NO AFANARSE NI AGITARSE POR UN ACTIVISMO ESTÉRIL: ÁNGELUS DEL 17/07/2022

Antes de la oración del Ángelus de este 17 de julio, el Santo Padre ofreció a los fieles y peregrinos – que se dieron cita al mediodía en la Plaza de San Pedro – su comentario al Evangelio según San Lucas propuesto por la liturgia del día, que presenta una escena doméstica con las hermanas Marta y María que ofrecen hospitalidad a Jesús en su casa. “Dejémonos interrogar por esas páginas – sugirió el Papa – preguntándonos cómo está yendo nuestra vida, si está en línea con lo que dice Jesús. En particular, preguntémonos: cuando empiezo el día, ¿me lanzo de cabeza a las cosas que tengo que hacer o busco primero la inspiración en la Palabra de Dios?”. Compartimos a continuación, el texto completo de su alocución, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de la Liturgia de este domingo nos presenta un animado cuadro doméstico con Marta y María, dos hermanas que ofrecen hospitalidad a Jesús en su casa (cfr Lc 10,38-42). Marta se ocupa inmediatamente de la acogida de los huéspedes, mientras que María se sienta a los pies de Jesús para escucharle. Entonces Marta se dirige al Maestro y le pide que diga a María que la ayude. La queja de Marta no parece fuera de lugar; sentimos, por el contrario, que tenemos que darle la razón. Sin embargo, Jesús le responde: «Marta, Marta, te afanas y te agitas por muchas cosas; pero sólo hay necesidad de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada» (Lc 10, 41-42). Es una respuesta que sorprende. Pero Jesús muchas veces vuelca nuestra forma de pensar. Preguntémonos por qué el Señor, incluso apreciando la generosa atención de Marta, afirma que la actitud de María es preferible.

La “filosofía” de Marta parece esta: primero el deber, después el placer. La hospitalidad, en efecto, no está hecha de hermosas palabras, sino que exige poner la mano en los fogones, ocuparse de todo lo necesario para que el huésped pueda sentirse bien acogido. Esto, Jesús lo sabe muy bien. Y de hecho reconoce el esfuerzo de Marta. Pero, quiere hacerle entender que hay un orden de prioridad nuevo, diferente del que hasta ahora había seguido. María ha intuido que hay una “parte mejor” a la que hay que dar el primer lugar. Todo lo demás viene después, como una corriente de agua que brota de la fuente. Y así nos preguntamos: ¿qué es esta “parte mejor”? Es la escucha de las palabras de Jesús. Dice el Evangelio. «María, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra» (v. 39). Notamos: no escuchaba de pie, haciendo otras cosas, sino que estaba sentada a los pies de Jesús. Ha entendido que Él no es un huésped como los demás. A primera vista parece que ha venido a recibir, porque necesita comida y alojamiento, pero en realidad, el Maestro ha venido para donarse a sí mismo mediante su palabra.

La palabra de Jesús no es abstracta, es una enseñanza que toca y moldea la vida, la cambia, la libera de las opacidades del mal, satisface e infunde una alegría que no pasa: la palabra de Jesús es la parte mejor, la que había elegido María. Por eso ella le da el primer lugar: se detiene y escucha. El resto vendrá después. Esto no quita nada al valor del esfuerzo práctico, pero eso no debe preceder, sino brotar de la escucha de la palabra de Jesús, debe estar animado por su Espíritu. De lo contrario, se reduce a un afanarse y agitarse por muchas cosas, se reduce a un activismo estéril.

Hermanos y hermanas, aprovechemos este tiempo de vacaciones, para detenernos y ponernos a la escucha de Jesús. Hoy cuesta cada vez más trabajo encontrar momentos libres para meditar. Para muchas personas los ritmos de trabajo son frenéticos, extenuantes. El periodo veraniego puede ser valioso también para abrir el Evangelio y leerlo lentamente, sin prisa, un pasaje cada día, un pequeño pasaje del Evangelio. Y esto hace entrar en esta dinámica de Jesús. Dejémonos interrogar por esas páginas, preguntándonos cómo está yendo nuestra vida, mi vida, si está en línea con lo que dice Jesús o no tanto. En particular, preguntémonos: cuando empiezo el día, ¿me lanzo de cabeza a las cosas que tengo que hacer o busco primero la inspiración en la Palabra de Dios? A veces nosotros empezamos los días automáticamente, a hacer las cosas… como las gallinas. No. Debemos empezar los días en primer lugar mirando al Señor, tomando su Palabra, breve, pero que sea esta la inspiración del día. Si por la mañana salimos de casa teniendo en mente una palabra de Jesús, seguramente el día adquirirá un tono marcado por esa palabra, que tiene el poder de orientar nuestras acciones según lo que quiere el Señor.

Que la Virgen María nos enseñe a elegir la parte mejor, que no nos quitarán nunca.

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