SEAN SIGNO DE LA ACOGIDA DE LA IGLESIA: PALABRAS DEL PAPA A LOS RECLUTAS DE LA GUARDIA SUIZA (06/05/2021)

Con sus antiguos uniformes que perfuman de historia, fidelidad y amor al Papa, la Guardia Suiza sigue ofreciendo hoy un precioso servicio hecho de devoción y espiritualidad. Es un tiempo, explicó el Papa Francisco a los nuevos reclutas recibidos en el Vaticano, para comprender también la vocación de vida. El Pontífice, al reunirse con ellos antes del juramento de la tarde de este 6 de mayo, destacó la “cortesía y disponibilidad” que muestran a quienes se acercan a ellos con una petición, una pregunta o un simple saludo. Transcribimos a continuación, el texto de sus palabras, traducido del italiano:

Queridos oficiales y miembros de la Guardia Suiza, queridos miembros de la familia:

En ocasión del juramento de los reclutas me alegra acogerlos en la casa del Sucesor de Pedro. Saludo al Coronel Christoph Graf, que dirige con gran dedicación el Cuerpo de la Guardia Suiza, al Capellán, a los Oficiales y Suboficiales y a todos los miembros del Cuerpo. Doy la bienvenida a los padres que se unen a esta fiesta: su presencia atestigua el apego de muchos católicos suizos a la Iglesia, y en particular a la Sede de Pedro.

Los lugares donde los nuevos reclutas son llamados a prestar su servicio están cargados de historia; desde el momento de la creación de la Guardia Suiza Pontificia, muchos jóvenes han cumplido con compromiso y fidelidad esa particular misión que el Cuerpo sigue desempeñando hoy. Algunos han llegado al punto de sacrificar la propia vida para defender al Papa.

Como bien saben, las funciones de la Guardia Suiza, aunque revestidas de carácter militar, constituyen un servicio especial al Sumo Pontífice y a la Sede Apostólica en beneficio de toda la Iglesia. Por eso es motivo de gran aprecio el hecho de que los jóvenes decidan dedicar algunos años de su vida a la generosa disponibilidad al Sucesor de Pedro y a la comunidad eclesial. A veces el Señor llama a algunos de ustedes a seguirle por el camino del sacerdocio o de la vida consagrada, encontrando un terreno disponible cultivado precisamente durante el tiempo de servicio en la Guardia. Otros, en cambio, siguen la vocación conyugal y forman su propia familia. Agradezco con ustedes al Señor, fuente de todo bien, por los diversos dones y vocaciones que les confía, y hago oración para que también cuantos ahora comienzan su servicio respondan plenamente a la llamada de Cristo, siguiéndole con fiel generosidad.

Esta circunstancia me ofrece la oportunidad de agradecer públicamente a todos los miembros de la Guardia Suiza por el diligente cumplimiento de su servicio. Aprecio mucho su capacidad de conjugar los aspectos profesionales y espirituales, expresando así su devoción y fidelidad a la Sede Apostólica. Por su parte, los peregrinos y turistas que vienen a Roma tienen la oportunidad de experimentar la cortesía y la disponibilidad de los guardias en las distintas entradas de la Ciudad del Vaticano. No olviden nunca estas cualidades, que representan un bello testimonio y son el signo de la hospitalidad de la Iglesia.

Dirijo mis sinceras felicitaciones a los jóvenes reclutas y espero que puedan tener fructíferas experiencias espirituales y humanas tanto en el Vaticano como en la ciudad de Roma. Que estos años que pasaran aquí sean ocasión para profundizar en su fe y en un amor aún más fuerte por la Iglesia. Los acompaño con mi oración y les agradezco por haber elegido poner a disposición del Sucesor de Pedro algunos años de su vida. Ustedes también, por favor, oren por mí.

Con estos sentimientos, les deseo una feliz fiesta y de corazón imparto la Bendición Apostólica a ustedes aquí presentes y a todo el Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia.

Comentarios