TODO SER HUMANO ESTÁ DOTADO DE DIGNIDAD COMO ENTIDAD ESPIRITUAL, CREADA POR DIOS: MENSAJE DEL PAPA AL SIMPOSIO INTERCRISTIANO (28/08/2024)

El Papa Francisco envió este 28 de agosto, un mensaje a los participantes en el XVII Simposio Intercristiano, promovido conjuntamente por el Instituto Franciscano de Espiritualidad de la Pontificia Universidad Antonianum y el Departamento de Teología de la Facultad Teológica Ortodoxa de la Universidad «Aristóteles» de Tesalónica. Un simposio que se está llevando a cabo del 28 al 30 de agosto en la ciudad italiana de Trani, sobre el tema «¿Qué es el hombre?» (Sal 8, 5) en el tiempo de un cambio antropológico. Ante esta revolución antropológica en curso, es necesaria una reflexión profunda que renueve el pensamiento: un desafío que afecta a todos los cristianos, sea cual sea la Iglesia a la que pertenezcan. Transcribimos a continuación, el texto del mensaje, traducido del italiano:

Al Venerado Hermano el Sr. Cardenal Kurt Koch
Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

Con sentimientos de cordial cercanía dirijo mi saludo a los ilustres conferencistas y a todos los participantes en el XVII Simposio Intercristiano, promovido conjuntamente por el Instituto Franciscano de Espiritualidad de la Pontificia Universidad Antonianum y por el Departamento de Teología de la Facultad Teológica Ortodoxa de la Universidad “Aristóteles” de Tesalónica, que tendrá lugar del 28 al 30 de agosto de 2024 en Trani, sobre el tema “«¿Qué es el hombre?» (Sal 8, 5) en el tiempo del cambio antropológico”. En particular, quisiera alegrarme con los organizadores de esta singular experiencia de colaboración concreta entre católicos y ortodoxos, que ya se ha vuelto una hermosa tradición.

En el título del Simposio se habla de tiempo de cambio antropológico, pero lo que está ocurriendo en nuestros días podría ser definido como una verdadera revolución. Los cambios traídos por la revolución informática, como, por ejemplo, el desarrollo de la inteligencia artificial y los increíbles desarrollos en el ámbito de las ciencias, obligan a los hombres y mujeres de hoy a repensar su identidad, su papel en el mundo y la sociedad y su vocación hacia la trascendencia. De hecho, la especificidad del ser humano en el conjunto de la creación, su unicidad ante los demás animales, incluso su relación con las máquinas, se ponen continuamente en discusión. Además, la forma en la que los hombres y mujeres de hoy comprenden las experiencias fundamentales de su existencia, como engendrar, nacer, morir, está cambiando estructuralmente. Ante esta revolución antropológica en acción no es posible reaccionar solamente con la negación y la crítica. Es necesaria más bien una reflexión profunda, capaz de renovar el pensamiento y las decisiones que hay que tomar (cf. Video mensaje en ocasión de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Cultura sobre el tema “Hacia un humanismo necesario”, 23 de noviembre 2021).

Este desafío afecta a todos los cristianos, sin importar a qué Iglesia pertenezcan. Por este motivo es particularmente interesante que católicos y ortodoxos promuevan juntos esta reflexión. En particular, a la luz de la enseñanza de la Sagrada Escritura y de la Tradición cristiana, es necesario reiterar que a todo ser humano le corresponde una dignidad por el sólo hecho de existir, como entidad espiritual, creada por Dios y destinada a una relación filial con Él (cf. Ef 1, 4-5), independientemente de su actuar en conformidad o no con su propia dignidad, de las situaciones socioeconómicas en las que vive o de sus condiciones existenciales. La defensa de esta dignidad con respecto a amenazas muy concretas como la pobreza, la guerra, la explotación y otras representa un compromiso común para todas las Iglesias, sobre el cual hay que trabajar juntos.

Acompaño con gusto los trabajos del XVII Simposio Intercristiano con mi oración y, por intercesión de San Nicolás Peregrino, patrono de Trani, invoco sobre todo de los participantes la bendición del Señor, confiando en que también ellos tendrán la dad de acordarse de mí en sus oraciones.

Desde el Vaticano, 17 de julio 2024

FRANCISCO

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