ES IMPORTANTE PRESERVAR LOS FONDOS AUDIOVISUALES DE LA IGLESIA: MENSAJE DEL PAPA A LA FUNDACIÓN MEMORIAS AUDIOVISUALES DEL CATOLICISMO (02/05/2023)

El Papa Francisco pide el compromiso de toda la comunidad eclesial para preservar los fondos audiovisuales históricos de la Iglesia: un patrimonio que hay que conservar y ordenar según criterios científicos. Después de haber tratado ya el tema en una entrevista con don Dario Viganò, concedida para el libro “Lo sguardo porta del cuore” (La mirada, puerta del corazón), el Santo Padre volvió sobre el tema en un mensaje enviado este 2 de mayo – fechado el pasado 3 de marzo – a la recién fundada Fundación italiana MAC (Memorias Audiovisuales del Catolicismo), presidida por el mismo Viganò, creada “para responder a la urgencia cultural de la recuperación, conservación y valoración del patrimonio histórico audiovisual y del patrimonio documental ligado a él, relativo al catolicismo”. Compartimos a continuación el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Al Presidente y a los miembros del Consejo de Administración y del Comité Científico de la Fundación Memorias Audiovisuales del Catolicismo:

En ocasión de su institución, deseo dirigir mi deseo paternal de buen trabajo y mi caluroso ánimo a los miembros de la Fundación Memorias Audiovisuales del Catolicismo, a su Presidente, al Consejo de Administración y el Comité Científico.

Los objetivos que su fundación pretende seguir responden a una verdadera urgencia cultural para toda la Iglesia. Recientemente, en la entrevista concedida a Mons. Viganò para su libro La mirada, puerta del corazón, insistí en la importancia de un mayor esfuerzo por parte de toda la comunidad eclesial, y en particular de la Santa Sede, en el cuidado de nuestra «memoria de imágenes». Las fuentes audiovisuales se han vuelto, además, huellas históricas centrales de nuestro pasado reciente: «Vivimos en el tiempo de la imagen – decía en la entrevista – y este tipo de documentos hoy se ha convertido para nuestra historia, y se convertirá cada vez más, en un complemento permanente de la documentación escrita. Por lo demás, se trata de documentos de carácter intrínsecamente universal porque trascienden los confines lingüísticos y culturales y pueden ser comprendidos con inmediatez por todos». Al mismo tiempo, subrayaba cómo, aún siendo un patrimonio reciente, las fuentes son un patrimonio frágil, que necesita constantes cuidados: la iglesia católica desafortunadamente ya ha perdido gran parte de la documentación audiovisual que relata su historia de los siglos XIX y XX, debido a la falta de cuidado y de recursos y capacidades.

Por estos motivos recibo con gran alegría el nacimiento de una Fundación como la de ustedes, que se plantea como objetivo principal la recuperación, la preservación y la valoración del patrimonio histórico audiovisual y documental vinculado a éste, relativo al catolicismo. Me parece significativo que su institución, gracias a la participación de las más importantes instituciones archivísticas, de cineteca y académicas, proponga una visión y un método fundados en el hecho de compartir el patrimonio y en las más altas capacidades y recursos al servicio de la transmisión de la memoria audiovisual del catolicismo. Tal horizonte puede señalar una dirección para toda la Iglesia. Colocándome en el surco de mis predecesores, que mostraron un «cuidado extremadamente vigilante» en la «conservación y transmisión a las futuras generaciones de la memoria del Pontificado y de la obra de la Santa Sede» (Juan Pablo II, Motu Proprio El cuidado extremadamente vigilante), imaginé un camino que rápidamente pueda conducir al nacimiento de una institución que «funcione como Archivo Central para la conservación permanente y ordenada según criterios científicos, de los fondos históricos y audiovisuales de los organismos de la Santa Sede y la Iglesia universal» (La mirada, puerta del corazón, p. 20).

Me parece por tanto importante captar estas conexiones así como, finalmente, subrayar que el inicio de su trabajo se ubica con el fondo de una importante celebración, los sesenta años de la aprobación del decreto conciliar Inter Mirifica, que enumera entre los maravillosos dones de Dios los instrumentos de comunicación social, comprendidos, entonces, también los medios audiovisuales. Como remarcaba en el mensaje para el 30º aniversario de la institución del Centro Televisivo Vaticano, «las palabras de los Padres Conciliares nos parecen proféticas; ellas subrayaban justamente qué importante es el uso de estos medios, de manera que “como sal y luz fecunden e iluminen al mundo”, llevando la luz de Jesucristo y contribuyendo al progreso de toda la humanidad». Desde entonces, la tecnología de los medios audiovisuales ha viajado a gran velocidad, creando, hasta hace unos pocos años, una cantidad inimaginable de sonidos e imágenes, que documentan la historia del mundo y de la Iglesia. Hoy, por tanto, es también el tiempo de detenerse a recoger y custodiar este enorme patrimonio audiovisual para iniciar un nuevo y gran proceso de construcción de una memoria colectiva.

Que el Señor les ayude a realizar sus importantes objetivos, permitiendo así a los historiadores del futuro releer la historia más reciente del catolicismo en toda su complejidad. De corazón los bendigo.

Ciudad del Vaticano, 3 de marzo 2023.

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