noticias frecuentes, nacen casi siempre de la pretensión de poseer el afecto del otro, de la búsqueda de una seguridad absoluta que mata la libertad y ahoga la vida, haciéndola un infierno.

Podemos amar sólo en la libertad, por eso el Señor nos ha creado libres, libres también de decirle no. Ofrecerle a Él lo que más queremos está en nuestro interés, nos permite vivirlo de la mejor manera posible y en la verdad, como un don que nos ha hecho, como un signo de su bondad gratuita, sabiendo que nuestra vida, así como la historia entera, está en sus manos benévolas. Es lo que la Biblia llama el temor de Dios, es decir, el respeto de Dios, no que Dios me asuste, no, sino un respeto, una condición indispensable para acoger el don de la Sabiduría (cf. Sir 1, 1-18). Es el temor que expulsa cualquier otro temor, porque está orientado a Aquel que es Señor de todas las cosas. Ante Él nada puede inquietarnos. Es la experiencia asombrada de San Pablo, que decía así: «Aprendí a ser pobre y aprendí a ser rico; he sido iniciado en todo, en todas las formas: en la saciedad y el hambre, en la abundancia y la indigencia. Todo lo puedo en Aquel que me da fuerza» (Fil 4, 12-13). Este es el hombre libre, que bendice al Señor tanto cuando vienen las cosas buenas como cuando vienen las cosas no tan buenas: ¡bendito sea y vamos adelante!

Reconocer esto es fundamental para una buena decisión, y tranquiliza sobre lo que no podemos controlar o prever: la salud, el futuro, las personas queridas, nuestros proyectos. Lo que cuenta es que nuestra confianza esté puesta en el Señor del universo, que nos ama inmensamente y sabe que podemos construir con Él algo estupendo, algo eterno. Las vidas de los santos nos lo muestran de la forma más hermosa. Vayamos adelante siempre buscando tomar las decisiones así, en oración y sintiendo qué sucede en nuestro corazón y avanzar lentamente, ¡ánimo!

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