SIGAN DANDO VOZ A LOS QUE SUFREN: PALABRAS DEL PAPA A LA REDACCIÓN DEL PROGRAMA “A SUA IMMAGINE” (04/03/2023)

A los redactores del programa televisivo de la RAI, recibidos en audiencia el 4 de marzo en la Sala del Consistorio del Palacio Vaticano, el Papa Francisco les dijo que “es necesario globalizar la solidaridad, no la indiferencia”. Anunciar el Evangelio, les señaló, “significa dar testimonio con nuestra vida de que hay un Dios de misericordia que nos espera y que va delante de nosotros”. Compartimos a continuación el texto de sus palabras, traducidas del italiano:

Queridos amigos, buenos días y bienvenidos:

Agradezco al Padre Gianni Epifani por sus corteses palabras. Estoy contento de conocer a todo el grupo de “A Sua Immagine”: además de a la conductora, la Sra. Lorena Bianchetti, también a los autores, los redactores, los técnicos y todos los que colaboran en el programa. Y extiendo mi saludo también a cuántos les han precedido en el pasado.

Como saben, yo también sigo a menudo, al menos en parte, su transmisión: cuando llego para el Ángelus, casi al fin de la misa, para releer, comienzan ustedes y casi al mediodía los escucho. Un poco como una “sala de espera” del Ángelus. Esta transmisión nació de la colaboración entre la RAI y la Conferencia Episcopal Italiana. De hecho, el horario dominical coincide, en la última parte, con la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro; así, antes de asomarme a la ventana, me gusta seguirla por algunos minutos y a veces he mencionado algún contenido que me ha llamado la atención de manera particular.

Quisiera felicitar a quienes, hace veintisiete años, eligieron el nombre para la transmisión: “A Sua Immagine”. Estas palabras nos refieren al inicio de la Biblia, al libro del Génesis, donde en el culmen de la creación Dios dice: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gen 1, 26). ¡Somos creados “a imagen” de Dios! No debemos acostumbrarnos a esta expresión, no debería dejar de asombrarnos: en cada ser humano Dios ha encendido, de manera única, un destello de su luz. En cada persona, buenos y malos, todos; porque es una cuestión de sustantivo, no de adjetivo: si es buena, si es creyente... no. A imagen de Dios: ese es el sustantivo. En este tiempo donde existe la crisis de la “sustantividad” y también el uso demasiado indebido de los adjetivos, estamos en la época de la adjetivación. Cuando te preguntan: “¿Quién es este?” – “Es un ladrón, es esto y esto otro...”. Primero el adjetivo, después el sustantivo. No. Debemos retomar lo sustantivo de las cosas. Y “A Sua Immagine”, su vocación, es buscar la “sustantividad” de las cosas y liberarnos de esta cultura de la adjetivación.

A Sua Immagine. No dejen que estas palabras, por costumbre, se vuelvan “palabras al viento”, o que se reduzcan a un escrito en la pantalla. Custodien el asombro por esta Palabra, para poder comunicarlo. Es importante. El cambio de época que estamos viviendo nos da testimonio de hecho de la pérdida, por parte de muchas personas, precisamente de la conciencia de ser hijos de Dios, creados “a su imagen”. Es necesario reavivarla. Porque allí, en esta “imagen”, se encuentran el origen y fundamento de la irreductible dignidad humana; el origen y el fundamento de que todos nosotros somos hermanos, porque somos hijos del único Padre, amados y creados “a su imagen”.

Coherentemente con esta visión, su programa presenta rostros e historias de hombres y mujeres de nuestro tiempo. Lo hace, en particular, dando voz a quienes son más débiles y a quienes sufren; lo hace hablando de quien vive el Evangelio en las periferias geográficas y existenciales de Italia y el mundo; lo hace abriendo “ventanas” sobre situaciones y lugares que a menudo escapan al radar de la opinión pública. A través de los invitados y los reportajes ustedes dan testimonio, domingo a domingo, con garbo y sin gritar, de muchas experiencias de vida y servicio. Nos recuerdan que hay jóvenes capaces de comprometerse y gastarse por los demás; muestran también los dramas de la humanidad, pero a través de historias que nos permiten mantener viva la esperanza, porque nos dejan vislumbrar la belleza del Evangelio vivido.

Los animo a eso, los animo a continuar en este camino. Se necesita “globalizar” la solidaridad y no la indiferencia. ¡Hoy la indiferencia está muy globalizada! Anunciar el Evangelio significa dar testimonio con nuestra vida de que hay un Dios de misericordia que nos espera y nos precede, que quiso crearnos y nos ama. Y ustedes, con su trabajo específico, pueden contribuir mucho en ese sentido. Y, a este respecto, le agradezco a ustedes y a la RAI porque contribuyen a hacer resonar los llamados que, después del Ángelus o el Regina Coeli, dirijo por los hermanos y hermanas en condiciones de gran dificultad. Así ayudan a los telespectadores a no olvidarlos, a estar cerca de ellos con la oración, con la ayuda concreta y el compromiso cotidiano.

Queridos amigos, les agradezco por su trabajo y por cómo lo hacen. Lo acompaño con mi bendición y los bendigo a todos ustedes y a sus seres queridos. Y les pido por favor orar por mí.

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