TENDER PUENTES ENTRE LOS CÓNYUGES Y PASTORES: PALABRAS DEL PAPA A MIEMBROS DE LA ASOCIACIÓN “ENCUENTRO MATRIMONIAL” (09/09/2023)

El Santo Padre se reunió, en el Aula Pablo VI, con unos 1,200 miembros de la Asociación de Promoción de la Familia “Encuentro Matrimonial”, institución que fomenta, a través de un fin de semana, un método para mejorar el diálogo en las parejas y para que sacerdotes y religiosos se confronten con su propia comunidad de referencia. El Papa Francisco recordó el compromiso con el redescubrimiento del Sacramento del Matrimonio y del Orden, inspirados por el mandamiento de amor de Jesús. Transcribimos a continuación, el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas:

Les doy la bienvenida y les agradezco por la visita, que se realiza mientras están viviendo algunos días de reflexión en ocasión de su cuadragésimo quinto aniversario: ¡felicidades!

En todos estos años, inspirados por el mandamiento del amor de Jesús (cf. Jn 15, 12), se han comprometido con el redescubrimiento del Sacramento del Matrimonio y el del Orden, buscando no solamente profundizar en su riqueza de manera diferente, sino también haciendo surgir la relación qué ocurre entre estas dos importantes vocaciones. Matrimonio y Orden sagrado, de hecho, si bien de manera distinta y según el carisma propio de cada uno, están íntimamente ligados porque ambos manifiestan el amor de Dios, edificando el Cuerpo místico de la Iglesia. Estos dos Sacramentos, de hecho, por caminos distintos pero complementarios, hablan de esponsalidad: por una parte la donación total, única e indisoluble de los esposos, por la otra la entrega de vida del sacerdote para la Iglesia, son signos del amor esponsal de Dios por nosotros.

Retomando el tema que eligieron para esta ocasión, “Somos el sueño de Dios”, quisiera decirles que su “carisma esponsal” es una profecía para la realización del sueño de Dios. ¿Y cuál es el sueño de Dios? Invitando a los discípulos a permanecer unidos a Él como los sarmientos a la vid (cf. Jn 15, 4) Y pidiendo al Padre para que los conserve en el amor, Jesús mismo nos lo revela, implorando que todos podamos ser «uno solo» (Jn 17, 21). El sueño de Dios para nosotros es este: unirnos en su amor, en su comunión, para hacernos descubrir la belleza de la filiación divina y la fraternidad entre nosotros. Por ello Jesús hizo oración de todo corazón. Y nos manda por los caminos del mundo a anunciar que el camino para generar una nueva humanidad se basa en la fraternidad, fruto de la caridad, no en la prevaricación y el egoísmo.

En tal sentido el servicio que ofrecen a la Iglesia, pero también a la sociedad, es decir el acompañamiento de los cónyuges y los sacerdotes, representa una pieza valiosa que contribuye a realizar el sueño de Dios. No lo hacen con muchas palabras o con teorías abstractas, sino sobre todo entrando con amor en la realidad de la vida concreta de las personas. Así su carisma recuerda que la fe es ante todo una experiencia de relación y de encuentro.

Es una historia de amor con Dios, con los hermanos, con las hermanas. Ustedes miran de cerca el diálogo a veces no fácil entre los cónyuges y las situaciones a veces complejas a las que son llamados a enfrentar los sacerdotes, favoreciendo un intercambio fecundo, para aprender juntos el arte de la relación, el arte de la comunión. Así hacen avanzar el sueño de Dios, sueño de comunión esponsal, en un tiempo que a veces prefiere caminar los senderos pantanosos del individualismo en lugar de aventurarse hacia las espléndidas cimas del amor.

Sean entonces también un signo para la vida de la Iglesia, que está llamada a recorrer el camino de una cada vez mayor reciprocidad entre los dones, los carismas y los ministerios. El intercambio entre los cónyuges y los pastores favorece la acción evangelizadora de la que hoy necesitamos urgentemente. De hecho, es a través de las relaciones, ante todo dando testimonio de la belleza de las relaciones, que logramos anunciar la riqueza del Evangelio y mostrar el amor que Dios tiene por cada criatura.

Los animo por ello a continuar con generosidad y pasión su compromiso: a poner en común las experiencias de los cónyuges, los sacerdotes y los religiosos; a abrir las puertas de su camino a los jóvenes y a los novios; a no tener miedo de recorrer nuevos caminos que ayuden a las comunidades cristianas a llevar a cabo cada vez mejor la convergencia entre los esposos y sus pastores. Y, sobre todo, alejarse guiar por el Espíritu Santo – dejarse guiar por el Espíritu Santo –, que es el amor de Dios, sin quien nuestras actividades son estériles y vanas. ¡Es el Espíritu quien abre los corazones y las mentes – es el Espíritu quien lo hace –, quien nos hace protagonistas, a todos nosotros, del sueño de Dios!

Gracias por su valioso servicio. ¡Sigan adelante, sigan adelante no con tristeza, con alegría! Los bendigo y, por favor, no se olviden de orar por mí. Gracias.

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