DIOS ES EL PROTAGONISTA DEL BIEN QUE HAY EN NOSOTROS: PALABRAS DEL PAPA A SACERDOTES ORTODOXOS (21/02/2020)

Al mediodía de este 21 de febrero, el Papa Francisco recibió en la Sala de los Papas a los participantes de la visita de estudio de jóvenes sacerdotes y monjes de las Iglesias Ortodoxas Orientales. Dirigiéndose a ellos les dijo: “cuando nosotros los cristianos de diferentes Iglesias nos visitamos, reunidos en el amor del Señor, tenemos la gracia de intercambiar estos dones. Podemos acoger lo que el Espíritu ha sembrado en el otro como un regalo para nosotros”. Compartimos a continuación el texto completo pronunciado por el Papa, traducido del italiano:

Queridos hermanos:

«Gracia y paz a ustedes de parte de Dios, Padre nuestro y del Señor Jesucristo» (2 Cor 1,2). Con estas palabras del Apóstol Pablo deseo ofrecerles mi afectuosa bienvenida y manifestarles la alegría que me da su visita. Saludo cordialmente al Arzobispo Barsamian y al Obispo El-Soryani, que los acompañan. A través de ustedes quisiera también dirigir un saludo particular a mis venerables y queridos hermanos, cabezas de las Iglesias Ortodoxas Orientales.

Una visita es siempre un intercambio de dones. Cuando la Madre de Dios visitó a Isabel, compartió con ella la alegría por el don de Dios que había recibido. E Isabel, acogiendo el saludo de María que hizo exultar al niño en su vientre, fue colmada del don del Espíritu Santo y dio a su prima su bendición (cf. Lc 1, 39-42). Como María e Isabel, las Iglesias llevan dentro de sí varios dones del Espíritu, para ser compartidos para la alegría y el bien recíproco. Así, cuando nosotros los cristianos de diferentes Iglesias nos visitamos, encontrándonos en el amor del Señor, tenemos la gracia de intercambiar estos dones. Podemos acoger lo que el Espíritu ha sembrado en el otro como un don para nosotros. En este sentido, su visita no es solamente una ocasión para profundizar en el conocimiento de la Iglesia Católica, sino que es también para nosotros católicos, una oportunidad para acoger el don del Espíritu que está en ustedes. Su presencia nos permite este intercambio de dones y es motivo de alegría.

Dice de nuevo el Apóstol Pablo: «Doy gracias continuamente a mi Dios por ustedes, a causa de la gracia de Dios que les ha sido dada» (1 Cor 1,4). También yo hoy doy gracias por el mismo motivo, por la gracia de Dios que les ha sido dada. Todo parte de aquí, de ver la gracia, de reconocer la obra gratuita de Dios, de creer que es Él, el protagonista del bien que hay en nosotros. Esta es la belleza de la mirada cristiana sobre la vida. Y es también la perspectiva con la cual acoger al hermano, como el Apóstol enseña. Estoy entonces agradecido por ustedes, por la gracia que han acogido en la vida y en sus tradiciones, por el sí de su sacerdocio y de su vida monástica, por el testimonio dado por sus Iglesias ortodoxas orientales, Iglesias que han sellado con la sangre la fe en Cristo y que siguen siendo semillas de fe y de esperanza incluso en regiones a menudo marcadas, por desgracia, por la violencia y la guerra.

Espero que cada uno de ustedes haya podido tener una experiencia positiva de la Iglesia Católica y de la ciudad de Roma y que aquí se hayan sentido no huéspedes, sino hermanos. El Señor está contento por esto, por la fraternidad entre nosotros. ¡Que esta visita suya, y las que con la ayuda de Dios puedan seguir, den placer y gloria al Señor! Que su presencia se convierta en una pequeña semilla fecunda para hacer germinar la comunión visible entre nosotros, esa unidad plena que Jesús ardientemente desea (cf. Jn 17, 21).

Queridos hermanos, mientras renuevo mi agradecimiento cordial por su visita, les aseguro el recuerdo en la oración y confío también en el suyo por mí y por mi ministerio. Qué el Señor los bendiga y que la Madre de Dios los proteja. Y, si les parece, cada uno en su propia lengua, podemos rezar juntos el Padre Nuestro.

Comentarios