VACUNAS PARA TODOS, UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA: PALABRAS DEL PAPA A NUEVOS EMBAJADORES ANTE LA SANTA SEDE (17/12/2021)

Con motivo de la presentación de las cartas credenciales de los Embajadores de Moldavia, Kirguistán, Namibia, Lesoto, Luxemburgo, Chad y Guinea-Bissau, el Papa Francisco habló este 17 de diciembre, sobre la pandemia, invitando a la comunidad internacional a promover una “cultura del encuentro” al servicio del bien común de la familia humana. La pandemia que saca “lo mejor de la humanidad” en términos individuales pero que, a nivel institucional e intergubernamental, exige ser abordada “de forma solidaria y no aislada”, fue el contundente concepto que el Papa Francisco reiteró en un discurso dirigido a los nuevos embajadores extraordinarios y plenipotenciarios, cuyo texto transcribimos a continuación, traducido del italiano:

Excelencias:

Me alegra recibirlos para la presentación de las cartas con las cuales son acreditados como embajadores extraordinarios y plenipotenciarios de sus países ante la Santa Sede: Moldavia, Kirguistán, Namibia, Lesoto, Luxemburgo, Chad y Guinea-Bissau. Les pido transmitir mis sentimientos de estima a sus respectivos jefes de Estado, así como asegurarles mis oraciones para que Dios Omnipotente los bendiga abundantemente a ustedes y a sus compatriotas con paz y prosperidad.

Cuando encontré a sus colegas, hace poco más de un año, para la misma ceremonia, el mundo todavía estaba en las garras de la pandemia, pero los signos de esperanza estaban apareciendo en el horizonte mientras se suministraban las primeras vacunas. En ese tiempo, muchos creían que su llegada anunciaba un rápido fin a la pandemia. Mientras que desde entonces se han hecho grandes progresos, un año después vemos cómo el COVID-19 sigue causando dolor y sufrimiento, para no hablar de la pérdida de vidas humanas. Es importante que la comunidad internacional intensifique los esfuerzos de cooperación para que todas las personas tengan un acceso rápido a las vacunas. No es una cuestión de conveniencia o de cortesía, sino de justicia.

La realidad de la pandemia actual nos recuerda una vez más que somos «una comunidad global donde los problemas de una persona son los problemas de todos» (Carta enc. Fratelli tutti, 32). No obstante los progresos médicos y tecnológicos en el curso de los años, algo microscópico –un objeto aparentemente insignificante–ha cambiado para siempre en nuestro mundo, nos demos cuenta de ello o no. Como me ha sido posible observar desde el inicio de la pandemia, es urgente aprender de esta experiencia y abrir los ojos para ver lo que es más importante: los unos con los otros (cf. Momento extraordinario de oración, 27 de marzo 2020). En particular, es mi sincera esperanza que a través de esta experiencia la comunidad internacional llegue a una mayor conciencia del hecho de que somos una sola familia humana; cada uno de nosotros es responsable de sus hermanos y hermanas, sin excluir a nadie. Esta es una verdad que debería impulsarnos a enfrentar no sólo la actual crisis de salud, sino todos los problemas que afligen a la humanidad y a nuestra casa común –pobreza, migración, terrorismo, cambio climático, para citar algunos–de forma solidaria y no aislada.

Mientras que la pandemia ha sacado lo mejor de la humanidad en términos de actos individuales y colectivos de generosidad, servicio y sacrificio, mucho más debe hacerse a nivel institucional intergubernamental para promover una “cultura del encuentro” al servicio del bien común de nuestra familia humana. Para este propósito, La Santa Sede aprecia el importante papel que ustedes desarrollan, como demuestra su propia presencia diplomática y su involucramiento en la comunidad internacional. Su trabajo, queridos embajadores, a menudo se realiza en silencio y sin reconocimiento público. Sin embargo ustedes comprenden ya lo que el mundo necesita aprender de la pandemia: la necesidad de cultivar las relaciones y facilitar la comprensión recíproca con personas de distintas culturas y orígenes, con el fin de trabajar juntos para construir un mundo más justo. El principal instrumento a su disposición para realizar esta tarea es el diálogo. En contraste con cualquier concesión peyorativa de esta potente forma de comunicación, los diplomáticos se dan cuenta de la «fuerza paciente y mansa del diálogo» (Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, Nicosia – Chipre, 2 de diciembre 2021).

Queridos Embajadores, al inicio de su nueva misión, les expreso mis mejores deseos y les aseguro que las oficinas de la Santa Sede están listas a comprometerse con ustedes en un diálogo fructífero para afrontar cuestiones de interés común, especialmente aquellas que se refieren a la humanidad y a nuestra casa común. Sobre ustedes, sobre sus familias, sus colaboradores diplomáticos y su personal, invoco cordialmente abundantes bendiciones divinas. Gracias.

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