LA MISIÓN CRISTIANA NO SE BASA EN RESULTADOS VISIBLES SINO EN LA FIDELIDAD A DIOS: MENSAJE DEL PAPA A LA PEREGRINACIÓN JUBILAR DE LA REPÚBLICA CHECA (29/03/2025)
Queridos hermanos en el Episcopado, queridos sacerdotes, religiosas y religiosos, queridas hermanas y queridos hermanos en el Señor:
Me hubiera gustado estar con ustedes en persona para compartir este momento de fe y comunión, pero debido a mi convalecencia, me uno a ustedes espiritualmente, agradeciéndoles de corazón por sus oraciones.
Dirijo mi saludo afectuoso a ustedes que desde la República Checa han venido a Roma para realizar la peregrinación nacional en este año jubilar. Saludo con gratitud al Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Jan Graubner, a todos los Obispos presentes, a los sacerdotes, a los consagrados y a los fieles laicos. Su camino es un signo concreto del deseo de renovar la fe, de confirmar el vínculo con el Sucesor de Pedro y de profesar con alegría su adhesión al Señor que siempre camina con nosotros, nos sostiene en las pruebas y nos llama a ser testigos de su paz y su amor. Él es fiel a sus promesas, por ello la esperanza nunca defrauda (cf. Rom 5, 5; Bolla Spes non confundit).
Su camino de fe se inserta en la rica tradición cristiana de su tierra, iluminada por el testimonio de los Santos Adalberto, Cirilo y Metodio y de tantos otros. Ellos llevaron la luz del Evangelio con valentía y paciencia, incluso a lugares donde parecía imposible. Su ejemplo nos enseña que la misión cristiana no se basa en resultados visibles, sino en la fidelidad a Dios. También nosotros estamos llamados a anunciar el Evangelio con confianza, sin temer a dificultades y obstáculos. San Pablo nos recuerda: «Yo planté, Apolo regó, pero es Dios el que ha hecho crecer» (1 Cor 3, 6). Nuestra tarea es sembrar y regar con amor y perseverancia, sin desanimarnos.
Dios nos pide que ofrezcamos lo poco que somos y tenemos. Pensemos en esos cinco panes y dos peces: en las manos de Jesús se convirtieron en alimento abundante para una multitud (cf. Mt 14, 13-21). Así ocurre también con nuestro compromiso en la fe: si lo confiamos al Señor con corazón generoso, será Él quien lo multiplique y lo haga fructificar de formas que no podemos siquiera imaginar. Por eso, nunca debemos perder la confianza. Dios obra aún cuando no vemos de inmediato sus efectos. La historia de sus santos nos lo enseña: pensemos en la perseverancia de Juan Nepomuceno y de tantos otros testigos de la fe de su tierra. Su vida nos muestra que quien confía en Dios nunca es abandonado, incluso en los momentos de prueba, como los de la persecución.
Caminemos juntos, pastores y pueblo, en este hermoso camino de la fe. Apoyémonos unos a otros y convirtámonos, con nuestra vida, en testigos de paz y esperanza en un mundo que lo necesita tanto, también en Europa. Nuestra fe no es sólo para nosotros, sino que es un don que hay que compartir con alegría.
Encomiendo su peregrinación a la Virgen María, Madre de la Esperanza, para que sean fortalecidos en la fe, en la esperanza y la caridad. Los bendigo de corazón a todos ustedes y a su pueblo. Y les pido por favor que oren por mí.
Desde el Vaticano, 26 marzo 2025
FRANCISCO
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