SEAN UN NUEVO ROSTRO DE EUROPA: MENSAJE DEL PAPA A LOS PARTICIPANTES EN LA “EU YOUTH CONFERENCE” (11/072022)

Este 11 de julio, el Santo Padre Francisco envió un mensaje, fechado el pasado 6 de julio, a los participantes en la “EU Youth Conference”, reunidos en Praga del 11 al 13 de julio, a quienes ha alentado a ser “jóvenes europeos, personas con una mirada amplia y abierta, capaces de ver más allá”. Al dirigirse a participantes en la Conferencia Europea de la Juventud, el Santo Padre invitó a los jóvenes a transformar el “viejo continente” en un “nuevo continente”, y esto, dijo, sólo es posible con ustedes. Compartimos a continuación el texto completo de su mensaje: traducido del italiano:

Queridos jóvenes:

Estoy muy contento de dirigirme a ustedes que están participando en la Conferencia Europea de la Juventud. Quisiera decirles algo que es muy importante para mí. Ante todo quisiera invitarlos a transformar el “viejo continente” en un “nuevo continente”, y eso es posible solo con ustedes. Sé que su generación tiene algunas buenas cartas para jugar: son jóvenes atentos, menos ideologizados, acostumbrados a estudiar en otros países europeos, abiertos a experiencias de voluntariado, sensibles a los temas del medio ambiente. Por eso siento que hay esperanza.

Ustedes jóvenes europeos tienen una misión importante. Si en el pasado sus antepasados fueron impulsados hacia otros continentes no siempre por nobles intereses, ahora corresponde a ustedes presentar al mundo un nuevo rostro de Europa.

Con respecto al origen del nombre “Europa” aún no existen explicaciones ciertas. Entre las varias hipótesis, una es particularmente sugestiva: es la que se refiere a la expresión “eurús op”, es decir “ojo grande”, “mirada amplia”, que evoca la capacidad de mirar más allá. Europa, figura mitológica que había hecho que se enamoraran de ella los dioses, era llamada “la muchacha de los ojos grandes”. Entonces pienso también en ustedes, jóvenes europeos, como en personas de mirada amplia, abierta, capaces de mirar más allá.

Quizá han oído hablar de la iniciativa, lanzada en septiembre de 2019, llamada Pacto Educativo Global. Se trata de una alianza entre los educadores de todo el mundo para educar a las jóvenes generaciones para la fraternidad. Viendo, sin embargo, cómo está caminando este mundo guiado por adultos y ancianos, parece que quizá deberían ser ustedes quienes eduquen a los adultos para la fraternidad y la convivencia pacífica.

Entre los primeros compromisos del Pacto Educativo está el de escuchar a los muchachos, los adolescentes y los jóvenes. Por ello, queridos jóvenes, hagan oír su voz. Si no los escuchan, griten aún más fuerte, hagan ruido, tienen todo el derecho de decir su opinión sobre lo que se refiere a su futuro. Los animo a ser emprendedores, creativos y críticos: sepan que cuando un profesor tiene en clase a estudiantes exigentes, críticos, atentos, es estimulado a esforzarse más y a preparar mejor las lecciones.

En este Pacto no existen los “emisores” y los “destinatarios”, sino que todos estamos llamados a educarnos en comunión, como sugería el pedagogo brasileño Paulo Freire. No teman entonces ser exigentes: tienen el derecho de recibir lo mejor para ustedes mismos así como sus educadores tienen el deber de dar lo mejor de sí mismos.

Entre las diversas propuestas del Pacto Educativo Global, recuerdo dos que he visto presentes también en su Conferencia.

La primera: “Abrirse a la acogida”, y por tanto el valor de la inclusión: no se dejen llevar por ideologías miopes que quieren mostrarles al otro, al distinto como un enemigo. El otro es una riqueza. La experiencia de millones de estudiantes europeos que se han adherido al Proyecto Erasmus da testimonio de que el encuentro entre personas de pueblos distintos ayuda a abrir los ojos, la mente y el corazón. Hace bien tener “ojos grandes” para abrirse a los demás. Ninguna discriminación contra nadie, por ninguna razón. Ser solidarios con todos, no solo con quien se me asemeja, o muestra una imagen de éxito, sino con aquellos que sufren, cualquiera que sea la nacionalidad y la condición social. No olvidemos que millones de europeos en el pasado tuvieron que emigrar a otros continentes en busca de futuro. Incluso yo soy hijo de italianos emigrados a Argentina.

El objetivo principal del Pacto Educativo es el de educar a todos para una vida más fraterna, basada no en la competitividad sino en la solidaridad. Que su aspiración mayor, queridos jóvenes, no sea la de entrar en los ambientes formativos de élite, donde puede tener acceso solo quien tiene mucho dinero. Estos institutos tienen a menudo el interés de mantener el status quo, para formar personas que garanticen el funcionamiento del sistema así como es. Deben ser apreciadas mayormente aquellas realidades que unen la calidad formativa con el servicio al prójimo, sabiendo que el fin de la educación es el crecimiento de la persona orientada para el bien común. Serán estas experiencias solidarias las que cambiarán al mundo, no las “exclusivas” (y excluyentes) de las escuelas de élite. Excelencia sí, pero para todos, no solo para algunos.

Les propongo leer la Encíclica Fratelli tutti (3 de octubre 2020) y el Documento sobre la Fraternidad Humana (4 de febrero 2019) firmado junto al Gran Imán de Al-Azhar. Sé que en muchas universidades y escuelas musulmanas están profundizando con interés en estos textos, y así espero que puedan entusiasmarlos también a ustedes. Entonces, educación no solo para “conocerse a sí mismos” sino también para conocer al otro.

La otra propuesta que quisiera recordar se refiere al cuidado de la casa común.

También aquí no te complacer que, mientras las generaciones anteriores hablaban mucho y concluían poco, ustedes en cambio han sido capaces de iniciativas concretas. Por eso digo que esta vez puede ser la buena. Si ustedes no logran dar un giro decisivo a esta tendencia autodestructiva, será difícil que otros lo logren en el futuro. No se dejen seducir por las sirenas que proponen una vida de lujo reservada a un pequeño pedazo del mundo: que puedan tener “ojos grandes” para ver a todo el resto de la humanidad, que no se reduce a la pequeña Europa; aspiren a una vida digna y sobria, sin el lujo y el desperdicio, para que todos puedan habitar en el mundo con dignidad. Es urgente reducir el consumo no solo de combustibles fósiles sino también de muchas cosas superfluas; y así también, en ciertas áreas del mundo, es oportuno consumir menos carne: también eso puede contribuir a salvar el medio ambiente.

Al respecto, les hará bien – si no lo han hecho ya – leer la Encíclica Laudato si’, donde creyentes y no creyentes se encuentran motivaciones sólidas para comprometerse en favor de una ecología integral. Educar, por tanto, para conocer, además de a sí mismos y al otro, también a la creación.

Queridos jóvenes, mientras ustedes están desarrollando su Conferencia, en Ucrania –que no es UE, pero es Europa – se combate una guerra absurda. Agregándose a los numerosos conflictos actuales en distintas regiones del mundo, hace aún más urgente un pacto educativo que eduque a todos para la fraternidad.

La idea de una Europa unida surgió de un fuerte anhelo de paz después de tantas guerras combatidas en el continente, y llevó a un período de paz que duró setenta años. Ahora debemos esforzarnos todos en poner fin a esta destrucción de la guerra, donde, como de costumbre, pocos poderosos deciden y mandan a miles de jóvenes a combatir y morir. En casos como éste es legítimo rebelarse.

Alguien dijo que, si el mundo fuera gobernado por mujeres, no habría tantas guerras, porque ellas que tienen la misión de dar la vida no pueden hacer elecciones de muerte. De la misma manera me gusta pensar que, si el mundo fuera gobernado por jóvenes, no habría tantas guerras: aquellos que tienen toda la vida por delante no quieren gastarla y tirarla si no que quieren vivirla en plenitud.

Quisiera invitarlos a conocer una figura extraordinaria de un joven objetor, un joven europeo de “ojos grandes”, que luchó contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, Franz Jägerstätter, proclamado beato por el Papa Benedicto XVI. Franz era un joven campesino austriaco que, debido a su fe católica, practicó la objeción de conciencia ante el mandamiento de jurar fidelidad a Hitler e ir a la guerra. Franz era un muchacho alegre, simpático, despreocupado, que creciendo, gracias también a su mujer Francesca, con la cual tuvo tres hijos, cambió su vida y maduró convicciones profundas. Cuando es llamado a las armas lo rechazó, porque consideraba injusto matar vidas inocentes. Esta decisión suya desencadenó reacciones duras contra él por parte de su comunidad, del alcalde, incluso de familiares. Un sacerdote intentó disuadirlo por el bien de su familia. Todos estaban contra él, excepto su mujer Francesca, quien, a pesar de conocer los tremendos peligros, estuvo siempre de parte de su marido y lo sostuvo hasta el final. A pesar de las adulaciones y las torturas, Franz prefirió hacerse matar que asesinar. Consideraba que la guerra era totalmente injustificada. Si todos los jóvenes llamados a las armas hubieran hecho como él, Hitler no hubiera podido realizar sus planes diabólicos. El mal para vencer necesita cómplices.

Franz Jägerstätter fue asesinado en la prisión donde estaba encerrado también su contemporáneo Dietrich Bonhoeffer, joven teólogo luterano alemán, anti nazista, que también tuvo el mismo trágico final.

Estos dos jóvenes “de ojos grandes” fueron asesinados porque permanecieron fieles hasta el final a los ideales de su fe. Y he ahí la cuarta dimensión de la educación: después del conocimiento de sí mismos, de los demás y la creación, finalmente el conocimiento del principio y el fin de todo. Queridos jóvenes europeos, los invito a mirar más allá, a lo alto, para buscar siempre el sentido de su vida, su origen, el fin, la Verdad, porque no se vive si no se busca la Verdad. Caminen con los pies bien plantados en la tierra, pero con mirada amplia, abierta al horizonte, al cielo. Les puede ayudar en esto la lectura de la Exhortación Apostólica Christus vivit, dirigida de manera especial a los jóvenes. Y después los invito a todos a la Jornada Mundial de la Juventud del próximo año en Lisboa, donde podrán compartir sus sueños más hermosos con jóvenes de todo el mundo.

Y quiero concluir con un deseo: que sean jóvenes generadores, capaces de generar nuevas ideas, nuevas visiones del mundo, de la economía, de la política, de la convivencia social; pero no solo nuevas ideas, sobre todo nuevos caminos, para recorrer juntos. Y que puedan ser generosos también al generar nuevas vidas, siempre y solo por amor. Amor a su esposo y a su esposa, amor a la familia, amor a sus hijos y también amor a Europa, para que sea para todos tierra de paz, de libertad y dignidad.

¡Buen encuentro y buen camino! Les mando de corazón mi saludo y mi bendición. Y les pido por favor orar por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 6 de julio 2022.

FRANCISCO

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