DESTINAR GASTOS A ARMAS ENSUCIA A LA HUMANIDAD: PALABRAS DEL PAPA A LA ORGANIZACIÓN “TUVE SED” (21/03/2022)

La lucha contra el hambre y la sed, contra las enfermedades y epidemias, contra la pobreza y la esclavitud son “verdaderas batallas” que vale la pena librar. Es necesario “crear la conciencia” de que destinar gastos a las armas “ensucia el alma, ensucia el corazón, ensucia a la humanidad”. Estas fueron algunas de las palabras del Papa Francisco en su encuentro de este 21 de marzo, con la Organización de Voluntariado “Tuve sed”, recibida en la Sala Clementina del Vaticano. Compartimos a continuación, el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos.

Agradezco a la presidente por sus palabras y me alegra recibirlos a diez años del inicio de su experiencia de voluntariado. Desde entonces los ha unido un objetivo claro y urgente: llevar agua potable a quien no la tiene. Y las palabras de Jesús: «Tuve sed» (Mt 25, 35), se han convertido en su nombre y su lema. Me alegro con ustedes.

El acceso al agua, en particular al agua potable y limpia, es ya un punto crítico para el presente y el futuro próximo de la familia humana (cf. Enc. Laudato si’, 27-31). Es una cuestión prioritaria para la vida del planeta y para la paz entre los pueblos. Nos concierne a todos. Sin embargo, en el mundo, especialmente en África, hay poblaciones que más que otras sufren la falta de acceso a este bien primario. Por ello ustedes han realizado sus proyectos humanitarios en África, en muchos países, de distintas regiones del continente. Esto es muy hermoso. Como también es algo muy hermoso que los trabajos siempre sean hechos con trabajadores locales y en colaboración con los misioneros y las comunidades eclesiales del territorio.

«Tuve sed y me dieron de beber», dice Jesús, y agrega: «Todo lo que hicieron a uno solo de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron» (Mt 25, 35.40). Queridos amigos, la sed no provoca estar mal cuando hay abundancia de agua para beber. Pero sabemos que, si ésta falta, y falta por mucho tiempo, la sed puede volverse insoportable. La vida en la tierra depende del agua; aún la de nosotros los seres humanos. Todos para vivir necesitamos de la hermana agua.

¿Por qué, entonces, hacernos la guerra por conflictos que deberíamos resolver hablándonos como hombres? ¿Por qué no mejor unir nuestras fuerzas y nuestros recursos para combatir juntos las verdaderas batallas de civilización: la lucha contra el hambre y contra la sed; la lucha contra las enfermedades y las epidemias; la lucha contra la pobreza y las esclavitudes de hoy?. ¿Por qué? Ciertas decisiones no son neutrales: destinada a gran parte del gasto a las armas, quiere decir quitárselo a otro, lo que significa seguir quitándoselo una vez más a quien le falta lo necesario. Y eso es un escándalo: el gasto para las armas ¡Cuánto se gasta para las armas, terrible! No sé qué porcentaje del PIB, no lo sé, no recuerdo la cifra exacta, pero es un alto porcentaje. Y se gasta en las armas para hacer la guerra, no sólo esta, que es gravísima, que estamos viviendo ahora, y nosotros la sentimos más porque está más cerca, pero en África, en Medio Oriente, en Asia, las guerras, contínuas. Esto es grave. Es necesario crear la conciencia de que continuar gastando en armas ensucia el alma, ensucia el corazón, ensucia a la humanidad. ¿De qué sirve comprometerse todos juntos, solemnemente, a nivel internacional, en campañas contra la pobreza, contra el hambre, contra la degradación del planeta, si después caemos de nuevo en el viejo vicio de la guerra, en la vieja estrategia del poder del armamento, que lleva nuevamente todo y a todos hacia atrás?. Siempre una guerra te lleva hacia atrás, siempre. Caminamos hacia atrás. Se tendrá que comenzar una vez más.

Queridos hermanos y hermanas, como ven su organización, claramente pequeña con respecto a estos grandes problemas, trabaja sin embargo sobre un punto crítico, y lo hace bien, de forma justa; como hacen, gracias a Dios, tantas otras realidades de voluntariado, en Italia y en el mundo. Y sobre esto quiero decir que para mí ha sido una sorpresa encontrar aquí, en Italia, un voluntariado tan fuerte: no lo he visto en otras partes. Esta es una herencia suya, cultural, italiana, que deben cuidar bien. Ustedes tienen un valido voluntariado, y también esta asociación es un voluntariado válido. Por eso les digo gracias y los animo a seguir adelante en su esfuerzo. Bendigo de corazón a todos ustedes y a cuantos trabajan con ustedes en los distintos proyectos. Y les pido también el regalo de orar por mí. Gracias.

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