SIGAN EL EJEMPLO DE SULKHAN-SABA ORBELIANI: PALABRAS DEL PAPA A LA COMUNIDAD DE LA UNIVERSIDAD SULKHAN-SABA ORBELIANI DE GEORGIA (13/02/2023)

La mañana de este 13 de febrero, el Santo Padre recibió en la Sala del Consistorio a una delegación de la Universidad Sulkhan-Saba Orbeliani de Georgia para agradecerles por el ejemplar trabajo que realizan. El Papa Francisco les recordó que “la educación, ayuda a las nuevas generaciones a crecer, descubriendo y cultivando las raíces más fructíferas, para que den fruto” y aseguró que su universidad “es también un hermoso ejemplo de la fructífera colaboración entre católicos y ortodoxos en los ámbitos cultural y educativo”. Reproducimos a continuación, el texto completo de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, gamarjobat! [¡buenos días!]

Agradezco a Mons. Pasotto por sus palabras – inició con un adagio melancólico: “Quién hubiera pensado...”, esa melancolía de los recuerdos... ¡Gracias! – y doy la bienvenida a todos ustedes, profesores, estudiantes y amigos de la Universidad Sulkhan-Saba Orbeliani, que hace poco cumplió veinte años: ghilotsav! [¡felicidades!] Es joven, veinte años.

Les agradezco por su visita y por lo que hacen: ofrecen un hermoso ejemplo de búsqueda cultural apasionada y de cuidado por ese bien inestimable que es el crecimiento formativo de los jóvenes. La educación hace precisamente eso: ayuda a las jóvenes generaciones a crecer, descubriendo y cultivando las raíces más fecundas, de manera que den frutos. Eso corresponde bien a la identidad de Georgia, país joven pero con historia antigua, tierra bendita por el Cielo de la cual conservo felices recuerdos. Me viene a la mente el Patriarca Ilia – ¡un grande! Sepan, cuando estoy un poco triste escucho su música, sus canciones, ¡hace bien!, muy bueno –, hombre de Dios que llevo en mis oraciones y de quien me gusta escuchar sus orantes composiciones musicales. Llevo en el corazón los encuentros que tuvimos, especialmente aquel en la Catedral Patriarcal, cuando estuvimos uno al lado del otro en el signo de la túnica de Cristo; esa túnica que el Evangelio describe « tejida toda de una sola pieza de arriba a abajo» (Jn 19, 23) y que, según la tradición, simboliza la unidad de la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Su Universidad representa un hermoso ejemplo también En este sentido por la fructífera colaboración entre católicos y ortodoxos en el ámbito cultural y educativo. ¡No olvido ese buen vino que me hizo saborear el Patriarca Ilia, fuerte, pero muy bueno!

Me enteré que en la noble lengua georgiana el término educación, “ganatleba”, es muy interesante: deriva de la palabra luz y evoca el paso de la oscuridad de la ignorancia a la luminosidad del conocimiento. Educar para ustedes es salir una vez más a la luz, es sinónimo de iluminación. Eso es significativo, hace pensar en cuando se enciende una lámpara en una habitación oscura: no se modifica nada de cuanto hay ahí, pero cambia el aspecto de cada cosa. Así es el conocimiento que adquieren en su Universidad, la cual se propone poner en el centro la dignidad de la persona humana. A través del estudio y el compromiso se puede entonces llegar, como recitaba el antiguo oráculo de Delfos, a conocerse a sí mismo – γνῶθι σαυτόν. Y es importante también para la fe, tanto que un monje antiguo escribió: «¿Quieres conocer a Dios? Comienza por conocerte a ti mismo» (Evagrio Pontico, Sentencias, Roma 2020, 72).

Hace falta esta benéfica iluminación del conocimiento, mientras en el mundo se espesan las tinieblas del odio, que a menudo provienen del olvido y la indiferencia. Sí, a menudo son el olvido y la indiferencia quienes hacen aparecer todo obscuro e indistinto, mientras que la cultura y la educación restituyen la memoria del pasado e iluminan el presente. Eso es indispensable para el crecimiento de un joven, pero también de una sociedad porque, como decía un padre de su patria, «la caída del pueblo comienza ahí, donde termina la memoria del pasado» (I. Chavchavadze, El pueblo y la historia, en Iveria, 1888). Por el contrario, con la ayuda de Dios, «todo es posible para un hombre instruido» (Id., Carta de un viajero, Santa María de Castellabate 2021, 59). La cultura georgiana invita a tener encendida la lámpara de la educación y a tener abierta la ventana de la fe, para que ambas iluminen las habitaciones de la vida. No por casualidad, en georgiano la raíz del término luz aparece tanto en la palabra educación como en la palabra bautismo, emparentando cultura y fe.

Queridos amigos, la historia de Georgia relata muchos pasos de la oscuridad de la luz, porque su país siempre ha logrado volver a levantarse y brillar, aún cuando, muchas veces a lo largo de los siglos, ha sufrido invasiones y dominaciones extranjeras. Y pienso en aquellas tierras que aún les han sido arrebatadas. Su pueblo, jovial y valiente, acogedor y enamorado de la vida, ha sabido cultivar, incluso en los períodos más oscuros, una actitud positiva precisamente gracias a su fe y su cultura. En ello el papel de la Iglesia católica es valioso. Ella ha permitido fecundas aperturas culturales de las cuales se ha beneficiado la historia del país. Ustedes representan la continuidad de dicha aportación y es hermoso que, de manera gozosa y constructiva, alimenten el servicio en tierra georgiana de la comunidad católica, para que sea una semilla que da fruto para todos. Los invito a continuar este servicio humilde y fraterno; sé que, a las distintas facultades ya existentes, están agregando la de Medicina, que podrá hacer mucho bien.

Este papel de crear espacios y puentes para el bien de un país y de su gente está inscrito en el nombre de su Instituto, dedicado al gran Sulkhan-Saba Orbeliani, el diplomático georgiano por excelencia, persona de notable cultura y apertura. Los georgianos, comenzando por los jóvenes, merecen tener oportunidades cada vez más amplias. Y al mismo tiempo el típico humanismo georgiano, en su unicidad y belleza, merece ser apreciado aún más, con su arte, literatura, música y con tantas otras expresiones relevantes, que podrán enriquecerse a través De El encuentro respetuoso con otras culturas. La luz nos sirve de ejemplo también en esto: ella no existe para ser vista, sino para hacer ver, para hacer ver alrededor y aún más: así es la cultura, que abre los horizontes y ensancha las fronteras.

Les deseo entonces que sean “luz gentil” para muchos jóvenes, mientras les renuevo la gratitud por lo que hacen. Y les pido, por favor, recordarme en sus oraciones. Didi madloba. [Muchas gracias].

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