BUDISTAS Y CRISTIANOS JUNTOS PARA SANAR LAS HERIDAS DE LA HUMANIDAD: MENSAJE DEL DICASTERIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO A LOS BUDISTAS POR LA FIESTA DEL VESAK (21/04/2023)

El Dicasterio para el Diálogo Interreligioso publicó este 21 de abril un mensaje con ocasión de la fiesta del Vesak 2023, en la que los budistas celebran el nacimiento, la iluminación y la muerte de su maestro, subrayando que la compasión ofrecida sin discriminación es la cura que sana los males de toda persona. Un mundo vulnerable en demasiados aspectos – pobreza, violencia, esclavitud, odio religioso y nacionalista – y formas de aliviar el sufrimiento dictadas por una sensibilidad religiosa, que se traduce en el ejercicio del karuna, la compasión hacia todos los seres según Buda, o del ágape, el amor desinteresado traído y enseñado por Cristo, dice el mensaje, fechado el pasado 16 de abril, cuyo texto transcribimos a continuación, traducido del inglés:

Budistas y cristianos:
Curar las heridas de la humanidad y de la tierra con Karuna y Ágape

Queridos amigos budistas:

Este Dicasterio, anteriormente conocido como Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, les envía sus cordiales saludos en ocasión del Vesak, un momento de fiesta en que celebran el nacimiento, la iluminación y la muerte del Buda. Que esta fiesta pueda inspirarles una vez más a continuar su búsqueda de comprensión de la naturaleza del duhkha, de las condiciones que lo causan y de cómo puede superarse.

La vida tiene su parte de sufrimiento y heridas, y las ocasiones de fiesta pueden proporcionar la necesaria distancia de nuestra rutina cotidiana para enfrentarlas con una nueva conciencia. La mayor capacidad de comunicación del mundo globalizado de hoy nos ha hecho conscientes de que los problemas que enfrentamos no están aislados, sino que son el resultado de tensiones y males que involucran a toda la humanidad. Las heridas que afligen al mundo son muchas: la pobreza, la discriminación y la violencia; la indiferencia hacia los pobres, la esclavitud derivada de modelos de desarrollo que no respetan la persona humana y a la naturaleza; el odio motivado y alimentado por extremismos religiosos y nacionalistas; y sobre todo, una actitud de desesperación hacia la vida que se expresa a través de distintos tipos de ansiedad y dependencia. Todas estas realidades ponen dolorosamente al desnudo nuestra común vulnerabilidad.

La clara conciencia de esta vulnerabilidad compartida requiere nuevas formas de solidaridad plasmadas desde nuestras respectivas tradiciones religiosas, a las que miramos para encontrar “respuestas a los enigmas sin solución de la condición humana que agitan profundamente el corazón de los hombres” (cf. Nostra Aetate 1). Ya que somos una única familia humana, estamos todos vinculados unos a los otros como hermanos y hermanas, cohabitantes interdependientes de la tierra. Estamos navegando en la misma barca, “donde los problemas de una persona son los problemas de todos. Una vez más nos damos cuenta de que nadie se salva solo; podemos salvarnos sólo juntos” (Papa Francisco, Fratelli Tutti, 32). Por este motivo consideramos oportuno recordar el potencial de nuestras respectivas tradiciones religiosas para ofrecer remedios capaces de curar nuestras graves heridas y las de nuestras familias, de nuestras naciones y nuestro planeta.

Queridos amigos budistas, ustedes ofrecen la curación encarnando el karuna – la compasión hacia todos los seres, enseñada por el Buda (Sutta Nipata 1.8, Sutta Nipata 2.4) o actuando de manera desinteresada como hizo el Bodhisattva, que renunció a entrar en el Nirvana y se quedó en el mundo para ocuparse en aliviar el sufrimiento de todos los seres hasta su liberación. El Buda describe así a la persona completamente formada por el karuna: “habita con la mente acompañada por la compasión, impregnando una dirección. También una segunda dirección. También una tercera dirección. También una cuarta dirección. Así por arriba, por abajo, alrededor, por todos lados, identificándose con todos, él habita impregnando el mundo de todos (los seres) con la mente acompañada por la compasión, extendida, sublime, ilimitada, sin enemistad, sin mala voluntad” (Abhidhamma Pitakaya Vibhanga b). Aquellos que habitan con la mente acompañada por la compasión ofrecen un antídoto a las crisis globales que hemos mencionado, ofreciendo una compasión completa en respuesta a los males extendidos e interconectados.

De la misma forma, para los cristianos no hay remedio más eficaz que la práctica del ágape (amor desinteresado), la gran herencia que Jesús dejó a sus seguidores. Jesús ofrece a sus discípulos el don del amor divino – el ágape –y les enseña a amarse los unos a los otros (cf. Jn 15, 13). Él da el ejemplo de un hombre entregó para curar a un extranjero, enemigo de su pueblo, que había sido víctima de los ladrones: “Un samaritano, mientras caminaba, llegó donde se encontraba aquel hombre y cuando lo vio, tuvo compasión de él, fue a su encuentro y le vendó las heridas, derramando sobre ellas aceite y vino; después lo hizo subir sobre su cabalgadura y lo llevó a una posada, cuidando de él” (Lc 10, 33-34). El samaritano demuestra una cercanía concreta a la persona necesitada.

Quisiera reiterar el llamado del Papa Francisco a servir a los demás con compasión, a amar concretamente, no de manera abstracta, con un amor que “es gracia, generosidad, deseo de proximidad y no duda en entregarse y sacrificarse por las criaturas amadas. La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias” (Mensaje para la Cuaresma 2014). Del mismo modo, el énfasis colocado por el Buda sobre el adiestramiento del corazón es particularmente valioso en el momento en el que avanzamos juntos en nuestros esfuerzos por favorecer la curación: “Desarrollen la meditación sobre la compasión; porque cuando desarrollen la meditación sobre la compasión, toda crueldad será abandonada” (Maharahulovada Sutta - MN 62).

Esforcémonos por vivir con mayor amor y compasión y trabajemos juntos para construir un mundo más justo, pacífico y unido. Que puedan “irradiar amor sin fronteras hacia el mundo entero – arriba, abajo y a través – sin obstáculos, sin mala voluntad, sin enemistad” (Karaniya Metta Sutta, Sn. 1.8). Y que puedan gozar, queridos hermanos y hermanas budistas, de abundantes bendiciones y de la alegría de contribuir en la curación de las heridas de la sociedad y de la Tierra, nuestra casa común.

Desde el Vaticano, 16 abril 2023

Miguel Ángel Cardenal Ayuso Guixot, MCCJ
Prefecto

Mons. Indunil Janakaratne Kodithuwakku Kankanamalage
Secretario

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