NO A LA GANANCIA A CUALQUIER COSTO QUE HACE ESCLAVO AL HOMBRE: PALABRAS DEL PAPA A MIEMBROS DE UNA INSTITUCIÓN FINANCIERA (05/10/2020)

El Papa Francisco recibió la mañana de este 5 de octubre, en el Aula Pablo VI, a los dirigentes y al personal del Instituto “Cassa Depositi e Prestiti” de Italia. “Una institución como la suya puede dar testimonio concreto de una sensibilidad solidaria, fomentando el relanzamiento de la economía real, la que impulsa el desarrollo de las personas, las familias y la sociedad entera”, dijo el Santo Padre en su mensaje, en que invitó a los presentes a reflexionar sobre lo que se necesita para un verdadero desarrollo. Reproducimos a continuación, el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Ilustres señores y señoras:

Les doy una cordial bienvenida y agradezco al presidente y al director general por sus gentiles palabras de presentación.

Este encuentro tiene lugar a ciento setenta años del nacimiento de su institución. Fundada como Cassa Piemontese, tras la unidad política italiana cambió su denominación a Cassa Depositi e Prestiti. Desde entonces la tarea de su Instituto se ha rediseñado en relación con la evolución y las necesidades del país, necesitado de constantes inversiones, modernizaciones, apoyo a las entidades locales, fomento de la formación profesional y la productividad.

Estas líneas de desarrollo requieren también hoy de su parte un esfuerzo generoso. Pensemos en los desafíos generados en el ámbito social y económico por la grave pandemia que aún está en curso. Pensemos en fenómenos con repercusiones muy significativas, como el declive de algunas formas de producción, que necesitan renovación o transformaciones radicales. Pensemos en los cambios que han intervenido en la forma de comprar y vender los bienes, con el riesgo de concentrar el intercambio y el comercio en manos de unas pocas entidades de dimensión mundial. Y esto en detrimento de las peculiaridades de los territorios y de las competencias profesionales locales, tan típicas de la realidad italiana y europea.

La doctrina social de la Iglesia concuerda con una visión en la que los inversores esperan un rendimiento justo de los recursos recaudados, para luego canalizarlos al financiamiento de iniciativas destinadas a la promoción social y colectiva. El pensamiento cristiano no se opone por principio a la perspectiva de la ganancia, más bien se opone a la ganancia a cualquier costo, a la ganancia que olvida al hombre, que lo hace esclavo, que lo reduce a una cosa entre otras cosas, a una variable de un proceso que no puede controlar o al que no puede oponerse de ninguna manera.

La gestión de los negocios requiere siempre de todos una conducta leal y límpida, que no ceda a la corrupción. En el ejercicio de las propias responsabilidades es necesario saber distinguir el bien del mal. En efecto, incluso en el campo de la economía y las finanzas, la recta intención, la transparencia y la búsqueda de buenos resultados son compatibles y no deben separarse nunca. Se trata de identificar y seguir con valentía líneas de intervención respetuosas, más aún, promotoras de la persona humana y de la sociedad.

En su trabajo, están llamados a gestionar día a día, con escrupulosa atención, las relaciones con las distintas realidades que acuden a ustedes en busca de apoyo. Una institución como la suya puede dar testimonio concreto de una sensibilidad solidaria, favoreciendo el relanzamiento de la economía real, la que impulsa el desarrollo de las personas, de las familias y de la sociedad entera. También de esta manera se puede acompañar el camino gradual de una nación y servir al bien común, con el esfuerzo por multiplicar y hacer más accesibles para todos los bienes de este mundo (cf. Exhort. ap. Evangelii Gaudium, 203).

Este es el deseo, que formulo con motivo de su aniversario, animándolos a continuar con generosidad su acción. Que los acompañe la asistencia del Espíritu Santo y los haga constructores de justicia y paz. A ustedes aquí presentes y a todos los miembros de la Cassa Depositi e Prestiti, les aseguro mi recuerdo en la oración y, mientras les pido también a ustedes que oren por mí, les imparto la Bendición Apostólica, que extiendo de corazón a sus familiares.

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