EL MUNDO EN GRAVE CRISIS DESDE HACE 15 AÑOS: PALABRAS DEL PAPA A LOS MIEMBROS DE DELOITTE GLOBAL (22/09/2022)

El Papa Francisco recibió en audiencia en el Aula Pablo VI este 22 de septiembre, a los miembros de Deloitte Global, una empresa de consultoría internacional. “Sean consultores integrales para cooperar en la reorientación del modo de estar en este planeta, enfermo en el clima y las desigualdades” fue la invitación del Pontífice tras un análisis tan descarnado como la realidad que el mundo se ha visto obligado a afrontar en los últimos quince años. Transcribimos a continuación, el texto de su discurso, traducido del italiano:

Queridas amigas, queridos amigos, bienvenidos:

Agradezco al Sr. Renjen por las palabras con que presentó su trabajo: asistir al mundo empresarial en la realización de elecciones oportunas en distintas situaciones. Me enteré que en cada momento del día hay 350,000 personas que trabajan para su Sociedad comprometidas en proporcionar consultoría y asistencia a otras organizaciones. ¡Una gran responsabilidad!

Hoy el mundo está sufriendo debido al empeoramiento de las condiciones medioambientales; muchas poblaciones o grupos sociales viven de manera no digna en el plano de la alimentación, de la salud, de la educación y otros derechos fundamentales. La humanidad está globalizada e interconectada, pero permanece en la pobreza, la injusticia y las desigualdades.

¿Cuáles son entonces las condiciones para que un consultor, un coordinador de consultores, un profesionista experto pueda contribuir a invertir o al menos corregir la ruta? ¿ Cómo organizar el propio trabajo de manera que se pueda caminar hacia un mundo más habitable, más justo y fraterno? Intentaré sugerirles tres.

La primera sugerencia es tener viva la conciencia de que ustedes pueden dejar una marca. Se trata de actuar de manera que sea una marca buena, que vaya en dirección de un desarrollo humano integral. Sus conocimientos, sus experiencias, sus competencias y la vastedad de la red de sus relaciones constituyen un inmenso patrimonio inmaterial que ayuda a empresarios, banqueros, managers, administradores públicos a entender el contexto, a imaginar el futuro y a tomar decisiones. Por tanto, ayudar a conocer para ayudar a decidir. Esto atribuye a su organización y a cada una y cada uno de ustedes la capacidad de orientar las elecciones, influenciar los criterios, valorar las prioridades para los negocios, las universidades, los organismos supranacionales, los gobiernos nacionales y locales y para aquellos que toman decisiones a nivel político. Ustedes están bien conscientes de este su “poder”. A éste debería unirse constantemente la voluntad de dirigir sus análisis y propuestas hacia decisiones coherentes con el paradigma de la ecología integral. Una buena pregunta que habría que plantearse para valorar lo que funciona y lo que no funciona sería: ¿qué mundo queremos dejar a nuestros hijos y nietos?

La segunda sugerencia que les daría es la de asumir y ejercer su responsabilidad cultural, que les viene también del patrimonio de inteligencia y conexiones de que disponen. Por responsabilidad cultural entiendo dos cosas: asegurar una adecuada calidad profesional y además una calidad antropológica y ética que les permita sugerir respuestas coherentes con la visión evangélica de la economía y la sociedad, en otras palabras, con la doctrina social católica. Se trata de valorar los efectos directos e indirectos de las decisiones, el impacto sobre las actividades pero, aún antes, sobre las comunidades, sobre las personas, sobre el medio ambiente. «Las distintas culturas, que produjeron su riqueza en el paso de los siglos, deben ser preservadas para que el mundo no se empobrezca. Y esto sin olvidar estimularlas a dejar salir de ellas mismas cualquier cosa nueva ante el encuentro con otras realidades» (Enc. Fratelli tutti, 134).

Tercera sugerencia: valorar las diferencias. Todos los organismos creados por el hombre – las instituciones, las empresas, los bancos, las asociaciones, los movimientos – tienen el derecho, si son gestionados honesta y correctamente, de poder salvaguardar y desarrollar su propia identidad. Alguno habla de “biodiversidad empresarial” – es bonito el término –: como garantía de libertad de empresa y libertad de elección de los clientes, de los consumidores, de los ahorradores y los inversionistas; y también como condición indispensable de estabilidad, de equilibrio de riqueza humana. Es lo que ocurre en la naturaleza y puede ocurrir también en los “ecosistemas” económicos.

En los últimos quince años el mundo pasó por graves y continuas crisis. No hemos podido terminar de enfrentar la crisis financiera de 2007 cuando tuvimos que enfrentare la de la deuda soberana y las economías reales, después la pandemia, después la guerra en Ucrania con consecuencias de amenazas globales.

Mientras tanto el planeta siguió sufriendo por los efectos del cambio climático; Mientras tanto guerras crueles y ocultas siguen combatiendo se en distintas regiones; Mientras tanto decenas de millones de personas seguían siendo forzadas a emigrar de sus propias tierras. Mientras una parte de hombres y mujeres mejoraban su propia vida cotidiana, otra parte resentía decisiones sin escrúpulos convirtiéndose en las principales víctimas de una especie de contra-desarrollo. San Pablo VI aclaró eficazmente que el nuevo nombre de la paz es el desarrollo en la justicia social (cf. Enc. Populorum progressio, 76-80).

¿Qué puede hacer el consultor de decisiones en este contexto difícil e incierto? Puede hacer mucho. Puede configurar sus análisis y propuestas según una mirada y una visión integrales: de hecho, trabajo digno de las personas, cuidado de la casa común, valor económico y social, impacto positivo en las comunidades son realidades relacionadas entre sí.

El consultor de hoy, consciente de su propio papel, está llamado a proponer y argumentar direcciones nuevas para desafíos nuevos. Los esquemas viejos funcionaron solo en parte, en contextos distintos. Llamaría a esta nueva generación de consultores “consultores integrales”. Se trata de expertos y profesionistas que tienen en cuenta las conexiones entre los problemas y sus respectivas soluciones y que acogen el concepto de la antropología relacional: la que « ayuda al hombre también a reconocer la validez de estrategias económicas que miren ante todo a la calidad global de la vida alcanzada, aún antes que el crecimiento indiscriminado de ganancias, a un bienestar que si quiere ser tal siempre es integral, de todo el hombre y de todos los hombres. Ninguna ganancia es de hecho legítima cuando disminuye el horizonte de la promoción integral de la persona humana, del destino universal de los bienes y de la opción preferencial por los pobres» [1], y agreguemos: el cuidado de nuestra casa común.

Mi deseo es que ustedes puedan ayudar a las organizaciones a responder a este llamado. Tienen las justas competencias para colaborar en la construcción de ese puente necesario entre el presente paradigma económico, basado en los consumos excesivos y que está viviendo su última fase, con el paradigma emergente, un paradigma estructurado sobre la inclusión, la sobriedad, el cuidado y el bienestar. Los animo a convertirse en “consultores integrales”: para cooperar a reorientar la manera de estar en este nuestro planeta que hemos hecho enfermarse, en el clima y las desigualdades.

Queridos amigos, les agradezco por este encuentro y les deseo buen trabajo. Los bendigo a ustedes y a sus familias, especialmente a los niños, los enfermos y los ancianos, que son nuestra sabiduría. Y les pido por favor orar por mí. Y si alguno de ustedes no hace oración o no cree, por lo menos mándeme “buenas ondas”, lo necesito. Gracias.


[1] Congr. Doctr. Fe – Dicast. Serv. Des. Hum. Integr., Oeconomicae et pecuniariae quaestiones. Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico-financiero (6 enero 2018), 10.

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