SEAN TESTIGOS CREÍBLES PARA LOS JÓVENES: CARTA DEL PAPA A LOS PADRES JOSEFINOS (19/03/2022)

“No dejen de soñar con las sorprendentes maravillas de Dios”. Esta es la exhortación del Papa Francisco al final del mensaje a los padres de la Congregación de San José que, al cumplir 150 años de fundación, inician un Año Jubilar haciendo un recorrido por la historia de esta familia religiosa, fundada en Turín por San Leonardo Murialdo, el 19 de marzo de 1873. Un recorrido, que como dice el Santo Padre en la carta fechada el pasado 2 de marzo y dirigida al Padre Superior Tullio Locatelli, “es como volver a las fuentes para sacar de ellas nuevas energías para el futuro”. Compartimos a continuación el texto de la carta, traducido del italiano:

Al Rvdo. Padre Tullio Locatelli
Padre General de la Congregación de San José

En ocasión del 150º aniversario de la fundación de su Instituto, deseo dirigir a usted y a los hermanos mi saludo afectuoso. Me alegro con usted por este significativo evento, que marca el inicio de un año jubilar, en el recuerdo del camino realizado por su Familia religiosa, fundada en Turín por San Leonardo Murialdo el 19 de marzo de 1873. Es como una vuelta a las fuentes para tomar de ellas energías nuevas para el futuro; pero es también la ocasión para hacer memoria agradecida al señor y pedirle con confianza que siga bendiciendo a la congregación, sosteniendo su carisma, dirigido a la educación de la juventud, y conformándolo al hoy según la voluntad del Espíritu.

«Para tiempos nuevos se necesitan nuevas obras», decía San Leonardo Murialdo. Él supo leer la época en que vivía, captar las problemáticas presentes en Turín en la segunda mitad del siglo XIX, ofrecer soluciones eficaces, a la par que los tiempos. Puso en su corazón a la juventud pobre y abandonada, ayudando a muchos jóvenes no sólo a enfrentar las necesidades inmediatas, sino a prepararse para un futuro digno a través de la instrucción y el aprendizaje de un oficio. La visión de largo plazo caracterizó también su compromiso a favor de otra emergencia social, la que estaba ligada al mundo del trabajo. Su actividad también en este ámbito fue realmente intensa, sin embargo él se mantuvo siempre sencillo y confiado, sostenido por la fuerza humilde del amor de Dios: «Estamos en las manos de Dios –decía a menudo –y estamos en buenas manos».

Se abrían escenarios imprevistos a los que supo responder con impulso y obras renovadas. Lo hizo dejándose guiar por una sabiduría antigua y siempre actual, la de San José. Inspirándose en él, actuó en humildad y caridad, exhortando a cada congregado a ser amigo, hermano y padre de los jóvenes necesitados, sacando fuerza de la convicción de que Dios ama a cada uno con una predilección tierna, providente y misericordiosa.

En estos ciento cincuenta años de vida su Congregación ha sido generosa en la misión. Hoy está presente en Europa, en América, en Asia y en África, y trabaja en distintos ámbitos, que van desde el cuidado parroquial hasta la acogida de los pequeños, a la administración de casas familiares y oratorios. Un campo de trabajo amplio y comprometido en el que a desafíos antiguos se han agregado muchos nuevos.

En este año jubilar les deseo que profundicen, en la escuela del fundador, el arte de captar las exigencias de los tiempos y de enfrentarlas con la creatividad del Espíritu Santo. Les recomiendo en particular a los más jóvenes, los cuales, hoy más que nunca, necesitan testigos creíbles. En su Ministerio déjense guiar por el ejemplo humilde y concreto de San José; como él nunca dejen de soñar en las sorprendentes maravillas de Dios; como él que, esforzándose por Jesús y por María, hizo de la propia vida el “signo” de una paternidad más alta, la del Padre celestial (cf. Carta ap. Patris corde, 7), acojan la gran llamada hacer padres dedicados a la juventud de hoy.

Con estos sentimientos, impactó a todos ustedes mi bendición, pidiéndoles que oren por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 2 de marzo 2022

FRANCISCO

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