ACEPTAR EL DESAFÍO DE UNA PAZ QUE PARECE IMPOSIBLE: MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO AL MEETING DE RIMINI 2024 (19/08/2024)

Este 19 de agosto, el Papa Francisco envió un Mensaje, firmado por el Card. Pietro Parolin, Secretario de Estado, al Encuentro Anual de Rimini organizado por la Fundación «Meeting para la amistad entre los pueblos». En el texto del Mensaje, el Papa Francisco invita a dirigirse a Cristo para afrontar los problemas del tiempo presente y, ante «el desafío de una paz que parece imposible», a «colaborar activamente en la misión de la Iglesia» para dar vida a «un mundo nuevo» y hacer de la Tierra un «templo de fraternidad». Compartimos a continuación el texto del Mensaje, traducido del italiano:

S.E.R. Mons. Nicolò Anselmi
Obispo de Rimini

Su Excelencia Reverentísima:

Con ocasión del 45º Meeting para la amistad entre los pueblos, el Santo Padre desea reunirse con los participantes a través de un mensaje inicial, saludando a los organizadores, los voluntarios y a todos aquellos que tomarán parte en el evento, cuyo título representa un sentido llamado a la responsabilidad: «Si no estamos en la búsqueda de lo esencial, ¿entonces qué buscamos?».

Precisamente mientras atravesamos tiempos complejos, la búsqueda de lo que constituye el centro del misterio de la vida y la realidad es de crucial importancia. Nuestra época, de hecho, está marcada por problemáticas diversas y notables desafíos, ante los cuales percibimos a veces un sentido de impotencia, una actitud de renuncia y pasiva que pueden conducir a “arrastrar la vida” y a dejarse atropellar por el aturdimiento de lo efímero, hasta perder el significado de la existencia. En este escenario, por ello, es más que nunca pertinente la opción de ubicarse siguiendo las huellas de lo que es esencial.

El Papa Francisco anima entonces el intento por buscar, con pasión y entusiasmo, cuanto hace surgir la belleza de la vida, enfrentando el cuestionamiento planteado por don Luigi Giussani cuando con valentía afirmaba: «El corazón está carcomido por la esclerosis, es decir por la pérdida de la pasión y el gusto de vivir. [...] La vejez a los veinte años e incluso antes, la vejez a los quince años, esa es la característica del mundo de hoy» (El sentido religioso, Milán 2013,116-117).

Mientras soplan los gélidos vientos de la guerra, agregándose recurrentes fenómenos de injusticia, violencia y desigualdad, así como a la grave emergencia climática y a un cambio antropológico sin precedentes, es imprescindible detenerse y preguntarse: ¿hay algo por lo que vale la pena vivir y esperar?

Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco nos exhorta a leer incluso las resistencias, las fatigas y caídas de los hombres y mujeres de hoy como un llamado a reflexionar, para que el corazón se abra al encuentro con Dios y cada uno tome conciencia de sí mismo, del prójimo y la realidad.

Su constante invitación es a hacerse mendigos de lo esencial, de lo que da sentido a nuestra vida, ante todo despojándonos de lo que hace pesado lo cotidiano, siguiendo el ejemplo de un escalador que, al llegar al punto de ascenso de la pared rocosa, debe liberarse de lo superfluo para poder subir con más facilidad. Actuando así, descubrimos que el valor de la existencia humana no consiste en las cosas, en los éxitos obtenidos, en la carrera de la competencia, sino ante todo en esa relación de amor que nos sostiene, arraigando nuestro camino en la confianza y la esperanza: es la amistad con Dios, que se refleja después en todas las demás relaciones humanas, la que da fundamento a la alegría que nunca terminará. Somos amados, esta es la verdad esencial, que el mismo don Giussani anunciaba a los jóvenes universitarios: «Son amados. Este es el mensaje que llega a nuestra vida […]. Este es Jesucristo en la historia del hombre, el inicio continuo de este mensaje: “¡Son amados!”. ¿Qué es la vida? Ser amados. ¿Y el ser que llevamos cargando? Ser amados. ¿Y el destino? Ser amados» (Litterae Communionis Tracce, 1996, n. 1).

En la misma longitud de onda, el Papa Francisco recuerda que «lo que para nosotros es esencial, más bello, más atrayente y al mismo tiempo más necesario es la fe en Cristo Jesús» (Discurso a la Plenaria del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, 26 de enero 2024). Sólo el Señor, de hecho, salva nuestra frágil humanidad y, en medio de las adversidades, nos hace experimentar una alegría que de otro modo es imposible. Sin este punto de anclaje, la barca de nuestra vida estaría a merced de las olas y correría el riesgo de hundirse.

Volver a lo esencial que es Jesús no significa evadirse de la realidad sino, por el contrario, es la condición para sumergirse realmente en la historia, para enfrentarla sin huir de sus desafíos, para encontrar el valor de arriesgar y amar aun cuando parece que esto no vale la pena, para vivir en el mundo sin temor alguno. Como llegó a escribir el entonces Arzobispo Montini: «Tú nos eres necesario, oh Cristo, oh Señor, oh Dios-con-nosotros, para aprender el amor verdadero y caminar en la alegría y la fuerza de tu caridad, a lo largo del camino de nuestra vida fatigosa» (Omnia nobis est Christus. Carta pastoral a la Arquidiócesis de Milán para la Cuaresma de 1955).

En este espíritu, entonces, El Santo Padre aprecia y comparte la finalidad del próximo Meeting, porque señalar hacia lo esencial nos ayuda a tomar en nuestras manos nuestra propia vida y hacer de ellas un instrumento de amor, de misericordia y compasión, convirtiéndonos en signo de bendición para el prójimo. Ante la tentación del desánimo, las complejidades de la crisis actual y, en particular, el desafío de una paz que parece imposible, el Santo Padre exhorta a todos a convertirse en protagonistas responsables del cambio, Colaborando activamente en la misión de la Iglesia, para dar vida juntos en lugares en los que la presencia de Cristo se pueda ver y tocar. Este compromiso coral puede generar un mundo nuevo, donde finalmente el que triunfe sea el Amor que en Cristo se manifestó a nosotros, y todo el planeta se convierta en templo de fraternidad.

El Papa Francisco desea que el rico programa del Meeting, en la multiplicidad de propuestas y lenguajes, pueda suscitar en muchos el deseo de hacerse buscadores de lo esencial y hacer florecer en los corazones la pasión por el anuncio del Evangelio, fuente de liberación de toda esclavitud y fuerza que sana y transforma a la humanidad. A todos, organizadores, voluntarios y participantes, les envía de corazón su bendición, pidiendo por favor que oren por él.

Al unir también mis deseos personales, aprovechó la circunstancia para confirmarme con sentimientos de distinguido respeto

De S.E.R. Pietro Cardenal Parolin
Secretario de Estado

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