GRACIAS POR SU PRESENCIA DISCRETA PERO EFECTIVA: PALABRAS DEL PAPA AL PERSONAL DE SEGURIDAD DEL VATICANO (08/02/2020)

El Papa Francisco recibió en audiencia al personal de la Inspección de Seguridad Pública del Vaticano. Se trata de un encuentro que forma parte de una tradición “hermosa y consolidada” que se lleva a cabo todos los años y en la que el Papa expresa su gratitud “por su precioso trabajo”. Durante el encuentro – que tuvo lugar este 8 de febrero a las 11:15 horas en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano – el Papa dirigió su particular agradecimiento al Prefecto por el llamado que hizo “al valor de la coherencia”: “¡Dios nos ayude a todos en esto!” expresó el Obispo de Roma. Compartimos a continuación el texto completo de su intervención, traducido del italiano:

Señor jefe de la policía, señor prefecto y señor director, queridos funcionarios y agentes:

Forma parte de una bella y consolidada tradición este encuentro, al inicio del año, entre el Sucesor de Pedro y ustedes, que forman la Inspección de Seguridad Pública en el Vaticano. Agradezco al Prefecto Gabrielli por su palabras, en particular por el llamado al valor de la coherencia. ¡Que Dios nos ayude a todos en esto! Los acojo con placer, sobre todo para expresar una vez más a cada uno de ustedes mi gratitud por su precioso trabajo. El 2020 ya está avanzado, pero deseo igualmente ofrecerles mis deseos para este año que el Señor nos da. Que pueda ser un tiempo de serenidad y de paz, para ustedes y para sus familias.

Su servicio a la Santa Sede y al Estado de la Ciudad del Vaticano reviste un significado y un valor peculiares. No es fácil relacionarse cada día con los turistas y los peregrinos que visitan la Plaza y la Basílica de San Pedro y los Museos Vaticanos, o que vienen para encontrarse con el Papa. En la variedad de situaciones, ustedes están llamados a conjugar sus exigencias con las indispensables reglas del orden público y del tranquilo desarrollo de la vida alrededor de la Ciudad del Vaticano y a los lugares sagrados para la fe católica. Y su trabajo es además importante en ocasión de mis visitas pastorales a Roma y en Italia, dondequiera que me conduce el ejercicio del ministerio. ¡Hasta ahora muchas veces he podido constatar en persona su presencia discreta además de atenta y eficaz! Quiero subrayar esto: eficaz y atenta, pero discreta. Y esto habla del alto nivel humano. Por esto, muchas gracias.

Su trabajo, además de la competencia y profesionalismo, manifiesta el amor sincero y el fiel vínculo a la Sede Apostólica. De todo, especialmente de su servicio cotidiano, desarrollado de manera encomiable, les reconozco personalmente; y en esta circunstancia intento renovarles mi estimación por el espíritu que lo anima. La constante cooperación con la Gendarmería Vaticana lo hace aún más eficaz y meritorio.

Queridos amigos, el placer de reencontrarnos en este encuentro casi familiar se traduce por mi parte en oración y deseo. Al inicio del año, confío a la materna intercesión de la Virgen María las intenciones que llevan en el corazón, para que el Señor bendiga toda su actividad y toda su vida, los ideales, los propósitos, las aspiraciones. Que la Virgen proteja de manera particular a sus hijos y sus ancianos, y ayude a sus seres queridos que viven momentos de dificultad.

Renuevo el deseo de que su compromiso cotidiano, a veces no exento de riesgos, sea siempre animado por la flama de la fe, de la esperanza y de la caridad. Una flama humilde, sencilla pero genuina.

Lleven mis deseos también a sus familiares en casa. Para todos invoco del Señor la prosperidad, la concordia y la paz. Bendigo a todos ustedes y a su trabajo; y les pido, por favor, orar por mí. ¡Gracias!

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