LLEVEN CONSUELO Y ÁNIMO: CARTA DEL PAPA A LOS OBISPOS DEL SÍNODO DE LA IGLESIA GRECO-CATÓLICA DE UCRANIA (11/07/2022)

El modelo es siempre el mismo, el del Pastor que tiene el olor a oveja. Un pensamiento querido por el Papa Francisco, propuesto también a los Obispos greco-católicos ucranianos que desde el 7 de julio y hasta el próximo viernes, están reunidos en Sínodo en Przemyśl, Polonia, sede elegida como alternativa a la natural de Kyiv que se ha vuelto impracticable a causa de la guerra. El Santo Padre asegura en primer lugar sus oraciones y su cercanía al sufrimiento del pueblo ucraniano: que la Iglesia sea el lugar donde se encuentre la esperanza, dice el Sumo Pontífice. Transcribimos a continuación el texto de la carta, fechada el pasado 30 de junio publicada este 11 de julio, traducida del italiano:

Al venerado hermano
Su Beatitud Arzobispo Mayor de Kyiv-Halyć
Sviatoslav Shevchuk

¡Alabado sea Jesucristo!

Beatitud, queridos hermanos Obispos de la Iglesia Greco-católica ucraniana:

Saludo cordialmente a todos ustedes, reunidos en Sínodo en Przemyśl, del 7 al 15 de julio del presente año. Este Sínodo, según el proyecto previo, debería haberse realizado en Kyiv, pero la dramática situación de la guerra, ya en su quinto mes, no lo ha permitido.

Recientemente, el 27 de junio, la Iglesia Greco-católica de Ucrania celebró la memoria litúrgica de los beatos mártires, beatificados por San Juan Pablo II en Leópolis durante su visita a Ucrania en 2001. Pero es en este momento que comprendemos mejor las circunstancias en que vivieron y murieron estos mártires, entre los cuales había obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos caídos como víctimas del régimen soviético comunista. Hoy ellos protegen desde el cielo a su pueblo que sufre: a su protección encomiendo a todos los miembros del Sínodo.

Queridos hermanos Obispos, me uno espiritualmente a su sufrimiento, asegurando mi oración y mi compromiso, que a menudo, a causa de la delicada situación, no aparece en los medios. El Sínodo de los Obispos, cuyo tema es “Sinodalidad y catolicidad: la experiencia de la CGCU”, como objetivo debe tener el bien de la Iglesia y de los fieles individualmente, y ser además lugar de encuentro y ayuda recíproca en el camino común de la vida, en la búsqueda de nuevas formas de acompañamiento a los fieles y de cercanía con ellos. Una vez más quisiera recordarles las palabras que dije al Arzobispo Mayor y a los Metropolitas en nuestro encuentro a Roma en julio de 2019:

“La cercanía de los Pastores a los fieles es un canal que se construye día tras día y que lleva el agua viva de la esperanza. Se construye así, encuentro tras encuentro, con los sacerdotes que conocen y consideran importantes las preocupaciones de la gente, y los fieles que, a través de los cuidados que reciben, asimilan el anuncio del Evangelio que los Pastores transmiten. No lo entienden si los Pastores sólo tiene la intención de decir a Dios; lo comprenden si se esfuerzan por dar a Dios: dándose a sí mismos, estando cerca, testigos del Dios de la esperanza que se hizo carne para caminar por los caminos del hombre. Que la Iglesia sea el lugar donde se obtiene esperanza, donde se encuentra la puerta siempre abierta, donde se reciben consuelo y ánimo” (AAS, 7 /2019/, 1126-1127).

Que el encuentro de este día les inspire en la creativa continuación de la extraordinaria tradición de la fe de los Padres, enraizada y sostenida por generaciones en el pueblo de Dios de su nación. Hago oración para que su Iglesia y su Pueblo, vivificados por la fuerza de los Sacramentos, fijando la mirada en el Corazón Inmaculado de María, nunca pierdan la esperanza cristiana en tiempos mejores.

A todos los miembros del Sínodo imparto mi bendición.

Roma, San Juan de Letrán, 30 de junio 2022.

FRANCISCO

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