SEAMOS PORTADORES DE LA LUZ Y DE LA PAZ DE CRISTO: ÁNGELUS DEL 16/03/2025

Como en los domingos anteriores, este 16 de marzo se dio a conocer el texto preparado por el Papa Francisco para el Ángelus de este día, sobre el Evangelio de la liturgia (Lc 9, 28-36). Es la luz de la Transfiguración de Jesús la que hace visible una de las verdades más grandes a los discípulos que le siguen en el monte: «detrás de los gestos – destaca el Santo Padre – que Él realiza en medio de ellos», está «la luz de su amor infinito». Compartimos a continuación el texto de su reflexión, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

Hoy, segundo domingo de Cuaresma, el Evangelio nos habla de la Transfiguración de Jesús (Lc 9, 28-36). Después de subir a la cima de un monte con Pedro, Santiago y Juan, Jesús se sumerge en oración y se vuelve radiante de luz. Así muestra a los discípulos lo que se oculta tras los gestos que Él hace en medio de ellos: la luz de su amor infinito.

Comparto con ustedes estos pensamientos mientras estoy enfrentando un periodo de prueba, y me uno a tantos hermanos y hermanas enfermos: frágiles, en este momento, como yo. Nuestro físico está débil, pero, incluso así, nada puede impedirnos amar, orar, entregarnos a nosotros mismos, ser los unos para los otros, en la fe, signos luminosos de esperanza. ¡Cuánta luz brilla, en este sentido, en los hospitales y en los centros de asistencia! ¡Cuánta atención amorosa ilumina las habitaciones, los pasillos, los ambulatorios, los lugares donde se prestan los servicios más humildes! Por eso, quisiera invitarlos, hoy, a alabar conmigo al Señor, que nunca nos abandona y que en los momentos de dolor nos pone al lado a personas que reflejan un rayo de su amor.

Les agradezco a todos por sus oraciones y agradezco a quienes me asisten con tanta dedicación. Sé que oran por mí muchos niños; algunos de ellos han venido hoy aquí al “Gemelli” en señal de cercanía. ¡Gracias, queridos niños! El Papa los quiere y espera siempre encontrarlos.

Sigamos orando por la paz, especialmente en los países heridos por la guerra: en la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán, República Democrática del Congo.

Y oremos por la Iglesia, llamada a traducir en decisiones concretas el discernimiento realizado en la reciente Asamblea Sinodal. Agradezco a la Secretaría General del Sínodo, que en los próximos tres años acompañará a las Iglesias locales en este compromiso.

Que la Virgen María nos cuide y nos ayude a ser, como Ella, portadores de la luz y de la paz de Cristo.

Comentarios

Entradas populares