EL JUBILEO, UN ACONTECIMIENTO RELIGIOSO Y DE RENACIMIENTO SOCIAL: MENSAJE DEL PAPA AL PERIÓDICO “IL MESSAGGERO” EN SU 145º ANIVERSARIO (19/06/2023)

Casi un siglo y medio narrando Roma, Italia y el mundo, que dentro de poco – en una era de la actualidad en la que la información oportuna y correcta se confunde, sobre todo online, con los humos de las fake news – convergerá en Roma para el Jubileo 2025, un evento que pretende lanzar un mensaje universal de esperanza y confianza. La labor periodística – la de Il Messaggero, que ha alcanzado el umbral de los 145 años de actividad – y las expectativas para el próximo Año Santo se entrelazan en las líneas enviadas por el Santo Padre a la dirección del diario romano, en las que los invita a promover la dimensión ética del periodismo. Reproducimos a continuación el texto de su misiva, traducido del italiano:

Al Dr. Francesco Gaetano Caltagirone
Presidente de Il Messaggero

Estoy particularmente contento de hacerle llegar a usted y a sus colaboradores mi saludo, en ocasión del 145º aniversario de la Fundación de Il Messaggero, alegrándome por la reflexión que, en tal circunstancia, están realizando.

Su periódico nacional, que ha atravesado la historia italiana desde el fin del Siglo XIX hasta hoy, relatando la crónica, recogiendo los distintos rostros del país y reflexionando sobre los desafíos que lo han marcado, representa todavía un punto de fuerza del periodismo y la información. Una tarea, la suya, que quisiera impulsar y promover especialmente por su dimensión ética, dado el momento en que nos encontramos en una etapa social y cultural en que se hace cada vez más difícil discernir la verdad distinguiéndola de las fake news.

En el contexto de esta conmemoración, se están deteniendo también en profundizar el significado del próximo Jubileo 2025, un evento que implicará cercanamente a la ciudad de Roma, pero que interesa a Europa y al mundo entero. La Ciudad Eterna vuelve a ser el polo de atracción para relanzar el mensaje cristiano y encender nuevamente la esperanza para cuantos, en las fatigas de la vida y las esperanzas interiores, llegarán a nosotros como peregrinos.

De la rica tradición bíblica heredamos el sentido del año jubilar, ante todo como un tiempo favorable y propicio, para volver a poner en el centro de nuestra vida la reconciliación con Dios y entre nosotros, rompiendo las cadenas del mal, de la esclavitud y la violencia, que desfiguran la belleza de la dignidad humana. En tales ocasiones, la Iglesia católica desea recordar la importancia de volver a pensar la propia existencia y pedir perdón por las propias faltas, en las certeza de que el Dios de la misericordia y la compasión viene a renovarnos y reconciliarnos.

No se trata sin embargo – es útil recordarlo – de sólo una práctica religiosa con un fin en sí misma, sino de un proceso que, aún a partir de los individuos, involucra a todas las relaciones interpersonales, con la intención de promover una visión de sociedad más justa y fraterna, en que los errores y las culpas son perdonadas, quien se ha equivocado es ayudado a recuperarse, la justicia es restablecida y, así, se favorece la reconciliación y la construcción de un mundo más solidario y sobre todo más humano.

En tal sentido, el Jubileo tiene un valor no sólo exclusivamente religioso, sino que implica también un renacimiento ético, moral, social y cultural, capaz de curar las heridas provocadas por la injusticia y las distintas formas de violencia, de superar las desigualdades económicas y las discriminaciones, de refundar un clima colectivo de confianza y esperanza, y de iniciar procesos de crecimiento humano integral, con especial atención por los más frágiles y los más vulnerables.

Se trata entonces de un Año en el cual dar cuerpo y forma al tema bíblico de la “liberación”, con todas sus implicaciones antropológicas y comunitarias: emprender acciones y proyectos capaces de liberar a las personas, a las ciudades, a las naciones y en los pueblos de toda forma de esclavitud y degradación.

Será particularmente importante después reflexionar sobre lo que hemos vivido y sufrido durante la pandemia «que, además de habernos hecho tocar con la mano el drama de la muerte en soledad, la incertidumbre y el carácter provisional de la existencia, modificó nuestra forma de vivir»; con referencia a ello, será necesario vivir con entusiasmo y participación en el próximo jubileo que «podrá favorecer mucho la recomposición de un clima de esperanza y confianza, como signo de un renovado renacimiento del que todos sentimos la urgencia» (Carta a S.E. Mons. Fisichella por el Jubileo 2025).

Concluyo agradeciéndoles por el valioso servicio que prestan a la comunidad, renovando mis mejores deseos por tan importante evento. Los saludo enviando a cada uno mi bendición. Y les pido, por favor, orar por mí.

Ciudad del Vaticano, 6 de junio 2023

FRANCISCO

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