DEMOS GRACIAS Y SUPLIQUEMOS EL DON DE LA UNIDAD: PALABRAS DEL PAPA A SU SANTIDAD TAWADROS II (11/05/2023)

Un paso más en el camino de la unidad de los cristianos fue el encuentro privado del Obispo de Roma con Su Santidad Tawadros II, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Copta, este 11 de mayo por la mañana en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano. El Pontífice anunció que, con el consentimiento de Tawadros II, 21 mártires coptos asesinados en Libia en 2015 serán incluidos en el Martirologio Romano como signo de la comunión espiritual que une a nuestras dos Iglesias. Transcribimos a continuación las palabras del Papa, traducidas del italiano:

Santidad, queridos hermanos en Cristo:

«¡Este es el día que ha hecho el Señor: alegrémonos y exultemos por ello!». Es con esta aclamación pascual que, hace cincuenta años, el Papa San Pablo VI recibió en la Basílica de San Pedro a su venerado predecesor, el Papa Shenouda III. Es con la misma aclamación que le recibo hoy, amado hermano y querido amigo Tawadros. Le agradezco de corazón por haber aceptado mi invitación a conmemorar juntos el jubileo de este histórico evento de 1973, así como también el décimo aniversario de nuestro primer encuentro en 2013.

En el camino ecuménico, es importante mirar siempre hacia adelante. Cultivando en el corazón una sana impaciencia y un ardiente deseo de unidad, debemos estar, como el apóstol Pablo, “inclinados hacia el futuro” (cf. Fil 3, 13) y preguntarnos continuamente: “Quanta est nobis via?” – ¿Cuánto camino nos falta recorrer? Sin embargo es necesario también hacer memoria, sobre todo en los momentos de desánimo, para alegrarnos por el camino ya recorrido y recurrir al fervor de los pioneros que nos han precedido. Mirar hacia adelante y hacer memoria. Sin embargo, sin duda es también un deber mirar hacia lo alto, para agradecer al Señor por los pasos realizados y suplicarle que nos haga el don de la ansiada unidad.

Agradecer y suplicar. Este es el objetivo de nuestra conmemoración de este día. El encuentro de nuestros predecesores, ocurrido en Roma del 9 al 13 de mayo de 1973, marcó una etapa histórica en las relaciones entre la Sede de San Pedro y la Sede de San Marcos. Fue el primer encuentro entre un Papa de la Iglesia copta ortodoxa y un Obispo de Roma. Marcó también el fin de una controversia teológica surgida en el Concilio de Calcedonia, gracias a la firma, el 10 de mayo del ‘73, de una memorable declaración cristológica común, que sirvió a continuación como inspiración para acuerdos similares con otras Iglesias ortodoxas orientales.

El encuentro llevó a la creación de la Comisión mixta internacional entre la Iglesia católica y la Iglesia copta ortodoxa, que en 1979 adoptó los pioneros Principios para guiar la búsqueda de la unidad entre la Iglesia católica y la Iglesia copta ortodoxa, firmados por el Papa San Pablo VI y

el Papa Shenouda III, en los cuales se afirmaba, con palabras proféticas, que «la unidad que imaginamos no significa la absorción de uno por parte del otro o el dominio de uno sobre el otro. Está al servicio de cada uno para ayudarlo a vivir mejor los dones específicos que ha recibido del Espíritu de Dios».

Esta Comisión mixta después abrió el camino al nacimiento de un fecundo diálogo teológico entre la Iglesia católica y toda la familia de las Iglesias ortodoxas orientales, que tuvo su primer encuentro en 2004 en El Cairo, hospedado por Su Santidad Shenouda. Agradezco a la Iglesia copta ortodoxa por su compromiso en este diálogo teológico. También estoy agradecido con Su Santidad por la fraterna atención que sigue reservando a la Iglesia copta católica, cercanía que ha encontrado expresiones dignas de alabanza en la creación del Consejo Nacional de Iglesias Cristianas en Egipto.

Como puede verse, el encuentro de nuestros ilustres predecesores nunca ha dejado de dar frutos en el camino de nuestras Iglesias hacia la plena comunión. Es también un recuerdo del encuentro de 1973 que Su Santidad vino a verme aquí por primera vez el 10 de mayo de 2013, pocos meses después de su entronización y pocas semanas después del inicio de mi pontificado. En tal ocasión usted propuso celebrar cada 10 de mayo el “Día de la amistad entre coptos y católicos”, que desde entonces se celebra puntualmente por nuestras Iglesias.

Cuando se habla de amistad me viene a la mente el famoso icono copto del siglo VIII que muestra al Señor apoyando la mano en la espalda de su amigo, el santo monje Mena de Egipto. Este icono es muchas veces llamado “icono de la amistad”, porque el Señor parece querer acompañar a su amigo y caminar con él. De manera similar, los vínculos de amistad entre nuestras iglesias están enraizados en la amistad de Jesucristo mismo con todos sus discípulos que él mismo llama “amigos” (cf. Jn 15, 15) y a quienes acompañan su camino, como hizo con los peregrinos de Emaús.

En este camino de amistad somos también acompañados por mártires, que dan testimonio de que «nadie tiene un amor más grande que este: dar la vida por sus amigos» (Jn 15, 13). No tengo palabras para expresar mi gratitud por el don precioso de una reliquia de los mártires coptos asesinados en Libia el 15 de febrero de 2015. Estos mártires fueron bautizados no solo en el agua y el Espíritu, sino también en la sangre, una sangre que es semilla de unidad para todos los seguidores de Cristo. Me alegra anunciar hoy que, con la autorización de Su Santidad, estos 21 mártires serán insertados en el Martirologio Romano como signo de la comunión espiritual que une a nuestras dos Iglesias.

Que la oración de los mártires coptos, unida a la de la Theotokos, siga haciendo crecer en la amistad a nuestras Iglesias, hasta el día bendito en que podremos celebrar juntos en el mismo altar y comulgar del mismo Cuerpo y Sangre del Salvador, «para que el mundo crea» (Jn 17, 21).

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