NO TENER ACCESO A LAS MEDICINAS ES UNA INJUSTICIA: PALABRAS DEL PAPA A LA FUNDACIÓN “BANCO FARMACÉUTICO” (19/09/2020)

El Papa Francisco recibió este 19 de septiembre, en el Aula Pablo VI, a los miembros de la Fundación “Banco Farmacéutico”, institución que nació en el año 2000 y se ocupa de recolectar medicamentos de donadores e industrias para distribuirlas en miles de infraestructuras caritativas para la atención de personas pobres que no pueden adquirir estos medicamentos. En su discurso, el Obispo de Roma puntualizó que “quien vive en la pobreza, es pobre en todo, incluso en las medicinas, y por lo tanto su salud es más vulnerable”. Compartimos a continuación el texto completo de su discurso, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Les doy la bienvenida. Agradezco al Presidente de la Fundación “Banco Farmacéutico” por las cordiales palabras que me ha dirigido. Como ha recordado, este año se cumple el vigésimo aniversario del nacimiento del Banco Farmacéutico: ¡muchas felicidades! Desde esa intuición inicial, se ha recorrido un largo camino. Además de estar presentes en Italia, también trabajan en otros países.

Quien vive en la pobreza, es pobre en todo, incluso en las medicinas, y por lo tanto su salud es más vulnerable. A veces se corre el riesgo de no poder curarse por falta de dinero, o porque algunas poblaciones del mundo no tienen acceso a ciertos medicamentos. También existe una “marginalidad farmacéutica”, y esto hay que decirlo. Esto crea una brecha más entre las naciones y entre los pueblos. En el plano ético, si existe la posibilidad de curar una enfermedad con un medicamento, éste debería estar disponible para todos, de lo contrario se crea una injusticia. Demasiadas personas, demasiados niños siguen muriendo en el mundo porque no pueden tener ese medicamento que está disponible en otras regiones, o esa vacuna. Conocemos el peligro de la globalización de la indiferencia. Os propongo, en cambio, globalizar el tratamiento, es decir, la posibilidad de acceso a esos medicamentos que podrían salvar tantas vidas para todas las poblaciones. Y para hacer esto necesitamos un esfuerzo común, una convergencia que involucre a todos. Y ustedes son el ejemplo de este esfuerzo común.

Espero que la investigación científica pueda avanzar para buscar siempre nuevas soluciones a problemas viejos y nuevos. El trabajo de muchos investigadores es inestimable y representa un magnífico ejemplo de cómo el estudio y la inteligencia humana son capaces de hacer crecer, en la medida de lo posible, nuevos caminos de tratamiento y curación.

Las empresas farmacéuticas, sosteniendo la investigación y orientando la producción, pueden contribuir generosamente a una distribución más equitativa de los medicamentos.

Los farmacéuticos están llamados a prestar un servicio de atención en proximidad a las personas más necesitadas, y con ciencia y conciencia trabajan por el bien integral de quienes se dirigen a ellos.

También los gobernantes, mediante decisiones legislativas y financieras, están llamados a construir un mundo más justo, en el que los pobres no son abandonados, o peor aún, descartados.

La reciente experiencia de la pandemia, además de una gran emergencia sanitaria en la que ya ha muerto casi un millón de personas, se está transformando en una grave crisis económica, que sigue generando pobres y familias que no saben cómo salir adelante. Mientras se presta asistencia caritativa, se trata de combatir también esta pobreza farmacéutica, en particular con una amplia difusión en el mundo de las nuevas vacunas. Repito que sería triste si al proporcionar la vacuna se diera la prioridad a los más ricos, o si esta vacuna se convirtiera en propiedad de esta o aquella nación, y ya no fuera para todos. Deberá ser universal, para todos.

Queridos amigos, les agradezco mucho el servicio que desarrollan en favor de los más débiles. Gracias por lo que hacen. La Jornada de Recolección de Medicamentos es un ejemplo importante de cómo la generosidad y el compartir los bienes pueden mejorar nuestra sociedad y dar testimonio de ese amor en la proximidad que se exige en el Evangelio (cf. Jn 13, 34). Bendigo a todos ustedes aquí presentes, a sus familias. Bendigo y pido a Dios que los bendiga a todos ustedes que, como dijo el presidente, son de diferentes religiones. Pero Dios es Padre de todos y ruego: Que Dios, bendiga a todos ustedes, a sus familias, su trabajo, su generosidad. Y como los sacerdotes siempre piden, les pido que oren por mí. Gracias.

Comentarios