SITUAR A LA PERSONA HUMANA EN EL CENTRO DE LA POLÍTICA: MENSAJE DEL PAPA AL FORO ECONÓMICO MUNDIAL DE DAVOS (21/01/2020)

La reunión anual del Foro Económico Mundial se lleva a cabo en Davos, Suiza, en su quincuagésima edición, del 21 al 24 enero de este 2020. Convoca a jefes de estado, políticos, empresarios, académicos, representantes de la sociedad civil y asociaciones no gubernamentales. El Papa Francisco se hizo presente con un mensaje dado a conocer el día de hoy y dirigido al Profesor Klaus Schwab, Presidente Ejecutivo del encuentro, a través del cual quiso enviar sus saludos y asegurar su oración por todos los que participan en el mismo. “Todos somos miembros de la única familia humana”: de allí emana “el deber moral de cuidar unos de otros” y, por este motivo, “es necesario situar a la persona humana en el centro mismo de la política”, dice el Papa Francisco en el texto que a continuación transcribimos completo, traducido del original en inglés:

Al Profesor Klaus Schwab, Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial:

Mientras el Foro Económico Mundial celebra su quincuagésimo aniversario, envío saludos y buenos deseos en oración a todos los que participan en la reunión de este año. Les agradezco por su invitación a participar y he pedido al Cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, que asista como representante de la Santa Sede.
En estos años, el Foro Económico Mundial ha ofrecido una oportunidad para el compromiso de distintos creadores de negocios en explorar formas innovadoras y eficaces de construir un mundo mejor. También ha proporcionado un escenario donde la voluntad política y la cooperación mutua puedan ser guiadas y reforzadas para superar el aislamiento, el individualismo y la colonización ideológica que tristemente caracteriza en mucho el debate actual.

A la luz de los desafíos cada vez más numerosos e interrelacionados que afectan a nuestro mundo (cf. Laudato Si’, 138 ss.), el tema elegido para este año – Creadores de negocios para un mundo coherente y sustentable – apunta a la necesidad de un mayor compromiso a todos niveles para abordar con más eficacia las diversas cuestiones que enfrenta la humanidad. A lo largo de las últimas cinco décadas, hemos sido testigos de transformaciones geopolíticas y cambios significativos, desde la economía y los mercados laborales hasta la tecnología digital y el medio ambiente. Muchos de estos acontecimientos han beneficiado a la humanidad, mientras que otros han tenido efectos adversos y han creado significativas lagunas de desarrollo. Mientras que los desafíos de hoy no son los mismos que los de hace medio siglo, una serie de características siguen siendo relevantes al comenzar una nueva década.

La consideración primordial, que nunca debe olvidarse, es que todos somos miembros de la única familia humana. La obligación moral de cuidar unos de otros surge de este hecho, así como el principio correlativo de situar a la persona humana, en lugar de la mera búsqueda de poder o beneficio, en el centro de la política pública. Este deber, incumbe tanto a los sectores empresariales como a los gobiernos, y es indispensable en la búsqueda de soluciones equitativas a los desafíos que enfrentamos. Como resultado es necesario ir más allá de enfoques tecnológicos o económicos de corto plazo y tener plenamente en cuenta la dimensión ética en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales o en la propuesta de iniciativas para el futuro.

Con demasiada frecuencia visiones materialistas o utilitarias, a veces ocultas, a veces aplaudidas, conducen a prácticas y estructuras motivadas en gran parte, o incluso únicamente, por el interés propio. Éstas típicamente consideran a los demás como medios para alcanzar un fin y conllevan la falta de solidaridad y de caridad, que a su vez da lugar a la verdadera injusticia, mientras que un desarrollo humano verdaderamente integral puede prosperar solamente cuando todos los miembros de la familia humana son incluidos y contribuyen en la búsqueda del bien común. Cuando se busca el verdadero progreso, no olvidemos que atropellar la dignidad de otra persona es de hecho debilitar el propio valor.

En mi Carta Encíclica Laudato Si’, llamé la atención sobre la importancia de una “ecología integral” que tenga en cuenta la totalidad de las implicaciones de la complejidad y de las interconexiones de nuestra casa común. Este enfoque ético renovado e integrado requiere “un humanismo capaz de convocar a los distintos campos del conocimiento, incluida la economía, al servicio de una visión más integral e integradora” (ibíd., 141).

Reconociendo los logros de los pasados cincuenta años, es mi esperanza que los participantes en el Foro de hoy, y en los que se celebrarán en el futuro, tengan presente la alta responsabilidad moral que tiene cada uno de nosotros al buscar el desarrollo integral de todos nuestros hermanos y hermanas, incluidos los de las generaciones futuras. Que sus discusiones conduzcan a un crecimiento en la solidaridad, especialmente con los más necesitados, que experimentan la injusticia social y económica y cuya existencia misma está incluso amenazada.

A los participantes en el Foro renuevo mis buenos deseos en la oración para un encuentro fructífero e invoco sobre todos ustedes las bendiciones de sabiduría de Dios.

Desde el Vaticano, 15 de enero de 2020

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