CRISTIANOS Y MUSULMANES, PROMOTORES DE AMOR Y AMISTAD: MENSAJE DEL DICASTERIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO CON MOTIVO DEL RAMADÁN (24/03/2023)

La educación de las generaciones futuras, el respeto de la diversidad sabiendo que las diferencias a veces pueden parecer una amenaza y el objetivo común de cuidar la casa común. Estos son algunos de los pasajes del mensaje del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso publicado este 24 de marzo y fechado el pasado día 3, en ocasión del mes de Ramadán y del ‘Id al-Fitr. El texto, firmado por el Cardenal Prefecto Miguel Ángel Ayuso Guixot y el Secretario Monseñor Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage, destaca también la atención prestada a las nuevas formas de comunicación, con especial referencia a los medios sociales. Transcribimos a continuación, el texto completo del mensaje, traducido al español:

Queridos hermanos y hermanas musulmanes:

El mes de Ramadán es importante para ustedes, pero también para sus amigos, vecinos y creyentes de otras religiones, en particular para los cristianos. Se fortalecen las amistades existentes y se construyen otras, abriendo el camino para una convivencia más pacífica, armoniosa y alegre. Esto en efecto corresponde a la voluntad divina para nuestras comunidades, para todos los miembros y las comunidades de la única familia humana.

Estamos conscientes, queridos amigos, de que la convivencia pacífica y amigable se encuentra ante muchos desafíos y amenazas: extremismo, radicalismo, polémicas, disputas y violencia con trasfondo religioso. Las amenazas son alimentadas por la cultura del odio. Necesitamos, entonces, encontrar las formas más oportunas para enfrentar y vencer dicha cultura, fortaleciendo en cambio el amor y la amistad, en particular entre musulmanes y cristianos, en virtud de los vínculos que nos unen. Por esta razón hemos considerado oportuno compartir con ustedes algunas reflexiones a este respecto, esperando recibir también las suyas.

Todo tiene origen en nuestra actitud de los unos hacia los otros, en particular cuando existen entre nosotros diferencias de religión, de etnia, de cultura, de lengua o en materia política.

Las diferencias pueden ser percibidas como una amenaza, pero cada uno tiene derecho a la propia identidad específica con sus distintos componentes, pero sin ignorar u olvidar lo que tenemos en común: “Los distintos pueblos constituyen de hecho una sola comunidad. Éstos tienen un solo origen, ya que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre toda la faz de la tierra tienen también un solo fin último, Dios, cuya Providencia, cuyos testimonios de bondad y el designio de salvación se extienden a todos para que los elegidos sean reunidos en la ciudad santa, que la gloria de Dios iluminará y donde los pueblos caminarán en su luz (Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, Nostra Aetate, 28 de octubre 1965, n. 1).

Las actitudes y comportamientos negativos ante quien es distinto a nosotros son desafortunadamente numerosas: sospecha, miedo, rivalidad, discriminación, persecución, polémica, insultos y calumnias, por citar sólo algunas.

Las plataformas de las redes sociales son espacios comunes para tales comportamientos dañinos, pervirtiendo su papel de medios de comunicación y amistad en instrumentos de enemistad y lucha. A este respecto, el Papa Francisco ha dicho: “Precisamente mientras defienden su propio aislamiento consumista y cómodo, las personas eligen relacionarse de manera constante y obsesiva. Esto favorece la difusión de formas insólitas de agresividad, de insultos, maltratos, ofensas, golpes verbales hasta demoler la figura del otro, con un desenfreno que no podría existir en el contacto cuerpo a cuerpo porque terminaríamos por destruirnos todos mutuamente. La agresividad social encuentra en los dispositivos móviles y las computadoras un espacio de difusión sin igual” (Fratelli Tutti, 3 de octubre 2020, n. 44).

Lo opuesto a los ya mencionados comportamientos negativos son el respeto, la bondad, la caridad, la amistad, el cuidado recíproco por todos, el perdón, la cooperación para el bien común, la ayuda a todos aquellos que se encuentran en cualquier tipo de necesidad y el cuidado del ambiente, con el fin de mantener nuestra “casa común” como un lugar seguro y placentero donde vivir juntos en paz y alegría.

No podemos prevenir y enfrentar la cultura del odio y promover en cambio una cultura del amor y la amistad sin una sana educación de las futuras generaciones en todos los espacios en que son formadas: en la familia, en la escuela, en los lugares de culto y en las redes sociales.

Un mundo en el que reinan la justicia, la paz, la fraternidad y la prosperidad agrada al omnipotente y da alegría, solicitando, entonces, nuestro compromiso sincero y compartido.

Que puedan gozar, queridos hermanos y hermanas musulmanes, de las abundantes bendiciones del Omnipotente durante el Ramadán y celebrar ‘Id al-Fitr en la alegría que surge de la fidelidad y el amor por el Omnipotente y por todas las personas con que viven o se encuentran.

Desde el Vaticano, 3 de marzo 2023

Miguel Ángel Cardinal Ayuso Guixot, MCCJ
Prefecto

Mons. Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage
Secretario

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