FOMENTAR EL PROCESO DE PAZ PARA CONSTRUIR UNA SOCIEDAD JUSTA: MENSAJE DEL PAPA A PARTICIPANTES EN UNA REUNIÓN ACERCA DE LA CRISIS EN SIRIA E IRAK (10/12/2020)

El Papa Francisco envió, este 10 de diciembre, un video mensaje a los participantes en el Encuentro de solidaridad con Siria, Irak y los países limítrofes, organizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. “Es necesario buscar que la presencia cristiana, en estas tierras, continúe siendo lo que siempre ha sido: un signo de paz, de progreso, de desarrollo y de reconciliación entre las personas y los pueblos”, dice el Papa en su mensaje. Compartimos a continuación el texto del mensaje, traducido del italiano:

Queridos amigos:

Es con alegría que les dirijo este saludo afectuoso durante este encuentro organizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, junto a otras instancias de la Santa Sede, para discutir y reflexionar sobre los gravísimos problemas que todavía hoy afligen a las amadas poblaciones de Siria, Irak y países limítrofes.

Todo esfuerzo – pequeño o grande – realizado para favorecer el proceso de paz, es como poner un ladrillo en la construcción de una sociedad justa, que se abra a la acogida, y donde todos puedan encontrar un lugar para vivir en paz. Mi pensamiento se dirige sobre todo a las personas que han debido dejar sus propias casas para huir de los horrores de la guerra, en la búsqueda de condiciones de vida mejor para sí y para sus seres queridos. En particular, recuerdo a los cristianos obligados a abandonar los lugares donde nacieron y crecieron, donde se desarrolló y enriqueció su fe. Es necesario buscar que la presencia cristiana, en estas tierras, continúe siendo lo que siempre ha sido: un signo de paz, de progreso, de desarrollo y de reconciliación entre las personas y los pueblos.

En segundo lugar, mi pensamiento se dirige a los refugiados que quieren entrar de nuevo en sus países. Dirijo un llamado a la comunidad internacional, para que se realice cualquier esfuerzo para favorecer este regreso, garantizando las condiciones de seguridad y las condiciones económicas necesarias para que ello suceda. Cada gesto, cada esfuerzo en esta dirección es precioso.

Una última reflexión sobre la obra de las agencias católicas que están comprometidas con las ayudas humanitarias. Un pensamiento de ánimo a todos ustedes, que, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano, se esfuerzan sin reservas para acoger, cuidar, acompañar a los migrantes y los desplazados en estas tierras, sin distinción de credo y de pertenencia. Como he dicho muchas veces, la Iglesia no es una ONG. Nuestra acción caritativa debe estar inspirada por y en el Evangelio. Estas ayudas deben ser un signo tangible de la caridad de una Iglesia local que ayuda a otra Iglesia que está sufriendo, a través de estos medios maravillosos que son las agencias católicas de ayuda humanitaria y de desarrollo. ¡Una Iglesia que ayuda a otra Iglesia!

Para terminar, quiero hacerles saber que cuando se encuentran trabajando en estos lugares, ¡no están solos! Toda la Iglesia se hace uno, para ir al encuentro del hombre herido que se topó con los bandidos en el camino de Jerusalén a Jericó. En su trabajo, los acompañará siempre mi bendición, que hoy les imparto con gusto, para que este encuentro lleve a sus países frutos abundantes de prosperidad, de desarrollo y de paz, para una vida nueva. ¡Gracias!

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