GARANTIZAN LA SEGURIDAD DE LAS PERSONAS Y ACTOS RELIGIOSOS: PALABRAS DEL PAPA A LA POLICÍA ITALIANA ANTE EL VATICANO (03/02/2022)

Esta mañana, el Santo Padre recibió en audiencia a los dirigentes y al personal de la Comisaría de la Policía Italiana ante el Vaticano, a quienes los animó a seguir adelante con su trabajo. “Además de expresarles mi gratitud, quisiera animarlos para que su servicio, a veces arduo, se sostenga siempre en su motivación fundamental: cuidar de las personas, proteger su dignidad y su seguridad. Esto es muy valioso”, dijo el Papa Francisco en su discurso de este 3 de febrero, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, texto que transcribimos a continuación, traducido del italiano:

Señor jefe de la policía, señor prefecto y señor director, queridos funcionarios y agentes:

Buenos días y bienvenidos.

Estoy contento de saludar en esta ocasión a cada uno de ustedes, y dirijo mi pensamiento también a sus familias y a sus colegas que no están presentes. Un gracias a los capellanes, que los apoyan espiritualmente. Le agradezco, señor jefe de la policía, por las corteses palabras que me ha dirigido, también a nombre de los representantes de las estructuras centrales y periféricas del Ministerio del Interior que colaboran con ustedes, con espíritu de servicio y de diligente disponibilidad.

Este nuestro tradicional encuentro, en las primeras semanas del año, es una hermosa ocasión para expresarles mi estima y mi aprecio. En estos meses marcados por la pandemia han sabido ordenar bien su trabajo, conjugando las disposiciones sanitarias y las normas de orden público con las exigencias de los peregrinos. Se debe también a su profesionalismo que la vida alrededor de estos lugares Santos y a la Ciudad del Vaticano se halla desarrollado con serenidad. Esto es fruto de su trabajo, gracias. Su vigilancia diurna y nocturna cuida a las personas que se acercan a orar a la Basílica y que vienen a encontrarme. Su puntual actividad facilita también las manifestaciones espirituales y religiosas que se realizan en la Plaza, como también las visitas de los turistas.

Se trata de un trabajo considerable y delicado, el cual realizan con diligencia y cercanía, esforzándose, incluso en las situaciones más complejas, por ser pacientes y estar disponibles. Quisiera también recordar su asidua colaboración en ocasión de mis traslados a Roma o de mis visitas pastorales en Italia. Les agradezco también por el estilo: la suya es una presencia discreta y al mismo tiempo eficaz, que se hace aún más provechosa por la colaboración con la Gendarmería Vaticana. Este diálogo entre ustedes y la Gendarmería es muy importante y les agradezco mucho por sacarlo adelante. Además de expresarles mi gratitud, quisiera animarlos, para que su servicio, a veces arduo, esté siempre sostenido por su motivación fundamental, es decir cuidar a las personas, cuidando la dignidad y la seguridad de cada uno. Esto es muy valioso: la persona al centro, siempre. Quizá alguno se acerca con peticiones o a veces con problemas o exigencias que no son correctas, son un poco pesados, a veces. Pero gracias por su paciencia, y porque tratan a las personas como son, en la vida. ¡Así nos trata Dios!

En la liturgia de ayer celebramos la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, llamada también la “fiesta del encuentro”. Porque el Evangelio narra el encuentro de María y José, jóvenes esposos que apenas se habían convertido en padres, con dos ancianos, Simeón y Ana. Generaciones e historias diversas se encuentran, y al centro está Jesús. Pienso que ustedes, permiten que también aquí ocurran muchos encuentros donde el Señor está al centro. En el templo de Jerusalén Él es acogido. Su servicio permite que Jesús siga siendo acogido por mucha gente. Que San José y la Virgen, que lo introdujeron en el templo, velen sobre ustedes y cuiden a sus familias. A ellos encomiendo las esperanzas y las preocupaciones que llevan en el corazón.

No quisiera terminar sin un recuerdo a aquellos de ustedes que han dado la vida en servicio, también en esta pandemia. Gracias. Gracias por el testimonio. Se fueron en el trabajo, se fueron en silencio. Pero que no permanezcan en silencio en nuestro corazón. Que el recuerdo venga siempre con gratitud.

Muy queridos, les aseguro que los recuerdo en mis oraciones. De corazón les doy mi bendición, extendiéndola a sus familiares y a sus seres queridos. Y les pido, por favor, que no se olviden de orar por mí. Gracias.

Después de la bendición agregó:

Dos cosas: trataré de saludarlos de pie, a todos, pero esta rodilla no me lo permite siempre. Les pido no ofenderse si en un cierto momento debo saludarlos sentado. Y otra cosa: el jefe de la policía mencionó aquella statio orbis de marzo de 2020, donde pedimos al Señor que nos ayudará en la pandemia. El Dicasterio de la Comunicación hizo un libro. Después de oír esto, le dije a mi secretario que fuera a buscar el libro para darles uno a cada uno de ustedes. No sé si aquí estarán disponibles todos, pero a quien no lo reciba hoy le llegará mañana o pasado mañana. Gracias.

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