A LA CULTURA DEL DESCARTE HAY QUE OPONER LA CULTURA DE LA TERNURA: PALABRAS DEL PAPA AL CÍRCULO DE SAN PEDRO (20/02/2023)

En la audiencia de la mañana de este 20 de febrero en la Sala Clementina al Círculo de San Pedro, la asociación fundada en 1869 a instancias de Pío IX comprometida en actividades caritativas y de voluntariado, el Papa los exhortó a tener compasión del prójimo como el Buen Samaritano y les agradeció el tiempo, “la energía, la creatividad, la paciencia y la perseverancia” invertidas en las obras de caridad y voluntariado. Compartimos a continuación, el texto pronunciado por el Santo Padre, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Agradezco de corazón al Presidente y a todos les doy mi bienvenida aquí, a los pies de la tumba de San Pedro, de quien su Asociación lleva el nombre. Para ustedes es como volver a la fuente, a la raíz de la que proviene su caridad y, aún antes, la fe que los anima y los lleva adelante.

Agradezco a Dios por todo el bien que hacen, ¡gracias! Lo sabemos: es Él quien nos da la fuerza de realizarlo. Pero le doy mérito también a ustedes, que ponen todo su esfuerzo, su tiempo, energías, creatividad, paciencia, perseverancia. Siempre me impacta ver los números de sus actividades, no por los números en sí mismos, sino porque detrás hay otros tantos rostros, hay historias, muy a menudo hay heridas, llagas. Y entonces pienso en ustedes que se encuentran con estos hermanos y hermanos en las mesas, en los centros de escucha, en el dormitorio, o también en las casas-familia para los pequeños recobrados en el “Bambin Gesù” y reconozco en ustedes la imagen del buen Samaritano. El buen samaritano, en la parábola del Evangelio de Lucas, se acerca al hombre herido a la orilla del camino, se acerca movido por la compasión. No lo conoce, es un extranjero, en un cierto sentido incluso un “enemigo”, porque los samaritanos eran mal vistos y despreciados. Pero él se acerca porque su corazón es tierno, no está endurecido, es capaz de ternura.

Y esa es la primera cosa que quiero recomendarles: la ternura. ¿Cómo hace Dios las cosas? Con tres actitudes: la cercanía, la misericordia y la ternura. Así es Dios: cercano, misericordioso y tierno. Atención, no hablo de sentimentalismo, no. Hablo de un rasgo del amor de Dios del que hoy más que nunca hay necesidad. A veces hace más bien una caricia dada desde el corazón que cualquier moneda. En sociedades a menudo contaminadas por la cultura de la indiferencia y la cultura del descarte, como creyentes estamos llamados a ir a contracorriente con la cultura de la ternura, es decir de cuidar del otro como Dios cuidó de mí, de nosotros, de ti de cada uno de nosotros. Lo vemos en el Evangelio: cómo Jesús se acerca a los pequeños, a los marginados, a los últimos. Él es el Buen Samaritano que dio la vida por nosotros, necesitados de misericordia y de perdón.

Y esa, muy queridos todos, es la segunda cosa que nunca debemos olvidar: que nosotros amamos en verdad a los demás en la medida en que nos reconocemos amados por Él, por nuestro Señor y Salvador. Nosotros ayudamos en la medida en que sentimos que hemos sido ayudados; nosotros levantamos a otros si cada día nos dejamos levantar por Él. Y eso podemos experimentarlo en el de la oración, cuando nos despojamos de los roles, de los cargos – quizá incluso de las máscaras, Dios no lo quiera – y nos quedamos frente a Él así como somos, sin máscaras. Ahí entonces Él puede poner su Espíritu en nuestro corazón, puede darnos su compasión y su ternura. Y así podemos seguir adelante. No nosotros – como diría San Pablo – ¡no nosotros, sino Él con nosotros! Ese es el secreto de la vida cristiana y, de manera particular, del servicio caritativo.

Queridos hermanos y hermanas, les renuevo mi gratitud y mi ánimo. No puedo acompañarlos físicamente en las calles de Roma, pero lo hago con el corazón y con la oración. Pido a la Salus populi Romani que los cuide y proteja a las personas que encuentran y a sus familias. Los bendigo a todos y les pido por favor orar por mí. Gracias.

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