CATEQUESIS DEL PAPA: EL EVANGELIO SE ANUNCIA MOVIÉNDOSE, NO EN EL ESCRITORIO O EN LA COMPUTADORA (12/04/2023)

En su catequesis de este 12 de abril, ante 35,000 fieles en una aún adornada Plaza de San Pedro, el Papa Francisco se detuvo en el riesgo – en el que cayó el mismo apóstol Pablo – de emprender un celo orientado en la dirección equivocada y subrayó las características de un anuncio evangélico que sea, en cambio, expresión viva de diligencia, prontitud, voluntad de caminar abiertos a las novedades de la acción del Señor. No se anuncia el Evangelio parados, encerrados en una oficina, en el escritorio o en la computadora haciendo polémicas como “leones de teclado” y sustituyendo la creatividad del anuncio con el corta y pega de ideas cogidas aquí y allí, el Evangelio se anuncia moviéndose, caminando, yendo, dijo el Santo Padre. Compartimos a continuación, el texto completo de su catequesis, traducido del italiano:

Los testigos: San Pablo (2)

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Después de haber visto, hace dos semanas, el impulso personal de San Pablo por el Evangelio, podemos reflexionar hoy más profundamente sobre el celo evangélico, así como él mismo habla sobre ello y lo describe en algunas de sus cartas.

En virtud de su propia experiencia, Pablo no ignora el peligro de un celo distorsionado, orientado en una dirección equivocada; en este peligro había caído él mismo antes de su caída providencial en el camino de Damasco. A veces tenemos que lidiar con una preocupación mal orientada, obstinada en la observancia de normas puramente humanas y obsoletas para la comunidad cristiana. «Esos – escribe el Apóstol – se preocupan por ustedes, pero no honestamente» (Gal 4, 17).

No podemos ignorar la preocupación con la que algunos se dedican a ocupaciones equivocadas incluso en la misma comunidad cristiana; se puede presumir un falso impulso evangélico mientras se está persiguiendo en realidad la vanagloria o las propias convicciones o un poco el amor a uno mismo.

Por esto nos preguntamos: ¿cuáles son las características del celo evangélico verdadero según Pablo? Me parece útil para esto, el texto que hemos escuchado al inicio, una lista de “armas” que el Apóstol indica para la batalla espiritual. Entre estas está la prontitud para propagar el Evangelio, traducida por algunos como “celo” – esta persona es un celoso en el llevar adelante estas ideas, estas cosas –, y señalada como un “calzado”. ¿Por qué? ¿Cómo es que el impulso por el Evangelio es vinculado a lo que se pone en los pies? Esta metáfora retoma un texto del profeta Isaías, que dice así: «Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, del mensajero de buenas noticias que anuncia la salvación, que dice a Sión: “Reina tu Dios”» (52, 7).

También aquí encontramos la referencia a los pies de un anunciador de buenas noticias. ¿Por qué? Porque quien va a anunciar debe moverse, ¡debe caminar! Pero notamos también que Pablo, en ese texto, habla del calzado como parte de una armadura, según la analogía del equipamiento de un soldado que va a la batalla: en los combates era fundamental tener estabilidad de apoyo, para evitar las insidias del terreno, porque a menudo el adversario llenaba de trampas el campo de batalla, y para tener la fuerza necesaria para correr y moverse en la dirección correcta. Por esto, el calzado es para correr y evitar todas estas cosas del adversario.

El celo evangélico es el apoyo en el que se basa el anuncio, y los anunciadores son un poco como los pies del cuerpo de Cristo que es la Iglesia. No hay anuncio sin movimiento, sin “salida”, sin iniciativa. Esto quiere decir que no hay cristiano si no está en camino, no es un cristiano si el cristiano no sale de sí mismo para ponerse en camino y llevar un anuncio. No hay anuncio sin movimiento, sin camino. No se anuncia el Evangelio parados, encerrados en una oficina, en el escritorio o en la computadora haciendo polémicas como “leones de teclado” y sustituyendo la creatividad del anuncio con el copia-y-pega de ideas tomadas aquí y allí. El Evangelio se anuncia moviéndose, caminando, yendo.

El término usado por Pablo, para indicar el calzado de quien lleva el Evangelio, es una palabra griega que denota prontitud, preparación, celeridad. Es lo contrario del descuido, incompatible con el amor. De hecho, en otra parte Pablo dice: «No sean perezosos en el celo; sean en cambio fervientes en el espíritu; sirvan al Señor» (Rom 12,11). Esta actitud era lo que se requería en el Libro del Éxodo para celebrar el sacrificio de la liberación pascual: «Esta es la forma en que lo comerán: – se refiere al cordero – con la cintura ceñida, las sandalias en los pies, el bastón en su mano; lo comerán de prisa. ¡Es la Pascua del Señor! Yo pasaré esa noche» (12, 11-12a).

Un anunciador está preparado para partir, y sabe que el Señor pasa de forma sorprendente; debe entonces estar libre de esquemas y predispuesto a una acción inesperada y nueva: preparado para las sorpresas. Quien anuncia el Evangelio no puede estar fosilizado en jaulas de plausibilidad o en el “siempre se ha hecho así”, sino que está listo para seguir una sabiduría que no es de este mundo, como dice Pablo hablando de sí mismo: «Mi palabra y mi predicación no se basaron en discursos persuasivos de sabiduría, sino en la manifestación del Espíritu y de su poder para que su fe no se cimentara en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios» (1 Cor 2, 4-5).

Pues bien, hermanos y hermanas, es importante tener esta prontitud a la novedad del Evangelio, esta actitud que es un impulso, un tomar la iniciativa, un ir el primero. Es un no dejarse escapar las ocasiones para promulgar el anuncio del Evangelio de paz, esa paz que Cristo sabe dar más y mejor de como la da el mundo.  Y por esto os exhorto a ser evangelizadores que se mueven, sin miedo, que van adelante, para llevar la belleza de Jesús, para llevar la novedad de Jesús que cambia todo. “Sí, Padre, cambia el calendario, porque ahora nosotros contamos los años antes de Jesús…” – “Pero también, cambia el corazón”. ¿Tú estás dispuesto a dejar que Jesús te cambie el corazón? ¿O tú eres un cristiano tibio, que no se mueve? Piensa un poco: ¿tú eres un entusiasta de Jesús, vas adelante? Piensa un poco…

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