NO DESCUIDEN EL PAPEL ESENCIAL DE LA RELIGIÓN EN LA EDUCACIÓN DE LAS PERSONAS: PALABRAS DEL PAPA A LA DELEGACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE NOTRE DAME (01/02/2024)

El Papa Francisco recibió en audiencia en la Sala Clementina, este 1º de febrero, al Presidente y al Consejo de Administración de la Universidad de Notre Dame, Universidad católica de Indiana, a quienes recordó los tres lenguajes de “cabeza, corazón y manos” para llevar a cabo su misión. El Pontífice animó a promover entre los estudiantes “el compromiso con las necesidades de las comunidades desfavorecidas” y exhortó a los educadores a ayudar a los jóvenes a “soñar” y a “cultivar la apertura a todo lo que es verdadero, bueno y bello”. Compartimos a continuación el texto del mensaje del Papa, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Les doy una calurosa bienvenida a todos ustedes, a su Presidente, el Padre John Jenkins, a los miembros del Board of Trustees de la Universidad de Notre Dame y a las autoridades académicas.

Desde su fundación, la Universidad de Notre Dame se ha dedicado a aumentar la misión de la Iglesia de anunciar el Evangelio a través de la formación de cada persona en todas sus dimensiones. De hecho, como decía el Beato Basil Moreau, «la educación cristiana es el arte de conducir a los jóvenes hacia la plenitud». ¡Y no solo con la cabeza! Los tres lenguajes: de la cabeza, del corazón y de las manos. Este es el secreto de la educación: que se piense lo que se siente y se hace, que se sienta lo que se piensa y se hace, que se haga a lo que se siente y se piensa. Éste es el núcleo, no lo olviden. Y al respecto, quisiera reflexionar un momento con ustedes sobre estos tres lenguajes: los de la cabeza, del corazón y de las manos. Ellos, en conjunto, forman un horizonte dentro del cual las comunidades académicas católicas pueden ocuparse en formar personalidades sólidas y bien integradas, cuya visión de la vida esté animada por las enseñanzas de Cristo.

Primero: la cabeza. Por su propia naturaleza, las universidades católicas se esfuerzan en buscar el desarrollo del conocimiento a través del estudio académico y la investigación. En El Mundo globalizado, esto implica la necesidad de un enfoque colaborativo e interdisciplinario, que una varios campos de estudio e investigación. Los esfuerzos educativos emprendidos por las instituciones católicas, de hecho, se fundamentan en la firme convicción de la intrínseca armonía entre fe y razón, de la cual brota la relevancia del mensaje cristiano para todos los ámbitos de la vida, personal y social. Como consecuencia, tanto los educadores como los estudiantes están llamados a apreciar cada vez más, además del valor del aprendizaje en general, la riqueza de la tradición intelectual católica en particular. Existe una tradición intelectual, eso no quiere decir cerrazón, no, ¡es apertura! Existe una tradición intelectual que debemos conservar y siempre hacer crecer.

La tarea de una universidad católica, sin embargo, no es sólo la de desarrollar la mente, la cabeza: debe ensanchar el corazón. Si se piensa y no se siente ya no somos humanos. Toda la comunidad universitaria está llamada por ello a acompañar a las personas, sobre todo a los jóvenes, con sabiduría y respeto, en los senderos de la vida y a ayudarles a cultivar una apertura hacia todo lo que es verdadero, bueno y bello. Esto requiere establecer relaciones genuinas entre educadores y estudiantes, para que puedan caminar juntos y comprender las preguntas, las necesidades y los sueños más profundos de la vida. Les dejo una pregunta, pero cada uno de ustedes responderá después: ¿ustedes ayudan a los jóvenes a soñar? Dejo la pregunta. Significa también promover el diálogo y la cultura del encuentro, para que todos puedan aprender a reconocer, apreciar y amar a cada uno como hermano y hermana y, ante todo, como hijo amado de Dios. A propósito, no podemos olvidar el papel esencial de la religión en la educación del corazón de la persona. Por eso me alegro de que la Universidad de Notre Dame se caracterice por una atmósfera que permite a alumnos, docentes y personal crecer espiritualmente y dar testimonio de la alegría del Evangelio, de su fuerza transformadora para la sociedad y de su capacidad de dar a cada persona esta fuerza para afrontar con sabiduría los desafíos de nuestro tiempo.

Finalmente: las manos. Cabeza, corazón y manos. La educación católica nos compromete, entre otras cosas, a construir un mundo mejor, enseñando la mutua convivencia, la solidaridad fraterna y la paz. No podemos permanecer encerrados dentro de los muros o las fronteras de nuestras instituciones, sino que debemos esforzarnos por salir hacia las periferias, para encontrar y servir a Cristo en nuestro prójimo. Al respecto, animo los continuos esfuerzos que la Universidad realiza para promover en sus estudiantes el compromiso solidario con los necesitados de las comunidades más desfavorecidas.

Queridos hermanos y hermanas, expreso mi gratitud por su servicio generoso al ayudar a Notre Dame a permanecer constantemente fiel a su carácter único y a su identidad de institución católica de instrucción superior. Al mismo tiempo, espero que sus contribuciones sigan valorando su herencia de sólida educación católica y le permitan ser en la sociedad, como deseaba su fundador, el padre Edward Sorin, “un poderoso medio para el bien”.

Les agradezco una vez más por esta visita. Encomiendo a la intercesión de la Virgen a toda la comunidad de Notre Dame y a todos aquellos que apoyan su misión. Invoco sobre ustedes y sobre sus familias los dones divinos de sabiduría, alegría y paz, y de corazón los bendigo. Por favor, no se olviden de orar por mí. Gracias.

Comentarios