INVITACIÓN A RENOVAR SU MISIÓN Y SERVICIO EN EL MUNDO: PALABRAS DE LEÓN XIV A MIEMBROS DE DIVERSAS CONGREGACIONES RELIGIOSAS (12/07/2025)

El Papa León XIV recibió este 12 de julio en el Patio del Palacio Apostólico en Castel Gandolfo a Superiores y Superioras Generales, miembros de consejos y representantes de Congregaciones Religiosas reunidos en Capítulos y Asambleas. Estuvieron presentes representantes del Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras (PIME), de las Hermanas Filipinas, de la Orden de Religiosos de las Maestras Pías Venerinas, Maestre Pie Venerini, de las Hijas de la Iglesia, de los Salesianos Oblatos del Sagrado Corazón, de las Hermanas Franciscanas Angeline, del Instituto Oblato de Jesús y María y de las Hijas de María Religiosas de las Escuelas Pías (Escolapias). El Santo Padre expresó su cercanía, gratitud y aliento a quienes, con su vida consagrada, siguen contribuyendo de manera silenciosa pero fundamental a la vida de la Iglesia y de la sociedad. Compartimos a continuación el texto de su discurso, traducido del italiano:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡La paz esté con ustedes!

Bienvenidos todos. Sentémonos y reflexionemos un poco juntos.

Queridos hermanos y hermanas:

Con alegría les doy la bienvenida, en ocasión de sus Capítulos y Asambleas. Saludo a los Superiores y Superioras Generales, a los miembros de los Consejos, a todos ustedes.

Se han reunido para orar, discutir entre ustedes y reflexionar juntos sobre lo que el Señor les pide para el futuro. Sus Fundadores y Fundadoras, dóciles a la acción del Espíritu Santo, les han dejado en herencia carismas distintos para la edificación del Cuerpo de Cristo (cf. Ef 4, 11-12); y precisamente para que este último crezca según los designios de Dios, la Iglesia les pide el servicio que están realizando (cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Perfectae caritatis, 4).

Sus respectivos Institutos encarnan aspectos complementarios entre ellos de la vida y la acción de todo el Pueblo de Dios: la ofrenda de sí mismo en unión al Sacrificio de Cristo, la misión ad gentes, el amor a la Iglesia custodiado y transmitido, la educación y la formación de los jóvenes. Se trata de caminos distintos con los que se expresa de manera carismática la única y eterna realidad que las anima a todas: el amor de Dios por la humanidad.

Como es común, además, cada una de sus Congregaciones ha identificado ángulos particulares, a la luz de los cuales poder releer la herencia recibida, para actualizar sus contenidos. También estas pistas de trabajo, que eligieron durante el tiempo de la preparación, en la oración y la escucha mutua, son un don precioso como fruto del Espíritu. Es Él quien, a través de la aportación de muchos, bajo la guía de los pastores, «ayuda a la comunidad cristiana a caminar en la caridad hacia la plena verdad (cf. Jn 16, 13)» (Benedicto XVI, Homilía en la Misa de apertura de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, 13 de mayo 2007). Han formulado, así, líneas-guía que contienen llamados fundamentales: renovar un auténtico espíritu misionero, hacer propios los sentimientos “que fueron de Cristo” (cf. Fil 2, 5), arraigar la esperanza en Dios (cf. Is 40, 31), mantener viva en el corazón la flama del Espíritu (cf. 1 Tes 5, 16-19), promover la paz, cultivar la corresponsabilidad pastoral en las iglesias locales y mucho más. Afianzarlas y recordarlas juntos, en este momento, nos ayuda a captar la riqueza de nuestro ser en comunidad, en particular como religiosos, religiosas, comprometidos en la misma maravillosa aventura de «seguir a Cristo más de cerca» (Catecismo de la Iglesia Católica, 916).

Que esto pueda renovar y confirmar en todos nosotros la conciencia y la alegría de ser Iglesia, y en particular impulsarlos a ustedes, en el discernimiento capitular, pensar en grande, como teselas unidas de un diseño que los supera y los involucra más allá de sus propias expectativas: el proyecto de salvación con el que Dios quiere conducir hacia Él a toda la humanidad, como una sola gran familia (cf. Francisco, Audiencia General, 29 de mayo 2013). Es este el espíritu con el que nacieron sus institutos y es este el horizonte en el cual hay que colocar de todos los esfuerzos, para que contribuyan, a través de pequeñas luces, para difundir sobre toda la tierra la luz de Cristo que nunca se extingue (cf. Misal Romano, Pregón Pascual).

Muy queridos todos, pidamos juntos al Señor que seamos dóciles a la voz de su Espíritu, que “enseña todas las cosas” (cf. Jn 14, 26) y que, sin su ayuda, en nuestra debilidad, ni siquiera sabemos qué es conveniente pedir (cf. Rom 8, 26).

Gracias a ustedes por su trabajo y su presencia fiel en tantas partes del mundo. Los bendigo de corazón y pido por ustedes.

Gracias.

Oremos juntos:

[Padre Nuestro]

[Bendición]

¡Gracias a todos ustedes!

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