ES URGENTE FORMAR HOMBRES CAPACES DE RELACIONES SANAS: PALABRAS DEL PAPA A TRABAJADORES DE LA COMUNICACIÓN (23/11/2023)

Formación, protección y testimonio son los “tres senderos” que deben seguir los trabajadores de la comunicación para “renovar su compromiso con la promoción de la dignidad de las personas, por la justicia y la verdad, por la legalidad y la corresponsabilidad educativa”, también como respuesta a las “terribles noticias de la violencia contra las mujeres”. Así lo dijo el Papa Francisco al recibir este 23 de noviembre, en la Sala Clementina, a las delegaciones de la Federación Italiana de Semanarios Católicos (FISC), de la Unión de la Prensa Periódica Italiana, de las Asociaciones “Corallo” y “AIART - Cittadini mediali”, a las que invitó también a confiar a San Francisco de Sales y al Beato Carlo Acutis sus “pasos por los senderos de la formación, de la protección y del testimonio”. Compartimos a continuación el texto de su discurso, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos:

Estoy contento de encontrarlos, como miembros de la Federación Italiana de Semanarios Católicos, de la Unión de Prensa Periódica Italiana, de las Asociaciones “Corallo” y “AIART – Cittadini mediali”. Deseo expresar mi aprecio por su trabajo cotidiano en El Mundo de la comunicación. Se ocupan de prensa, televisión, radio y nuevas tecnologías, con un compromiso por educar a los medios, a los lectores y a los usuarios. Su arraigo capilar da testimonio del deseo de llegar a las personas con atención y cercanía, con humanidad. Más bien, diría que representan muy bien esa “geografía humana” que anima al territorio italiano. La comunicación, por otra parte, es eso: poner en común, tejer redes de comunión, crear puentes sin levantar muros. En los últimos años distintas innovaciones han afectado su sector y por eso es necesario renovar siempre el compromiso por la promoción de la dignidad de las personas, por la justicia y la verdad, por la legalidad y la corresponsabilidad educativa. Quisiera entonces invitarlos a no perder de vista, en el contexto de las grandes carreteras de comunicación de hoy, cada vez más veloces y transitadas, tres senderos, que es bueno no perder de vista y que siempre son recorridos.

El primero es el de la formación. No es una simple tarea, sino que es una cuestión vital. De hecho está en juegos el futuro de la sociedad. La formación es el camino para conectar a las generaciones, para favorecer el diálogo entre jóvenes y ancianos, esa alianza intergeneracional que, hoy más que nunca, es fundamental. ¿Pero cómo educar, en particular a las jóvenes generaciones inmersas en un contexto cada vez más digital? Hay un pasaje del Evangelio que puede inspirar un buen enfoque, cuando Jesús nos dice que seamos «prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas» (Mt 10, 16). La prudencia y la sencillez son dos ingredientes educativos básicos para orientarse en la complejidad de hoy, especialmente de la web, donde es necesario no ser ingenuos – no ser ingenuos – y, al mismo tiempo, no ceder a la tentación de sembrar rabia y odio. La prudencia, vivida con sencillez de ánimo, es esa virtud que ayuda a ver lejos, que lleva a actuar con “previsión”, con amplitud de miras. Y no hay cursos para tener prudencia, no se estudia para tener prudencia. La prudencia se ejerce, se vive, es una actitud que nace junto al corazón y la mente, y luego se desarrolla. La prudencia, vivida con sencillez de ánimo, siempre nos ayuda a tener amplitud de miras. Los semanarios católicos llevan esta mirada sabia a las casas de la gente: no dan sólo la noticia del momento, que se quema fácilmente, sino que son vehículo de una visión humana, una visión cristiana dirigida a formar las mentes y corazones, para que no se dejen de formar por las palabras que se gritan o por crónicas que, pasando con curiosidad morbosa del negro al rosa, olvidan la limpieza del blanco. Por tanto les animo a promover una “ecología de la comunicación” en los territorios, en las escuelas, en las familias, entre ustedes. Ustedes tienen la vocación de recordar, con un estilo sencillo y comprensible que, más allá de las noticias y las notas, siempre hay sentimientos, historias, personas de carne y hueso a las que hay que respetar como si fueran nuestros parientes. Y vemos a partir de las crónicas tristísimas estos días, de terribles noticias de violencia contra las mujeres, cuan urgente es educar para el respeto y el cuidado: formar hombres capaces de relaciones sanas. Comunicar es formar al hombre. Comunicar es formar a la sociedad. No abandonen el sendero de la formación: ¡será éste el que los lleve lejos!

El segundo sendero es el de la protección. El primero la formación, el segundo la protección. «En la comunicación digital se quiere mostrar todo y cada individuo se convierte en objeto de miradas que hurgan, desnudan y divulgan, a menudo de manera anónima. El respeto hacia el otro se desmorona y de tal manera, al mismo tiempo que lo expongo, lo ignoro y lo mantengo a distancia, sin ningún pudor puedo invadir su vida hasta el extremo» (Carta enc. Fratelli tutti, 42). Por eso es fundamental promover instrumentos que protejan a todos, sobre todo a las clases más débiles, a los menores, a los ancianos y personas con discapacidad, y los protejan de la invasión de lo digital y de las seducciones de una comunicación provocativa y polémica. Sus instituciones, comprometidas en este sector, pueden hacer crecer una ciudadanía mediática protegida, pueden apoyar garantías de libertad informativa y promover la conciencia cívica, para que se reconozcan derechos y deberes también en este campo. Es una cuestión de democracia en la comunicación. Y eso, por favor, háganlo sin miedo, como David contra Goliat (cf. 1 Sam 17): con una pequeña onda hizo caer al gigante. No jueguen solo a la defensiva sino, manteniéndose “pequeños en el interior”, piensen en grande, porque están llamados a una gran tarea: proteger, a través de palabras e imágenes, la dignidad de las personas, especialmente la dignidad de los pequeños y los pobres, los preferidos de Dios.

El tercer sendero es el testimonio. Quisiera señalarles el ejemplo del Beato Carlo Acutis: «Él sabía muy bien que estos mecanismos de la comunicación, de la publicidad y las redes sociales pueden ser utilizados para convertirnos en sujetos adormecidos, dependientes del consumo y de la novedad que podemos comprar, obsesionados por el tiempo libre, encerrados en la negatividad. Él sin embargo supo usar las nuevas técnicas de comunicación para transmitir el Evangelio, para comunicar valores y belleza» (Exhort. ap. Christus vivit, 105). Ese joven no cayó en la trampa, sino que se convirtió en un testigo de la comunicación. El testimonio es profecía, es creatividad, que libera e impulsa a arremangarse, a salir de las zonas de tranquilidad para arriesgarse. Sí, la fidelidad al Evangelio propone la capacidad de arriesgarse en el bien. Y de ir contracorriente: de hablar de fraternidad en un mundo individualista; de paz en un mundo en guerra; de atención a los pobres en un mundo intolerante e indiferente. Pero esto se puede hacer de manera creíble solo si primero se da testimonio de lo que se habla.

Queridos amigos, les agradezco por la visita y los invito a seguir adelante. Encomiendo su compromiso a San Francisco de Sales y al Beato Carlo Acutis, para que guíen sus pasos por senderos de formación, protección y testimonio. De corazón los bendigo. Y, por favor, no se olviden de orar por mí. Gracias.

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