LOS EXHORTO A PERMANECER DÓCILES A LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO: PALABRAS DEL PAPA A LA COMUNIDAD CATÓLICA SHALOM (26/09/2022)

Para la Comunidad Católica Shalom, este 26 de septiembre es un día de fiesta: pasado el mediodía, se encontraron con el Papa Francisco en el Aula Pablo VI, en el marco de los cuarenta años de su fundación. Los fieles de esta congregación vinieron a Roma para renovar el ofrecimiento de su vida, como lo hacen cada cinco años. El Santo Padre les dirigió un amplio discurso, invitándolos a mantener vivos los dones de la valentía creativa, la acogida y el impulso misionero. Compartimos a continuación, el texto original de su discurso, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos:

Agradezco a Moysés y María por su introducción y agradezco a ustedes que dieron sus testimonios. Trataré de responder a las preguntas que me hicieron; me llegaron. Saludo al Card. Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y al Card. Scherer, tan humilde; vino a acompañarlos. Gracias.

Quisiera antes que nada subrayar algo que escuchamos de Moysés. Él dijo que la Comunidad Shalom nació hace cuarenta años durante una celebración eucarística, en el momento del ofertorio. ¡Eso es importante! No nació “en el escritorio”, con un hermoso plan pensado por él o algún otro. Nació de la oración, en la Liturgia. Viene a la mente – con las debidas proporciones – el episodio de los Hechos de los Apóstoles, cuando Pablo y Bernabé son enviados a la misión: ocurre durante una oración comunitaria en que el Espíritu Santo pide reservar a esos dos para la misión con los paganos (cf. Hch 13, 1-3). Es el Espíritu Santo el que hace vivir a la Iglesia – no olvidemos esto –, el que la envía hacia adelante. Y eso lo hace sobre todo en la oración, de manera especial en la Liturgia. La Liturgia no es una hermosa ceremonia, un ritual en que están en el centro nuestros gestos o, peor, nuestras vestiduras, ¡no! La Liturgia es la acción de Dios con nosotros y es necesario estar atentos a Él: a Él que habla, a Él que actúa, a Él que llama, a Él que envía... Y esto no fuera del tiempo y de la historia, no, dentro de la realidad histórica, dentro de las situaciones. Gracias, Moysés, porque su experiencia nos recuerda esto.

Y ahora retomo las preguntas. Tú, Fabiola, me preguntaste cómo perseverar en la amistad con Dios en un mundo frenético y cómo “contagiar” esta experiencia en los ambientes de vida. Yo diría: recordemos el verbo que repite muchas veces el evangelista Juan: “permanecer”. «Permanezcan en mí» – dice Jesús, «permanezcan en mi amor» (15, 4.9). “Permanecer”. Si permanecemos unidos a Cristo como sarmientos a la vid, perseveramos y también “contagiamos”. Ante todo, si permanecemos en Él con la oración, la escucha de la Palabra, la adoración, el Rosario, entonces la savia del Espíritu Santo pasa de él a nosotros y podemos perseverar. ¡Pero también podemos “contagiar”, no lo dudemos!, Él lo prometió: quien permanece en Él da mucho fruto, dice el Señor (cf. Jn 15, 5). El fruto es el amor y es el amor de Cristo el que toca el corazón de las personas, donde quiera que estemos, en cualquier ambiente. A nosotros nos toca el compromiso de permanecer en Él, el resto lo hace el Espíritu Santo. Es Él protagonista, no nosotros: es Él. No olviden esto. Siempre el protagonista del crecimiento de la Iglesia es el Espíritu Santo; también del crecimiento de mi alma.

Bertrand, tú diste testimonio de que te impactó el estilo juvenil del primer encuentro con la comunidad “Shalom” y preguntaste cómo es posible mantener vivo este espíritu y también cuál es la importancia del protagonismo de los jóvenes en la Iglesia. Mira, para conservar un espíritu joven, es necesario permanecer abiertos al Espíritu Santo: es Él el que renueva los corazones, renueva la vida, renueva la Iglesia, renueva al mundo. No hablamos de juventud física, sino de juventud de espíritu, la que se transparenta en los ojos de ciertos viejos más que en los de algunos jóvenes. No es una cuestión del Registro Civil. Más bien es otra cosa, como dijo San Juan Pablo II en la JMJ del 2000, “quién está con los jóvenes permanece joven” (cf. Vigilia en Tor Vergata). Si un anciano se aísla, evita a los jóvenes, envejece antes. En cambio es hermoso y enriquecedor estar un poco con los muchachos, con los adolescentes, con los jóvenes; no para “copiarles” – eso es ridículo –, no para predicar, sino para escucharlos, hablar con ellos, contarles alguna experiencia... Y con respecto al protagonismo, diría dos cosas. La primera es el protagonismo de la santidad. Pienso en Carlo Acutis, como ejemplo reciente; pero antes en Piergiorgio Frassati, antes aún en Gabriel de la Dolorosa, en Teresa del Niño Jesús, en Francisco y Clara de Asís, que eran jóvenes y así hasta la primera y perfecta discípula: María de Nazaret – joven –, que era una muchacha cuando dijo “heme aquí”. Todos ellos edificaron la Iglesia y aún la edifican con su testimonio, correspondiendo a la gracia de Dios. Segundo aspecto: como pastores, hacia los jóvenes, debemos aprender a no ser paternalistas. A veces involucramos a los jóvenes en las iniciativas pastorales, pero no hasta el fondo. Nos arriesgamos a “usarlos” un poco, para quedar bien. Pero me pregunto: ¿realmente los escuchamos? Gracias Bertrand.

Y tú, Dilma, diste testimonio de la alegría de la amistad con los hermanos y hermanas más pobres. Y preguntas cómo podemos cultivar esta amistad y hacer que la saboreen los demás. Te doy solamente un ejemplo: una joven hermana, en ese tiempo desconocida, respondió al llamado de Dios que le decía que estuviera cerca de los últimos de Calcuta. Se llamaba Sor Teresa. ¿Dónde encontraba la fuerza para ir todos los días por los caminos a recoger a los moribundos? La encontraba en su Señor Jesús, a quien cada mañana recibía y adoraba y Él le decía: “Tengo sed”. Y ella después salía y lo reconocía en los rostros de esas personas abandonadas. Y sabemos qué sucedió: primero algunas, después decenas, después centenares de jóvenes mujeres siguieron su ejemplo y otros se acercaron como voluntarios. Aquí cerca, a cien metros de donde estamos ahora, hay una casa, llamada “Don de María”, donde las misioneras de la caridad acogen a algunas personas. Te dejo esto como respuesta y como provocación.

Y finalmente Magdalena y Jacqueline, nos han traído la fascinación de la primera hora. Su pregunta se refiere al camino presente y futuro de la Comunidad “Shalom”. y por ello requiere una respuesta un poco larga, que está dirigida a todos.

Su Comunidad está caracterizada desde el principio por la valentía creativa, por la acogida y por un gran impulso misionero. Valientes. En ese tiempo Moysés era un joven; ahora pobrecito es viejito, viejito. Estos rasgos distintivos se encuentran aún hoy en las iniciativas que llevan adelante en varios países, es decir valentía creativa, acogida, impulso misionero. Este trabajo que llevan a varios países ha dado vida, en los años a una realidad eclesial que ahora comprende no solo a jóvenes, sino también a familias, solteros comprometidos en la misión, sacerdotes. Muchas cosas. Bendigo con ustedes al Señor por eso y les digo: con la gracia de Dios mantengan vivos estos dones, la valentía creativa, la acogida y el impulso misionero. Por favor: no se vayan al museo, ¡no! No sean gente de museo, sino gente que camina con valentía creativa, con la acogida y el impulso misionero. Gracias.

Su nombre es “Shalom”. Esta palabra no es un eslogan, viene del Evangelio, viene de los labios y del corazón de Jesús Resucitado, que apareciéndose a los discípulos en el Cenáculo dijo: «¡La paz sea con ustedes!» (Jn 20, 19.21.26). Eso es “Shalom”, la paz con ustedes. Esa paz del corazón que recibieron de su encuentro personal con Jesús resucitado y de la experiencia de su amor infinito. Esa paz los reconcilió con Dios, con ustedes mismos, con los demás y ahora buscan transmitirla también a todas las personas que encuentran. La palabra “Shalom” está inscrita también en la “Tau”, el crucifijo que llevan al cuello, como signo de elección y del llamado a ser discípulos de Jesús donde sea.

Y en su nombre está también la palabra “católica”. La suya es una Comunidad católica. ¡Es el nombre de nuestra Madre Iglesia! Católica: ¿ por qué? Y ustedes nacieron en su seno. Valoraron los dones y la vivacidad de la cual es rica la Iglesia en Brasil. Hicieron fructificar la corriente de gracia proveniente de la Renovación Carismática, que alimentó también su carisma. Pusieron al centro la Celebración Eucarística, la Adoración, la Confesión. Valoraron la predicación, la música, la oración contemplativa individual y la comunitaria. Esta es en verdad la riqueza “católica” y la riqueza inextinguible que se encuentra en la iglesia y de la cual debemos siempre beber. Y cuando ustedes digan “católico”, digan esto.

Su Comunidad es católica también porque ha caminado siempre junto a los pastores de la Iglesia. Fue el entonces Arzobispo de Fortaleza, Don Aloisio Lorscheider, quien sugirió a Moysés que ofreciera algo a San Juan Pablo II, en representación de todos los jóvenes. Y el Espíritu Santo inspiró a Moysés a ofrecerle su propia vida. Fue el mismo Mons. Lorscheider, franciscano, quien orientó la identidad espiritual de la joven comunidad aconsejando los escritos de Santa Teresa de Ávila. San Francisco y Santa Teresa son los inspiradores de su camino espiritual. Muchos otros pastores los han ayudado y apoyado. Conserven siempre este espíritu de filial obediencia, de afecto y cercanía a sus pastores. Eso es muy importante. No se alejen de los pastores. Dónde está el pastor, está Jesús. Más aún, nosotros como pastores de Jesús.

Muy queridos todos, en estos cuarenta años de su historia se ha delineado la fisonomía de la comunidad – hay rasgos esenciales, constitutivos – pero es un proceso que aún no ha concluido. Su fundador aún está guiándolos y están por ello aún en una fase “fundacional”. Los exhortó a permanecer dóciles a la acción del Espíritu, abiertos a la escucha recíproca y a las orientaciones de la Iglesia, para discernir de la mejor manera cómo continuar su camino.

Como recordaba antes, su comunidad nace de un acto de ofrecimiento de sí mismo. Esa es una gracia, porque suscitó y su cita aún ahora en muchos jóvenes el deseo de una entrega igual. Pero es también una invitación a la responsabilidad y la prudencia. La propuesta del ofrecimiento de sí mismo, de hecho, sin renunciar a mostrar la belleza de la vocación al discipulado, debe saber respetar la libertad de las personas, saber entender los distintos tiempos de crecimiento de cada 1 y acompañar con delicadeza y discernimiento en la elección del estado de vida lo que quiere abrazarse y en la elección de la vida comunitaria. La docilidad al Espíritu Santo, la experiencia y la escucha de la Iglesia Madre les enseñarán a evitar siempre cualquier forma de injerencia en la conciencia personal; les enseñarán a actuar para que las distintas formas de vida común en su interior tutelen siempre la justa autonomía y las exigencias de las distintas vocaciones: de los sacerdotes, de los casados y de quien ha hecho una opción por el celibato para la misión.

Queridas hermanas y queridos hermanos, agradezcamos a Dios por lo que son y por lo que hacen. Su carisma es un don del Espíritu Santo a la Iglesia, a la Iglesia de hoy. Bendigamos al señor por los muchos jóvenes que asisten a sus grupos, por las familias que se han formado, por las muchas vocaciones y conversiones, por el apoyo que dan a muchas parroquias, por todo el apostolado que hacen en los ambientes más diversos.

Y vinieron a Roma para renovar el ofrecimiento de su vida y para renovar, ante el Sucesor de Pedro, ese acto fundacional que se realizó hace cuarenta años por su fundador. Que San Francisco de Asís, Santa Teresa de Jesús los acompañen en su camino. Que la Virgen María, modelo de toda entrega al Señor, custodie en ustedes el espíritu de confianza y de abandono al padre y les ayude a perseverar en su elección. Que el Señor acoja el don de su vida, que el Señor los sostenga con su gracia; solos no pueden hacer nada. De corazón los bendigo y, por favor, les pido orar por mí. Gracias.

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