LA MÚSICA CREA PUENTES Y ELEVA HACIA DIOS: PALABRAS DEL PAPA A LAS “SCHOLAE CANTORUM” DE LA ASOCIACIÓN SANTA CECILIA (28/09/2019)

Este 28 de septiembre, alrededor del mediodía en Roma, el Papa Francisco recibió en audiencia en el Aula Pablo VI del Vaticano, a las “Scholae Cantorum” de la Asociación Italiana Santa Cecilia a quienes agradeció por su labor que tras 140 años, “sigue viva, activa y deseosa de servir a la Iglesia”. El Pontífice señaló que la música “crea puentes, acerca a las personas, incluso a los más distantes; no conoce barreras de nacionalidad, de etnia, de color de piel, sino que envuelve a todos en un lenguaje superior, y consigue siempre sintonizar a personas y grupos de muy diferentes procedencias”. Reproducimos el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas:

Doy la bienvenida a todos ustedes: al Presidente, Mons. Tarcisio Cola, a quien agradezco por sus palabras, al Consejo Directivo y a ustedes cantantes, directores de coro, organistas, llegados de diversas partes de Italia.

Forman parte de la benemérita Asociación Italiana de Santa Cecilia, antigua por fundación – 140 años – y todavía viva y activa y deseosa de servir a la Iglesia. Son bien conocidos el afecto y la estima de los Papas por esta Asociación, en particular de San Pío X, que dio al pueblo de Dios disposiciones orgánicas sobre la música sacra (cf. Motu Proprio Tra le sollecitudini, 22 de noviembre de 1903). San Pablo VI los quiso renovados y activos para una música que se integra con la liturgia y que de ella recaba sus características fundamentales. No una música cualquiera, sino una música santa, porque santos son los ritos; dotada de la nobleza del arte, porque a Dios se le debe dar lo mejor; universal, para que todos puedan comprender y celebrar. Sobre todo, bien distinta y diferente de la utilizada para otros fines. Y les recomendó cultivar el sensus ecclesiae, el discernimiento de la música en la liturgia. Decía: «No todo es válido, no todo es lícito no todo es bueno. Aquí lo sacro debe conjugarse con lo bello en una síntesis armoniosa y devota» (Discurso a las religiosas encargadas del canto litúrgico, 15 de abril de 1971). Benedicto XVI los exhortó a no olvidar el patrimonio musical del pasado, a renovarlo e incrementarlo con nuevas composiciones.

Queridos amigos, también yo los animo a seguir por este camino. Ser una asociación es un recurso: los ayuda a generar movimiento, interés, compromiso por servir mejor a la liturgia. Asociación que no es protagonista o propietaria de ninguna música, sino que tiene como programa el amor y la fidelidad a la Iglesia. Juntos pueden comprometerse más en el canto como parte integrante de la Liturgia, inspirándose en el modelo primario, el canto gregoriano. Juntos tienen cuidado de la preparación artística y litúrgica, y promueven la presencia de la schola cantorum en cada comunidad parroquial. El coro de hecho guía a la asamblea y – con sus repertorios específicos – es una voz calificada de espiritualidad, de comunión, de tradición y de cultura litúrgica. Les recomiendo que ayuden a cantar a todo el pueblo de Dios, con una participación consciente y activa en la Liturgia. Esto es importante: la cercanía al pueblo de Dios.

Son varios los campos de su apostolado: la composición de nuevas melodías; promover el canto en los Seminarios y en las casas de formación religiosa; apoyar a los coros parroquiales, a los organistas, a las escuelas de música sacra, a los jóvenes. Cantar, tocar, componer, dirigir, hacer música en la Iglesia son algunas de las cosas más hermosas para la gloria de Dios. Es un privilegio, un don de Dios expresar el arte musical y ayudar a la participación en los divinos misterios. Una bella y buena música es un instrumento privilegiado para acercarse a lo trascendente, y a menudo ayuda a entender un mensaje incluso a quien está distraído.

Sé que su preparación implica sacrificios ligados a la disponibilidad de tiempo para dedicar a los ensayos, a la participación de las personas, a las actuaciones en los días festivos, cuando quizás los amigos los invitan a “irse de paseo”. ¡Muchas veces! Pero su dedicación a la liturgia y a su música representa una forma de evangelización a todos los niveles, desde los niños hasta los adultos. La Liturgia, de hecho es la primera “maestra” de catecismo. No olviden esto: la Liturgia es la primera “maestra” de catecismo.

La música sacra desempeña también otra tarea, la de soldar la historia cristiana: en la Liturgia resuenan el canto gregoriano, la polifonía, la música popular y la contemporánea. Es como si en ese momento alabaran a Dios todas las generaciones pasadas y presentes, cada una con su propia sensibilidad. No sólo, pero la música sacra – y la música en general – crea puentes, acerca a las personas, incluso a las más lejanas; no conoce barreras de nacionalidad, de etnia, de color de piel, sino que envuelve a todos en un lenguaje superior, y logra siempre poner en sintonía a personas y grupos de procedencias incluso muy diferentes. La música sacra reduce las distancias también con aquellos hermanos que a veces no sentimos cercanos. Por eso en cada parroquia el grupo de canto es un grupo donde se respira disponibilidad y ayuda mutua.

Por todo esto, queridos hermanos, les agradezco y los animo. Qué el Señor los ayude a ser constantes en su compromiso. La Iglesia estima el servicio que prestan en las comunidades: las ayudan a sentir la atracción a lo bello, que desintoxica de la mediocridad, eleva hacia lo alto, hacia Dios, y une los corazones en la alabanza y en la ternura. Los bendigo a ustedes y a todos los socios de la Asociación Santa Cecilia. Qué la Virgen los proteja. Y ya que quien canta ora dos veces, confío en que harán oración también por mí. ¡Gracias!

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