COMO BUSCADORES DE DIOS, VAYAMOS CON HUMILDE PACIENCIA Y SIEMPRE JUNTOS: PALABRAS DEL PAPA A UNA DELEGACIÓN ECUMÉNICA FINLANDESA (17/01/2022)

La mañana de este 17 de enero, el Santo Padre recibió en audiencia, en la Biblioteca Apostólica del Palacio Vaticano, a una Delegación Ecuménica de Finlandia, que vista Roma con ocasión de la peregrinación anual por la Fiesta de San Enrique. A ellos, el Pontífice los exhortó a seguir caminando juntos, siguiendo la estrella del Señor hacia la plena unidad. Además, señaló que se acercan dos importantes eventos ecuménicos: el 1,700 aniversario del Concilio de Nicea y el 500 aniversario de la Confesión de Augsburgo. Transcribimos a continuación las palabras pronunciadas por el Papa, traducidas del italiano:

Doy mi bienvenida cordial a todos ustedes, miembros de la delegación ecuménica de Finlandia, que por la fiesta de San Enrique han venido en peregrinación a Roma. Gracias de corazón, Obispo Keskitalo, hermano, por el regalo que me traído y por sus palabras sobre la humildad, sobre el arrepentimiento y el perdón. Para algunos parecen palabras negativas, pero son las palabras más positivas para ir adelante. Es con particular alegría que recibo y saludo a los representantes Sami. Que Dios les acompañe en el camino hacia la reconciliación y la curación de la memoria, y vuelva a todos los cristianos libres y determinados en la búsqueda sincera de la verdad. Es un placer recibir al Obispo emérito Teemu Sippo, que se ha recuperado de un grave accidente y con su presencia nos recuerda que el valor verdadero está en volver a levantarse y seguir adelante. Les pido también llevar mi saludo fraterno al Metropolita ortodoxo Arseni de Kuopio y Carelia, que no pudo acompañarlos.

Queridos hermanos y hermanas, su agradable visita llega en la vigilia de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. El tema de este año está tomado del Evangelio de Mateo: “En Oriente hemos visto aparecer su estrella y hemos venido aquí para honrarlo” (cf. Mt 2, 2). Se refiere a los Magos que, después de un largo viaje, encuentran a Jesús y lo adoran. Los Magos llegan a la meta porque la han buscado. Pero la buscan porque el Señor en primer lugar, con el signo de la estrella, los había buscado a ellos. Encuentran porque buscan, y buscan porque son buscados. Es hermoso entender la vida así, como un camino de búsqueda, que no parte de nosotros, sino de Aquel que en primer lugar nos ha buscado a nosotros y nos atrae con su gracia. Todo nace de la gracia de Dios que nos atrae. Y nuestra respuesta no puede más que ser similar a la de los Magos: un camino que hacemos juntos.

Caminar juntos. Quien ha sido tocado por la gracia de Dios no puede cerrarse y vivir de la autoconservación, está en camino siempre impulsado a ir adelante. Y adelante juntos: su peregrinación aquí es un bello ejemplo de esto. La tradición eclesial ha reconocido en los Magos a los representantes de culturas y pueblos distintos: también para nosotros, especialmente en estos tiempos, el desafío es el de tomar de la mano al hermano, con su historia concreta, para seguir juntos. Queridos amigos, estamos en camino guiados por la luz gentil de Dios, que disipa las tinieblas de la división y orienta el camino hacia la unidad. Estamos en camino como hermanos hacia una comunión cada vez más plena. Ayudémonos en nuestra peregrinación ecuménica, a avanzar “cada vez más hacia Dios”, «magis ac magis in Deum», como dice la Regla de San Benito (LXII, 4). El mundo necesita de su luz y esta luz resplandece sólo en el amor, en la comunión, en la fraternidad.

Hay etapas en el camino que resultan más accesibles y en las que estamos llamados a avanzar de forma rápida y diligente. Pienso, por ejemplo, en muchos proyectos de caridad que, mientras nos acercan al señor, presenten los pobres y necesitados, nos unen entre nosotros. A veces, sin embargo, el camino es más difícil y, ante metas que aún parecen lejanas y difíciles de alcanzar, puede aumentar el cansancio y aflorar la tentación del desánimo. En este caso recordemos que estamos en camino no como dueños, sino como buscadores de Dios. Por ello debemos avanzar con humilde paciencia y siempre juntos, para sostenernos mutuamente, porque así lo desea Cristo. Ayudémonos cuando veamos que el otro está en la necesidad. Y en la peregrinación a veces es necesario detenerse para retomar energías y enfocar mejor la meta. Y nosotros, buscadores de Dios en camino hacia la comunión plena con él y entre nosotros, tenemos en frente dos estaciones importantes.

En 2025 celebraremos el 1700 aniversario del Concilio de Nicea. La confesión trinitaria y cristológica de este Concilio, que reconoce a Jesús como “Dios verdadero de Dios verdadero”, “consustancial con el Padre”, nos une con todos los bautizados. En vista de esta gran celebración dispongámonos con renovado entusiasmo a caminar juntos en el camino de Cristo, en el camino que es Cristo. Porque es de Él, de su novedad, de su alegría incomparable de la que tenemos necesidad. Sólo abrazados a Él recorreremos hasta el final el camino de la plena unidad. Y es también a él a quién, incluso inconscientemente, buscan los hombres de todo tiempo y por tanto también de hoy.

La segunda estación: en 2030 – ¿estaremos, no estaremos? no lo sé – conmemoraremos los 500 años de la Confesión de Augsburgo. En un tiempo en que los cristianos estaban por emprender caminos distintos, esa Confesión buscó preservar la unidad. Sabemos que no logró impedir la división, pero la celebración podrá ser una ocasión fecunda para confirmarnos y fortalecernos en el camino de comunión, para volvernos más dóciles a la voluntad de Dios y menos a las lógicas humanas, más dispuestos a anteponer a las metas terrenales la ruta indicada por el Cielo.

Y con respecto a ustedes [se dirige a los representantes del pueblo Sami], querido hermano, quiero agradecerte porque has tomado los cuatro sueños que tenía con la Amazonia, también tú los has tomado con los aborígenes de tu tierra. Me viene a la mente que un pastor debe ser concreto con la gente concreta, con su pueblo concreto, pero que no debe dejar de soñar. A un Pastor que se cansa de soñar, algo le falta. ¡Gracias por soñar!

Y después, otra cosa sobre el camino ecuménico. ¿Cuando se logrará la unidad? Se hace esta pregunta, ¿no es verdad? Un gran teólogo ortodoxo especialista en escatología ha dicho: “la unidad vendrá con el eschaton”. Pero es importante el camino hacia la unidad. Es muy bueno que los teólogos estudien, discutan... Esto es muy bueno. Son especialistas en esto. Pero también es bueno que nosotros, pueblo fiel de Dios, vayamos juntos en el camino. Juntos. Y construyamos la unidad con la oración, con las obras de caridad, con el trabajo en conjunto. Sé que tú vas por ese camino, y te lo agradezco mucho.

Queridos amigos, la repetición de su peregrinación aquí – me gusta mucho – es un signo ecuménico hermoso y animador. Les agradezco por ello. Avancemos juntos en la búsqueda de Dios, con audacia y concreción. Tengamos la mirada fija en Jesús (cf. Hb 12, 2) Y estrechémonos en la oración, unos a otros. Los invito por ello a rezar juntos el Padre Nuestro, cada uno en su propia lengua.

[Oración del Padre Nuestro]

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