LA MISIÓN DEL PERSONAL DE SALUD NO ES FÁCIL, HAY QUE APOYARLA Y RESPETARLA: ÁNGELUS DEL 06/05/2025
Queridos hermanos y hermanas,
El Evangelio de este quinto domingo de Cuaresma nos presenta el episodio de la mujer sorprendida en adulterio (Jn 8, 1-11). Mientras los escribas y fariseos quieren lapidarla, Jesús restituye a esta mujer la belleza perdida: ella ha caído en el polvo; Jesús pasa su dedo sobre ese polvo y escribe para ella una nueva historia: es el “dedo de Dios”, que salva a sus hijos (cf. Éx 8, 15) y los libera del mal (cf. Lc 11, 20).
Muy queridos todos, como durante la hospitalización, también ahora en la convalecencia siento el “dedo de Dios” y experimento su caricia cariñosa. En el día del Jubileo de los enfermos y del mundo de la Salud, le pido al Señor que este toque de su amor llegue a los que sufren y anime a los que cuidan de ellos. Y pido por los médicos, enfermeros y trabajadores de la salud, que no siempre son ayudados a trabajar en condiciones adecuadas y, a veces, incluso son víctimas de agresiones. Su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada. Espero que se inviertan los recursos necesarios para la atención y la investigación, para que los sistemas de salud sean inclusivos y estén atentos a los más frágiles y los más pobres.
Agradezco a las detenidas de la cárcel femenil de Rebibbia por la tarjeta que me enviaron. Pido por ellas y por sus familias.
En el Día Mundial del Deporte para la Paz y el Desarrollo, deseo que el deporte sea signo de esperanza para tantas personas que necesitan paz e inclusión social, y agradezco a las asociaciones deportivas que educan concretamente en la fraternidad.
Sigamos orando por la paz: en la martirizada Ucrania, golpeada por ataques que provocan muchas víctimas civiles, entre éstas muchos niños. Y lo mismo ocurre en Gaza, donde las personas se ven obligadas a vivir en condiciones inimaginables, sin techo, sin comida, sin agua limpia. Que callen las armas y se reanude el diálogo; que se libere a todos los rehenes y se socorra a la población. Oremos por la paz en todo Medio Oriente; en Sudán y Sudán del Sur; en la República Democrática del Congo; en Myanmar, duramente puesto a prueba también por el terremoto; y en Haití, donde arrecia la violencia, que hace unos días mató a dos religiosas.
Que la Virgen María nos cuide e interceda por nosotros.
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