LAS METAS DE DESARROLLO DE LA ONU DEBEN TENER A LA PERSONA HUMANA AL CENTRO: PALABRAS DE MONS. GALLAGHER EN EL FORO SOBRE DESARROLLO SUSTENTABLE DE LA ONU (20/09/2023)

El Arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, estuvo presente en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sustentable. Este evento se realizó auspiciado por la Asamblea General de las Naciones Unidas los días 18 y 19 de septiembre y estuvo enfocado en retomar las Metas de Desarrollo Sustentable 2030 (MDS). Urgió a los estado miembros de la ONU a trabajar juntos hacia un futuro en el que la inherente dignidad de cada persona sea respetada, las necesidades de los pobres y las personas en situaciones vulnerables sean cumplidas y una relación armoniosa con el medio ambiente sea recuperada. Transcribimos a continuación el texto de su intervención, traducido del inglés:

“La movilización de financiamiento e inversiones y los medios de implementación para lograr las MDS”

Señor Co-moderador:

En su discurso a la Asamblea General el 25 de septiembre de 2015, el Papa Francisco describió la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sustentable como “un importante signo de esperanza” [1]. Al mismo tiempo, advirtió sobre el peligro de permanecer “satisfechos con el ejercicio burocrático de elaborar largas listas de buenas propuestas – metas, objetivos y estadísticas” [2]. A mitad del camino hacia 2030, el tipo de esperanza que la comunidad internacional está llamada a mantener viva y a entregar es activa: una esperanza que “hace que las cosas ocurran y cambia la vida” [3].

A este respecto, esta Cumbre sobre las MDS no debe servir como una plataforma para declaraciones abstractas que simplemente “claman nuestras conciencias” [4], más bien, debemos utilizarla para aumentar esfuerzos y acelerar el progreso para “mover al mundo hacia un camino sustentable y resiliente” [5]. Esto quiere decir, en primer lugar y ante todo, tomar acciones concretas para enfrentar los grandes retos de nuestro tiempo, en particular la guerra y el conflicto, la pobreza y el hambre, la violencia, la exclusión social, el cambio climático y la degradación del medio ambiente y la insistente “cultura del descarte” [6] en el nombre de la cual ”las personas ya no son vistas como el valor más importante que debe ser cuidado y respetado, especialmente cuando son pobres o discapacitados”, y son descartados como “ ‘no útiles’ – como los no nacidos, o ‘no necesarios’ – como los ancianos” [7].

Avanzar en el camino sustentable y resiliente en que nos hemos embarcado en 2015 también requiere medidas que miren al futuro que vayan más allá de beneficios inmediatos y se enfoquen en “el tipo de mundo que le estamos dejando a futuras generaciones” [8], “su dirección general, su significado y sus valores” [9]. A este respecto, la implementación de la Agenda 2030 no es simplemente un asunto de movilizar más recursos y diseñar herramientas más efectivas para superar los muchos retos técnicos que las Metas de Desarrollo Sustentable implican. En cambio, es en primer término un asunto de comprometerse y cumplir con un nuevo modelo de desarrollo que tenga a la persona humana en su centro, esté impulsado hacia el bien común y fundamentado en los principios éticos de justicia, solidaridad y responsabilidad compartida.

En conclusión, la Santa Sede tiene la visión de que el éxito de esta Cumbre de las MDS y finalmente de nuestro viaje hacia un futuro en que la dignidad inherente de cada persona sea respetada, las necesidades de los pobres y los que están en situaciones vulnerables sean cubiertas y una armoniosa relación con el medio ambiente sea restaurada, depende de nuestro genuino compromiso hacia el multilateralismo “como la expresión de un renovado sentido de corresponsabilidad global, una solidaridad basada en la justicia y el logro de paz y unidad en la familia humana” [10].

Gracias, Señor Co-moderador.


[1] Papa Francisco, Discurso a la septuagésima sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 25 septiembre 2015.

[2] ibid.

[3] Papa Benedicto XVI, Carta Encíclica Spe Salvi, 2.

[4] Papa Francisco, Discurso a la septuagésima sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 25 septiembre 2015.

[5] A/RES/70/1, preámbulo.

[6] Papa Francisco, Carta Encíclica Fratelli Tutti, 18.

[7] ibid.

[8] Papa Francisco, Carta Encíclica Laudato si’, 159.

[9] ibid., 160

[10] Papa Francisco, Discurso a la septuagésima quinta sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 25 septiembre 2020.

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