ESTAR CERCA DE LOS ÚLTIMOS ES SENTAR LAS BASES PARA COMUNIDADES UNIDAS: PALABRAS DEL PAPA A ASOCIACIONES FILANTRÓPICAS ITALIANAS (26/01/2023)

El Papa Francisco recibió al mediodía de este 26 de enero en la Sala Clementina, a miembros de la Asociación ASSIFERO (Asociación italiana fundaciones y entes filantrópicos) con motivo del vigésimo aniversario de su fundación. La asociación reúne a fundaciones privadas provenientes de orígenes, formaciones y confesiones cristianas diferentes que – como recordó el Papa en su saludo – trabajan en diversos campos para promover a la persona y desarrollar modelos sociales y económicos sanos y solidarios, aunando distintas competencias y recursos. Reproducimos a continuación el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos amigos, buenos días:

Agradezco a la Presidente, Dra. Stefania Mancini, Por sus palabras y doy la bienvenida a todos ustedes socios de la Asociación ASSIFERO.

Solicitaron este encuentro en el vigésimo aniversario de su Asociación y así he podido conocer su institución. Me congratulo con ustedes por el trabajo realizado en estos años y por la configuración, de clara inspiración cristiana, con que han estructurado su actividad.

Como recordó hace poco la Dra. Mancini, ustedes agrupan a numerosas fundaciones privadas que, en Italia y en el exterior, trabajan en distintos ámbitos, por la promoción de la persona y el desarrollo de modelos sociales y económicos sanos y solidarios, poniendo en sinergia capacidades y recursos distintos. De hecho, un primer aspecto que llama la atención de su acción es precisamente su riqueza y variedad. Son de orígenes, extracciones y confesiones cristianas distintas, llevan con ustedes el patrimonio de esferas de actividad, capacidades y modalidades operativas de distinto tipo, dirigen su atención y su ayuda a realidades y contextos de todo género. La suya es una caridad “todo terreno”, que requiere apertura mental y capacidad de coordinación; para usar una imagen paulina, como miembros de un cuerpo (cf. 1 Cor 12, 1-13).

Por eso quisiera pedirles cuidar particularmente, en sus programas, tres valores importantes que, por lo demás, tienen ya muy presentes: primero, la promoción del bien integral de la persona, segundo, la escucha de las comunidades locales, tercero, la cercanía a los últimos. Sobre la cercanía no se olviden que es una de las cualidades de Dios: cercanía, compasión y ternura. Dios es así: cercano, compasivo y tierno. Son las tres “actitudes” por así decirlo, de Dios. Esta cercanía te lleva a la compasión y a la ternura.

Ante todo, la promoción del bien integral de la persona, en sus dimensiones fundamentales: material, intelectual, moral y espiritual. Otorga calidad, de hecho, que la asistencia material mire a emancipar las personas, haciéndolas protagonistas de su crecimiento, en el desarrollo de sus capacidades y sus dotes, ya sea a nivel individual o comunitario. Todo ello según sanos principios éticos, para que el crecimiento económico suceda en la solidaridad y la justicia. Les pueden inspirar las palabras de Jesús que dijo: «He venido para que tengan la vida y la tengan en abundancia» (Jn 10, 10).

Segundo valor: la escucha de las comunidades locales. Me hablaron de esta atención que se proponen como método: escuchar las realidades territoriales. Es muy importante, para que su intervención no se reduzca a una ayuda esporádica, sino que siempre semillas para el futuro ahí donde la gente vive, en las situaciones que la Providencia les señala (cf. Lc 13, 18-21). Y la humildad de la escucha, así entendida, es un elemento fundamental de la acción por el bien común, con mayor razón cuando les permite hacerse portavoces de las instancias de los más débiles ante las instituciones públicas.

Tercer valor: la cercanía a los últimos. Hay un proverbio que dice que “una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil”. Hacerse cercano a los últimos, inclinarse sobre sus heridas, hacerse cargo de sus necesidades, exponer buenos cimientos en la construcción de comunidades unidas y sólidas, para un mundo mejor y un futuro de paz. Es Cristo mismo que en el pobre nos sale al encuentro, para indicarnos el camino del Reino de los Cielos, Él que «se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza» (cf 2 Cor 8, 9).

Queridos amigos, les agradezco por haber venido hoy y sobre todo por todo el bien que hacen. Los animo a seguir adelante siempre con entusiasmo y sabiduría. Los bendigo de corazón. Y les pido por favor orar por mí. Gracias.

Comentarios