UN MUNDO QUE DESCARTA A LOS ENFERMOS ES CÍNICO Y NO TIENE FUTURO: PALABRAS DEL PAPA A REPRESENTANTES DE DIVERSAS PROFESIONES DEL ÁMBITO DE LA SALUD (16/01/2023)

La mañana de este 16 de enero, el Santo Padre recibió en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, a los miembros de la Confederación Nacional del Orden de Técnicos Sanitarios de Radiología Médica y de las Profesiones sanitarias técnicas de rehabilitación y prevención de Italia, a quienes alentó a relacionarse con los pacientes con “humanidad y empatía”. “Los exhorto a considerar siempre los valores éticos como una referencia indispensable para sus profesiones. En efecto, los valores, bien asimilados y combinados con los conocimientos científicos y las competencias necesarias, les permiten acompañar de la mejor manera posible a las personas que les son confiadas”, les dijo el Santo Padre en su mensaje que transcribimos a continuación, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos:

Agradezco a la Sra. Presidente por sus palabras de saludo. Ustedes representan a miles de profesionales de la salud: este encuentro, entonces, me ofrece la ocasión de renovar mi cercanía y gratitud por cuanto hacen cotidianamente. Deseo agradecerles por su compromiso y dedicación, especialmente cuando están escondidos. Los profesionistas de la salud, en los últimos tres años, han vivido una experiencia muy particular, difícilmente imaginable, la de la pandemia. Se ha dicho otras veces pero es necesario no olvidarlo: sin su compromiso y sus fatigas muchos enfermos no se habrían curado. El sentido del deber animado por la fuerza del amor les permitió prestar su trabajo al servicio del prójimo, incluso poniendo en riesgo su propia salud. Y con ustedes agradezco a todos los demás trabajadores de la salud.

Dentro de menos de un mes, el 11 de febrero, se celebrará la Jornada Mundial del Enfermo, que siempre invita también a una reflexión sobre la experiencia de la enfermedad. Eso es hoy mucho más oportuno, más aún necesario, porque a menudo la cultura de la eficiencia y del descarte «impulsa a negarla. Para la fragilidad no hay espacio. Y así el mal, cuando irrumpe y nos asalta, nos deja tirados aturdidos. Puede suceder, entonces, que los demás nos abandonen, o que nos parezca que debemos abandonarlos, para no sentir un peso ante ellos. Así inicia la soledad» (Mensaje para la XXXI Jornada Mundial del Enfermo).

De manera contraria actúa la cultura del cuidado, personificada por el buen Samaritano (cf. Lc 10, 25-37). Él no voltea la mirada hacia otro lado, se acerca al herido con compasión y cuida de esa persona que otros habían ignorado. Esta parábola indica una precisa línea de comportamiento. «Nos muestra con qué iniciativas se puede volver a construir una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se construya una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos y levantan y rehabilitan al hombre caído, para que el bien sea común» (Enc. Fratelli tutti, 67).

Queridos amigos, su profesión nace de una elección de valores. Con su servicio contribuyen a “levantar y rehabilitar” a aquellos a quienes asisten, recordando que ante todo son personas. Al centro, de hecho, debe estar siempre la persona, en todas sus componentes, incluida la espiritual: una totalidad unificada, en que se armonizan las dimensiones biológicas y espirituales, culturales y relacionales, proyectuales y ambientales del ser humano en el transcurso de la vida. Este principio, que está en la base de la Constitución ética de su Federación, orienta el camino y permite no ceder a estériles actitudes de eficiencia OA una aplicación fría de los protocolos. Los enfermos son personas que piden ser cuidadas y sentirse cuidadas y por eso es importante relacionarse con ellas con humanidad y empatía. Ciertamente con un alto nivel profesional, pero con humanidad y empatía.

Pero también ustedes, profesionales de la salud, son personas y necesitan de alguien que cuide de ustedes, a través del reconocimiento de su servicio, la tutela de condiciones adecuadas de trabajo y el involucramiento de un número apropiado de cuidadores, para que el derecho a la salud sea reconocido para todos. Corresponde a cada país ocuparse para encontrar «las estrategias y recursos para que a todo ser humano se le garantice el acceso a los cuidados y el derecho fundamental a la salud» (Mensaje para la XXXI Jornada Mundial del Enfermo). ¡La salud no es un lujo! Un mundo que descarta a los enfermos, que no asiste a quien no puede permitirse los tratamientos, es un mundo cínico y no tiene futuro. Recordemos siempre esto: la salud no es un lujo, es para todos.

Los exhorto a mirar siempre a los valores éticos como referencia indispensable para sus profesiones. Los valores, de hecho, si son bien asimilados y unidos al saber científico y a las necesarias capacidades, permiten acompañar de la mejor manera a las personas que nos son confiadas.

Queridos hermanos y hermanas, que los acompañen la maternal intercesión de la Virgen María, que el Evangelio nos presenta como mujer preocupada, que se apresura para ayudar a su pariente Isabel. Que ella vele sobre ustedes y su trabajo. De corazón bendigo a ustedes y a sus familias. Y les pido por favor orar por mí. Gracias.

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