JUNTO A LA VIRGEN MARÍA, CRECER EN LA FE PARA DIFUNDIR EL REINO DE DIOS: PALABRAS DEL PAPA A PEREGRINACIÓN DE FILIPINAS (17/11/2023)

Con ocasión del 50º aniversario de su actual Iglesia local, el Papa Francisco se reunió este 17 de noviembre por la mañana, en la Sala Clementina, con los fieles de la Arquidiócesis de Ozamiz, en Filipinas quienes, para celebrar su Jubileo, realizan una peregrinación a Europa por varios santuarios dedicados a la Virgen. El Santo Padre les exhortó a “practicar las obras de misericordia” y a ser “administradores responsables de la creación”, recordándoles que el cuidado de los demás y el cuidado de la creación “están íntimamente ligados”. Compartimos a continuación el texto completo de su mensaje a los peregrinos filipinos, traducido del italiano:

Excelencia, queridos hermanos y hermanas, buenos días a todos:

Les doy la bienvenida a todos ustedes, en particular al Arzobispo Jumoad, mientras festejan el 50º aniversario de la actual Arquidiócesis de Ozamiz con una peregrinación Mariana a Europa. Gracias por su visita.

Es bueno celebrar su Jubileo de oro de esta manera, con una peregrinación. De hecho, peregrinar a los santuarios es una clara expresión de confianza en Dios. Los peregrinos llevan en el corazón su fe, su historia, sus alegrías, sus ansias, sus esperanzas y oraciones personales. Pienso en la historia bíblica de Ana, la madre del profeta Samuel. Se dirigió al santuario de Silo con tristeza, pero al mismo tiempo con una humilde confianza, para pedir a Dios el don de un hijo. Allí el Señor escuchó su oración y cumplió su deseo (cf. 1 Sam 1, 12-17). En los santuarios encontramos el tierno amor del Padre que tiene misericordia de todos. Y esta misericordia a menudo se nos manifiesta a través de nuestra Santa Madre, María, que nos enseña a acoger a Dios en la vida y que, precisamente porque es madre, sabe poner nuestras necesidades frente a Jesús, como hizo por los esposos en Caná (cf. Jn 2, 3-5). A mí me gusta que el gesto de María, el que la pinta como es, es el de señalar a Jesús. En Caná, ¿qué dijo? “Hagan lo que Él les diga”. María nunca se señala a sí misma, María señala al Señor, siempre señala al Señor. Es un gesto de madre, es generoso, porque ella nunca quiso ponerse en el centro, siempre el Señor.

Me alegra, entonces, que la suya sea una peregrinación mariana y que puedan detenerse y orar en distintos santuarios dedicados a la Virgen. Es María, de hecho, quien nos muestra que ser discípulos de Jesús implica siempre escuchar su palabra, meditarla en el corazón (cf. Lc 2, 19) y después llevarla a los demás, como aprendemos cuando va a visitar a su pariente anciana Isabel (cf. Lc 1, 39-56). Podemos decir que la Virgen María fue la primera discípula misionera. Espero que esta peregrinación ayude a cada uno de ustedes a ser como ella: discípulos misioneros transformados por el encuentro con el Señor y renovados en el celo de dar testimonio de su presencia, de su compasión y su amor.

Al mismo tiempo, queridos hermanos y hermanas, deseo que los otros eventos y celebraciones previstos por el Jubileo inspiren a todos los miembros de la comunidad arquidiocesana a profundizar en la conciencia del llamado bautismal a vivir siempre como fieles discípulos del Señor. De esta manera, alimentada por la predicación de la Palabra de Dios y la celebración de los Sacramentos, la Iglesia que está en Ozamiz podrá contribuir a la difusión del Reino de Dios, Reino de justicia, de unidad y de paz.

A este respecto, exhorto a sus parroquias y comunidades a ser ejemplares en la práctica de las obras de misericordia y a ser cercanos con todos, especialmente con las familias, los jóvenes, los enfermos, los ancianos y los pobres, con la caridad de Jesús. Esto requiere también que sean administradores responsables de la creación, en la conciencia de que el cuidado por el otro y el cuidado por nuestra casa común están íntimamente ligados (cf. Laudate Deum, 3). Mientras miran hacia el futuro, les animo a caminar juntos en solidaridad fraterna, escuchándose uno al otro y sobre todo escuchando al Espíritu Santo, que guía a la Iglesia en el discernimiento de caminos nuevos y creativos para el anuncio del Evangelio.

Muy queridos todos, cuentan con mi cercanía espiritual al inicio de su peregrinación. Que estos días puedan ser ocasión de gracia para cada uno de ustedes y dar fruto en el deseo de continuar su camino de fe. Los encomiendo a la amorosa intercesión de la Virgen María, Madre de la Iglesia, y aseguro mi oración por ustedes, por sus familias y por el pueblo de Dios en la Arquidiócesis de Ozamiz. Los bendigo a todos de corazón y les pido, por favor, orar por mí. Gracias.

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