NO DEJEN DE SOÑAR CON UN MUNDO MEJOR: MENSAJE DEL PAPA A LOS PARTICIPANTES EN EL “PACTO EDUCATIVO GLOBAL URSULINO” (30/09/2022)

Soñar siempre con un mundo mejor y cada día, “con valor y paciencia”, intentar “construir un trocito de él”: este es el deseo que el Papa Francisco dirige en un mensaje a los jóvenes estudiantes que participan en el “Pacto Educativo Global Ursulino”, fechado el pasado 21 de septiembre y dado a conocer este 30 de septiembre, a quienes ofrece dos importantes indicaciones. Expresando en primer lugar la alegría de relacionarse con los jóvenes, en su recuerdo como alumno y luego como maestro, el Papa se detiene en el ser y en el hacer, tomando como ejemplo a Úrsula, una joven de gran belleza que inspiró a muchos jóvenes como Angela Merici, fundadora de las Ursulinas. Transcribimos a continuación el texto del mensaje, traducido del italiano:

Queridos jóvenes estudiantes:

Estoy contento de dirigirme a ustedes: los saludo, les deseo un buen encuentro y quisiera animarlos a seguir adelante con entusiasmo con sus proyectos. Hablo siempre con gusto con los jóvenes estudiantes, porque entre los periodos más hermosos e importantes de mi vida conservo sin duda las experiencias escolares, tanto como estudiante y como profesor. Pero no son recuerdos nostálgicos. En realidad, a lo largo de todo el camino de la vida podemos seguir aprendiendo y compartiendo cuanto hemos asimilado.

Me enteré de las iniciativas que han llevado a cabo y de las que tienen en construcción, con respecto a la defensa del medio ambiente, a la sustentabilidad, a la fraternidad humana y a la atención hacia los más pobres y vulnerables. Esto es causa de mucho honor para ustedes. Quiere decir que no son gente “adormecida”, sino jóvenes despiertos. Y sé también que están participando activamente en el Pacto Educativo Global, que lancé hace 3 años, como alianza abierta a todos dirigida a educar y a educarnos en la fraternidad universal.

No quiero aquí darles una clase, sino solo decirles dos cosas que considero muy importantes: una que se refiere al ser y otra al hacer. Y lo haré inspirándome en una figura conocida por ustedes, la de la estupenda joven de nombre Úrsula. Según sus biógrafos, era una joven de belleza excepcional, admirada por príncipes y caballeros y que inspiró a muchos jóvenes, entre los cuales está Ángela Merici, que en su nombre llevó a cabo su obra educativa y de sus compañeras, llamada, precisamente, “ursulinas”.

La primera cosa que quiero decirles, queridos jóvenes, es esta: ¡hagan surgir su belleza! No aquella según las modas del mundo, sino la verdadera. En un mundo sofocado por tanta fealdad, que puedan llevar esa belleza que nos pertenece desde siempre, desde el primer momento de la creación, cuando Dios hizo al hombre a su imagen y vio que era muy hermoso. Esta belleza debe difundirse y defenderse. Porque si es verdad, como decía el príncipe Myškin en El Idiota de Dostoevskij, que la belleza salvará al mundo, es necesario también vigilar para que el mundo salve a la belleza. Para este fin, los invito a estrechar con todos los jóvenes del mundo un “pacto global de la belleza”, porque no hay educación sin belleza. «No se puede educar sin inducir a la belleza, sin inducir al corazón a la belleza. Forzando un poco el discurso, me atrevería a decir que una educación no es eficaz si no sabe crear poetas. El camino de la belleza es un desafío que debe afrontarse» (Discurso a los participantes en el congreso sobre el tema “Education: the global compact”, 7 de febrero 2020).

La belleza de la que hablamos no es la que está plegada sobre sí misma, como Narciso que, enamorándose de su propia imagen, terminó por ahogarse en el lago donde se reflejaba. Y mucho menos de la belleza que hace pactos con el mal, como Dorian Gray que, cuando terminó el encanto, se encontró con el rostro desfigurado. Hablamos de esa belleza que nunca se marchita porque es reflejo de la belleza divina: nuestro Dios en efecto es inseparablemente bueno, verdadero y bello. Y la belleza es una de las vías privilegiadas para llegar a Él (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 167).

La segunda cosa que quiero decirles se refiere al hacer. La belleza que Jesús nos reveló es un esplendor que se comunica, que actúa: una belleza que se encarna para poder compartirse; una belleza que no tiene miedo de ensuciarse, de desfigurarse con tal de ser fiel al amor del que fue hecha. Y por tanto también ustedes, no pueden quedarse como “las bellas durmientes del bosque”: están llamados a actuar, a hacer algo. La verdadera belleza es siempre fecunda, impulsa a salir de sí mismo y a ponerse en movimiento. Incluso la contemplación de Dios no puede detenerse en el gozo de su visión, como pensaban los tres discípulos en el Monte Tabor en el momento de la Transfiguración de Jesús: “¡Qué hermoso es estar aquí! Plantemos tres tiendas...” (cf. Mt 17, 4). No, hay que bajar del monte y arremangarse las mangas.

Por tanto les deseo una sana inquietud en los deseos y propósitos, esa inquietud que los impulsa siempre a caminar, a nunca sentir que “ya llegaron”. No se aíslan del mundo encerrándose en su cuarto – como Peter Pan que no quiere crecer, o como los jóvenes hikikomori que tienen miedo de enfrentar el mundo –, más bien estén siempre abiertos y sean valientes como Santa Úrsula, la “pequeña osa”, que tuvo el valor de emprender un largo viaje con sus compañeras y enfrentó intrépida los ataques hasta el martirio. Sean también ustedes “pequeños osos” que no huyen de sus responsabilidades. Si los jóvenes no cambian el mundo, ¿quién lo hará?

Ustedes me dirán: sí, ¿pero cómo? Defendiendo la belleza herida en tantos parias del mundo; abriéndose a la acogida de los demás, sobre todo de los más vulnerables y marginados; mirando al otro distinto de mí no como una amenaza sino como una riqueza. Y defendiendo también la belleza herida de la creación, protegiendo los recursos de nuestra casa común, adoptando estilos de vida más sobrios y respetuosos del medio ambiente. A este respecto, los invito a leer junto con sus compañeros de escuela el mensaje que dirigí a los jóvenes reunidos en Praga en la “EU Youth Conference” de julio de este año: estoy seguro que también ustedes encontrarán ahí varios estímulos para su compromiso.

Queridos y queridas jóvenes, les doy cita para el Encuentro Mundial de la Juventud del próximo año en Lisboa, que se anuncia como un gran signo de esperanza y de belleza para todos los jóvenes del mundo.

Que a través de la intercesión de la hermosa e inquieta Úrsula, Dios bendiga a todos ustedes, a sus educadores y sus proyectos. Y que bendiga a todos los estudiantes del mundo, para que nunca dejen de soñar en un mundo mejor y cada día, con valentía y paciencia, traten de construir un pedacito de él.

Roma, San Juan de Letrán, 21 de septiembre, Fiesta de San Mateo Apóstol.

FRANCISCO

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